Opinión
Mirador político

Villarruel en su laberinto

El Gobierno libertario abunda en extravagancias, pero algunas de las más notables proceden de la vicepresidente Victoria Villarruel, enfrentada con el presidente Javier Milei “porque la excluyó del oficialismo”. Esto ha dado lugar a una larga saga de enojos y fallidos intentos de apaciguamiento, todos públicos y potenciado por los medios y las redes.

Las peleas verbales no han tenido, sin embargo, ninguna repercusión sobre el poder real ni sobre la marcha del Gobierno. Sólo jueguito para la tribuna y el aprovechamiento ocasional del periodismo opositor para desgastar al Presidente sin, hasta ahora, efecto real. Un enfrentamiento de esa naturaleza hubiese generado una grave crisis en cualquier democracia desarrollada, pero en este caso sólo provee de materia prima a los tuiteros.

Otro de los rasgos desconcertantes del conflicto es el sentido de la oportunidad de Villarruel. Alejada de las decisiones del Ejecutivo, optó por manifestar su descontento con críticas al Presidente y su gabinete y alardes de autonomía. El resultado adverso para ella era más que previsible porque eligió enfrentarlo cuando Milei está en el tope de su popularidad.

Otra duda es si la vice tiene alguna estrategia planificada que no abuse del zigzag. Un día dice que no está participando en ningún armado político y que cuando lo haga será donde le indique Milei y tres semanas más tarde manda a decir que “no descarta” un armado propio para 2027. Al margen de que hacer planes para 2027 antes de conocerse el resultado de 2025 es un despropósito, una operación de prensa de ese calibre sólo puede derivar en más encono de la Casa Rosada, esto es, en más aislamiento y más desgaste para ella. Logra la atención de los medios pero por el peor camino: peleándose con otros políticos.

Pero su estrategia de comunicación genera directamente asombro cuando se queja de ganar “dos chirolas” (unos tres millones de pesos) en medio de un ajuste homérico que ha deteriorado fuerte los salarios.

El Gobierno podrá decir lo contrario, pero las encuestas señalan como uno de los principales problemas el de no llegar a fin de mes. Sólo alguien que se mueve por los salones en otros tiempos lujosos pero hoy bastante fanés del Senado de la Nación, puede opinar que ese ingreso es poco, aunque haya funcionarios de la Cámara con ingresos no muy lejanos a esa cifra.

Haciendo semejante declaración, Villarruel expuso un flanco para que Milei la considerara “desconectada” de la realidad del resto de los argentinos y la calificara de “casta”. No se la pudo hacer más fácil.

Por último, pero no por eso menos importante, Villarruel no sólo está aislada del Gobierno y carece de inserción territorial sino que tampoco entra en ningún proyecto del círculo rojo. Entre los poderes “de facto” nadie apuesta hoy a la sucesión, aunque muchos tengan cuentas pendientes con Milei. La marcha de la economía lo ha blindado políticamente.