"El Universo Futurista 1909-1936", una exhibición con más de doscientas obras provenientes del Museo di Arte Moderna de Trento e Rovereto de Italia, que revela el furor creativo de los futuristas en cada una de las disciplinas que abordaron -a cien años de la creación de ese movimiento- abrió sus puertas ayer en la Fundación Proa.
El Manifiesto Futurista -la vanguardia que proclamó los avances tecnológicos en detrimento de la tradición cultural- fue publicado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti en 1909 y alentaba el ruido de los automóviles, la aparición de las industrias, la metamorfosis de las grandes ciudades.
DE EXPERIMENTACION
"El futurismo se basa en la completa renovación de la sensibilidad humana, ocurrida como consecuencia de los grandes descubrimientos científicos", proclamaba Marinetti (1876-1944) en el texto aparecido el 20 de febrero de 1909 en Le Figaro de París, donde también elogiaba "la belleza de la velocidad".
Durante el recorrido de la muestra, se vuelve emblemática la pintura de Tullio Crali "Introduciéndose en lo habitado", que muestra la vertiginosa óptica de una aviador sobrevolando una gran urbe, entre decenas de altísimo edificios, en una imagen de gran dinámica, pero también angulosa y robótica, todas características claves de este movimiento.
Las obras o los objetos con los que experimentaban los futuristas "debían tener elementos mecánicos, moverse, hacer ruido, ser luminosos, tenías que apelar a todos los sentidos", dispara la curadora de la muestra, la italiana Gabriella Belli.
Lo cierto es que el futurismo "proclamaba una gran evolución en el arte, en la vida y para la vida" resume la curadora, por eso es que sus principios fueron aplicados en las artes visuales, la literatura, el cine, la arquitectura, el teatro, la danza, la cocina e incluso la moda.
A lo largo de cuatro salas del edificio ubicado en La Boca, la muestra enhebra una gran cantidad de piezas que se dividen en sectores como pintura y escultura, una sección destacada sobre la fotografía y otra relevante sobre la literatura y su revolución textual y tipográfica
LOS VISIONARIOS
"Un aspecto en el que fueron visionarios y el tiempo les ha dado la razón es en la arquitectura", admite Belli, y aclara que en el campo de la escritura fue "donde más se divirtieron, al experimentar con la escritura sonora" e incluso planificaron gustos para la moda y la decoración: "la ropa debía ser mecánica, angulosa y dinámica, que era su gran obsesión".
El recorrido incluye un gran número de fotografías, que los futuristas "consideraban un arte menor, por no contar con la intervención directa del artista", un libro realizado con láminas de metal y varios "textos que eran recitados en las veladas futuristas. En ese sentido, ellos fueron los inventores del arte performático".
Con respecto al teatro, los futuristas lo consideraban "un laboratorio en miniatura de la vida, donde podían experimentar sobre la escenografía, la coreografía, el vestuario, el movimiento, las acciones, la danza, el texto poético", enumera la italiana.
Un apartado documental de la muestra se dedica a dar cuenta de los viajes de Marinetti a la Argentina, Brasil y Uruguay a principios del siglo XX (en 1926 y 1936) para difundir el movimiento, una cronología exhaustiva realizada por la investigadora Cecilia Rabossi.
REPERCUSION LOCAL
En esta sección se reflejan las repercusiones en nuestro país de esas visitas, el encuentro de Marinetti con los integrantes del periódico Martín Fierro -que encarnaban la vanguardia local- e incluye una serie de obras del platense Emilio Pettoruti, quien fuera reconocido como el artista futurista latinoamericano.
"Futurismo no es futuro. Futurismo no es exceso de modernidad. Futurismo quiere decir acontecimiento artístico único. Libre. Fascinación por el presente. Por el rumbo irreversible del "progreso". Una visión del mundo: un sistema de creación puesto al servicio de las novedades, ignorando el pasado", sostiene Belli en el catálogo de la exposición.
"El Universo Futurista. 1909-1936" se verá en la Fundación Proa, Avenida Pedro de Mendoza 1929 (y Caminito), en el barrio de La Boca, hasta el 4 de julio, de martes a domingos de 11 a 19 (lunes cerrado).