Tras la entrevista publicada por La Prensa a la doctora Roxana Bruno hace 15 días, la inmunóloga fue consultada por gran número de medios de comunicación pero también fue objeto de cuestionamientos, incluso por parte de la Sociedad Argentina de Inmunología (SAI). Sin embargo, la especialista responde que se omite información sobre potenciales riesgos a largo plazo de la vacuna contra el coronavirus.
“Hago investigación independiente. No trabajo para nadie. Quizás por eso me puedo permitir semejante atrevimiento de hablar, de disentir o cuestionar cómo se deja de dar información”, expresó en una entrevista con La Prensa.
Consultada sobre cómo tomó las críticas y descalificaciones hacia su persona, la inmunóloga aclaró que no las vivió como algo personal sino como “un sesgo comunicacional por el cual se le da a la población información parcial. Se incrementa la mortalidad o la letalidad del virus, se trata a las personas como inmunosuprimidas que no van a poder enfrentarse naturalmente a la infección, se les dice que la única forma es que se mantengan aisladas de sus seres queridos, se les dice que hasta que no venga la vacuna, no va a haber solución y que es la vacuna o la muerte”.
En efecto, el comunicado de la SAI sostiene que “para volver a una vida parecida a la que teníamos, el desarrollo de vacunas contra Sars-CoV-2 es una necesidad absoluta”.
Respecto del documento de esta sociedad científica, Bruno opinó: “Mucha credibilidad al comunicado no le doy. No está firmado por nadie. Me parece que no puede venir de la SAI porque las aseveraciones que hace demostrarían un cierto desconocimiento de la historia del desarrollo de una vacuna para coronavirus”.
- ¿Cuál es esa historia?
- Comenzó a principios de 2003, después del primer brote de Sars-1, en noviembre de 2002, en la provincia de Guandong, en China. En ese momento empezó una carrera para desarrollar una vacuna contra el coronavirus que he venido siguiendo desde entonces. Y, en el medio, han habido otras epidemias (la de MERS, en Arabia Saudita que también fue un virus del tipo Sars y la actual). Son tres epidemias que ocurren con coronavirus entre noviembre de 2002 y diciembre de 2019. En ese lapso laboratorios chinos, estadounidenses y europeos intentaron desarrollar una vacuna. Había por lo menos unas 30 vacunas candidatas. Parte importante de la historia es que en los cuatro mejores candidatos para vacuna se buscaron modelos animales, que no funcionaron.
- ¿En qué fallaron esos modelos?
- En el mejor modelo animal, que fue el de los hurones (porque desarrollan una enfermedad pulmonar similar a la humana), cuando se los inoculó a estos animales con la vacuna contra el coronavirus, tuvieron una respuesta de anticuerpos muy buena. Pero, luego, cuando los hurones fueron expuestos al virus natural, es decir cuando se reinfectaron, desarrollaron una inflamación de todos sus órganos y se murieron.
- La SAI menciona que se hicieron estudios preclínicos en ratones y en primates no humanos y cita tres estudios.
- En el caso del modelo animal en ratones sucede que la enfermedad que desarrollan por coronavirus es hepatitis, no sufre una afección pulmonar similar a la del humano. Entonces no se puede probar si la vacuna es efectiva o no porque el ratón no se enferma de neumonía. El que enferma de neumonía es el hurón.
- ¿Y qué sucede en primates no humanos?
- En primates no humanos pasó lo mismo. Hicieron el experimento en dos macacos. Los infectaron con un Sars aislado de pacientes. Uno desarrolló una enfermedad pulmonar. El otro, una erupción cutánea. La comunidad científica rechazó el estudio porque no se pueden sacar resultados de dos monos. Muchos investigadores dijeron que el modelo animal no era lo suficientemente sólido como para decir que era válido.
- El comunicado también cita un estudio publicado en The Lancet para sostener la afirmación de que los estudios clínicos de fase I y II realizados en este tiempo han demostrado aceptables niveles de seguridad e inmunogenicidad.
- Parece que no lo han leído con el cuidado necesario. Ese es un ensayo controlado de fase I y II realizado en Reino Unido con adultos sanos de entre 18 y 55 años. Es la vacuna de adenovirus de chimpancés que expresa la proteína S del Sars-CoV-2. Tiene 10 participantes. ¡10! El protocolo tiene una enmienda por la cual permite administrar paracetamol profiláctico antes de la vacunación. Es decir, para minimizar cualquier síntoma inflamatorio o cualquier reacción. En el estudio dan una dosis de la vacuna y a los 28 días dan la segunda. Y hacen el seguimiento de seguridad de la vacuna solamente durante 28 días posteriores a la vacunación. Evalúan respuesta humoral, tanto al inicio como al final de la vacunación.
- ¿Qué es la respuesta humoral?
- Miran en la sangre si hacen anticuerpos mediante el método ELISA, es decir inmunoglobulinas totales contra la proteína S. Hacen también in vitro ensayos de neutralización del virus y miran respuesta celular. O sea, si tienen células T. Ahí se termina el ensayo clínico por ahora.
Dicen que hay respuesta inflamatoria, dolor en el lugar de la inyección, dolor de cabeza, decaimiento, un montón de síntomas, que no son muy graves. Pero la pregunta más importante es: ¿Reinfectaron a esas 10 personas con coronavirus para saber la respuesta in vivo y para constatar si se corresponde con lo que se vio en los hurones? La respuesta es no.
- Se desconoce qué les pasaría a esas 10 personas en caso de que se expusieran al virus real.
- Exactamente. No se sabe si no se desencadenará lo que se conoce como mejora inmunológica paradójica, como se observó en los hurones. Es decir que a pesar de que tienen una gran respuesta de anticuerpos, al exponerse al virus real en lugar de estar protegidos, la vacuna mejora la capacidad del virus para enfermarlo o incluso para matarlo.
- ¿Existen antecedentes de vacunas desarrolladas de urgencia?
- En la década de 1960 intentaron desarrollar una vacuna para el virus sincitial respiratorio sin probarla en animales y dos niños murieron en Estados Unidos. La FDA se basó en la respuesta de anticuerpos para autorizarla. Renunciaron a esa vacuna. Fue una vergüenza para la FDA y para el NIH. Algo similar ocurrió con vacunas rápidas, en 1977 y en 2010, contra la gripe porcina. En esos casos la tuvieron que retirar porque los pacientes vacunados empeoraron. Las vacunas rápidas nunca han funcionado. Es necesario que se recuerde la historia.
-¿Qué es lo que hay que saber de las vacunas candidatas?
- Lo más importante es que este modelo de vacunas podría producir efectos secundarios graves a largo plazo. Podría. El ensayo de The Lancet evaluó la seguridad durante 28 días posteriores a la vacunación y nada más. El ensayo clínico supuestamente sigue abierto, pero no sabemos hasta cuándo.
- ¿Qué efectos?
- No solamente la posibilidad de dar una respuesta inmunológica paradójica, como ya expliqué, sino que además podría causar problemas que tienen que ver con el RNA mensajero. Porque al inyectar RNA mensajero se va a estimular a las células para fabricar las proteínas del virus. Las proteínas imitarían a las que se encuentran en el Sars-CoV-2. Pero ninguna vacuna ha tenido antes a las propias células del cuerpo produciendo las proteínas virales para generar inmunidad. ¿Qué podría salir mal? Que se presenten reacciones inflamatorias locales y sistémicas y que puedan estimular anticuerpos autorreactivos y autoinmunidad. Además, también puede desarrollar coágulos sanguíneos y edemas. Todos esto es producto de la inflamación sistémica y se asemejan a los síntomas graves del Covid.
Además, el RNA mensajero es una vacuna que funciona a nivel genético. Podría llegar a integrarse en el ADN. Dicen ellos que no, que el adenovirus no lo va a hacer. Sin embargo, el RNA mensajero es inflamatorio, es regulador de la transcripción, y entonces podría funcionar, podría actuar como un control epigenético de la expresión génica.
- ¿Y qué significa esto último?
- Que puede modificar la expresión de los genes, lo cual podría llevar a desarrollar enfermedades autoinmunes y enfermedades crónicas degenerativas. Por otra parte, el receptor de la proteína recombinante S, la proteína de las espículas del virus, dicen ellos en el comunicado que es el homólogo de la enzima convertidora de angiotensina (por sus siglas, ACE2). Pero la expresión del receptor ACE2 en pulmón es prácticamente nula. La mayor expresión del receptor está en testículo. Y los resultados de inmunizar ratones con esta proteína S han sido hasta ahora la esterilidad de los ratones, en un 97%. Eso no se puede convalidar o no en 28 días.
- ¿Qué les diría a las personas que la tildan de “antivacunas”?
- Puedo aceptar la etiqueta de “antivacunas” cuando se trata de vacunas recombinantes, transgénicas, que se saltan las fases preclínicas en animales, que pasan directamente a la experimentación en humanos y que no respetan los dos o tres años de seguimiento posterior por la posibilidad de aparición de efectos graves a largo plazo. Pero no soy antivacunas cuando las vacunas siguen la lógica del sistema inmunitario natural.
- ¿Cómo ha recibido las críticas? ¿Se siente agraviada?
- Me han agraviado. Me han descalificado en muchísimos medios y blogs y en las redes. Pero no lo vivo como algo contra mi persona. Sino que me doy cuenta que se ha instalado un relato del miedo, un relato único, autoritario. Hemos tratado de dar una visión diferente, de dar los fundamentos científicos, pero lamentablemente no se nos ha escuchado. En las comisiones del Congreso no se ha debatido y para nosotros era importantísimo que esto se lleve a las Comisiones de Salud del Congreso. ¿Cómo va a llamar el presidente a las empresas para que vengan a probar la vacuna acá? ¿Qué comisión del congreso evaluó los riesgos? ¿Evaluó las posibilidades de que la vacuna salga mal? Es delicado.
Respecto de la SAI, hay que hacer más énfasis en lo que no mencionan de lo que yo he dicho y no tanto en lo que mencionan. Por ejemplo, no han mencionado nada de la inmunidad legal que piden las empresas farmacéuticas productoras de la vacuna.
Pero si uno guarda la distancia y se dedica a estudiar de manera epidemiológica, si uno mira la evolución de la infección en los otros países, si uno sigue la verdadera evolución de la enfermedad, sin miedo, y sin ese pánico que instalan desde los medios, se da cuenta que en realidad los países han ido saliendo adelante. El propio Reino Unido ya acepta que tiene inmunidad colectiva para hacer frente a una segunda ola de coronavirus, cuando ellos mismos habían dicho que la inmunidad de rebaño no iba a servir y no escucharon a los científicos que les recomendaban no hacer cuarentena.
REVISION NECESARIA
Sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas candidatas contra el coronavirus, también se expresó el doctor Luis Marcelo Martínez, médico genetista, mágister en ingeniería genética y biología molecular, quien preside la Sociedad Argentina de Genética Médica, aunque aclaró que sus declaraciones son a título personal y no institucional.
- ¿Qué es lo que tenemos que saber de estas vacunas de acuerdo con la revisión de estudios que usted hizo?
- Mediante esta revisión advertimos que la molécula planteada como puerta de entrada del virus al organismo, según su descubridora y otros investigadores, tiene expresión principal en el testículo y tiene una fuerte relación con la fertilidad y la reproducción humana. Todo esto está, desde luego, avalado por literatura científica.
Es dudoso que dicha enzima natural del organismo (ACE2) sea la puerta de entrada de un virus respiratorio. Entonces, si la vacuna tiene material genético, la función de esta molécula podría verse interferida y la esterilidad sería esperable como un efecto adverso.
- ¿Qué posibilidades hay de que las vacunas alteren genéticamente nuestro ADN?
- Es posible. Debemos diferenciar que existen tres vacunas candidatas: la vacuna vectorizada, la vacuna génica y la vacuna a virus atenuado. La vectorizada utiliza el adenovirus como vector para introducir secuencias génicas en el genoma humano y el objetivo sería que las propias células del organismo sinteticen moléculas proteicas virales. De este modo, se estimula la producción de anticuerpos. Pero es poco probable que esto ocurra considerando que la propia maquinaria de síntesis celular del organismo produciría una molécula con pocas posibilidades de estimular la respuesta inmune esperada.
- ¿Qué características tiene la vacuna génica?
- La vacuna génica utiliza ARN y, dependiendo de las secuencias de estos fragmentos, se pueden esperar diferentes respuestas, entre ellas el silenciamiento del gen que codifica para la enzima ACE2.
- ¿Cómo funciona la vacuna a virus atenuado, como es el caso de la vacuna china?
- La consideraría mejor opción pero es necesario tener en cuenta que para producir una vacuna a virus atenuado es necesario disponer del virus aislado y purificado. Las publicaciones científicas no han enunciado procesos completos de “aislamientos y purificación viral” hasta alrededor de mayo de 2020. Asumiendo que dichos aislamientos fuesen exitosos, estamos hablando de tiempos muy acotados para producir una vacuna que cumpla con las fases habituales antes de poder aprobarse.
- ¿Qué enfermedades puede desencadenar la modificación genética producida por una vacuna?
- Las principales son las autoinmunes y otras por control epigenético.
- ¿Eso ocurre cuando se introduce en el organismo un adenovirus con capacidad de modificar la genética?
- Sí o cuando introducís secuencias génicas extrañas. El organismo reacciona contra ese ADN y puede producir anticuerpos contra el ADN propio y, a partir de ahí, tener reacciones de autoinmunidad. De hecho, se observan con cualquier vacuna en general. No estaríamos planteando efectos adversos desconocidos, sino que es mucho de lo que está documentado con la mayoría de las vacunas. Pero, en este caso, el mayor riesgo potencial es la función que cumple la enzima ACE2 en el organismo humano. Es decir, la posibilidad de esterilización es real y, de hecho, ya se está observando en animales de experimentación. Los ratones sobre los que probaron no desarrollaron ni anticuerpos ni neumonía pero sí quedaron estériles.
- ¿Se considera usted “antivacunas”?
- Soy médico y me preocupo por la salud y el bienestar de mis pacientes y de la población en general. Lo único que digo es lo que está científicamente demostrado. Si las vacunas contienen metales pesados -porque los contienen- yo tengo que decir como médico cuál es el efecto de esos componentes. Si las vacunas van a tener -y tienen- material genético o células de animales, tengo que decir cuál es el efecto de esos componentes. Acá no se trata de “pro” ni de “anti”. Acá se trata de que en la medicina hay un dogma que dice “Ante todo no hacer daño”. Si vos intentás prevenir una enfermedad con las tasas de letalidad y mortalidad que se vienen observando, entonces el dogma médico ya no se cumple si es mayor el riesgo que el beneficio. Considero que la manipulación del genoma humano como intento de inmunizar a la población puede ser un proceso excesivo y del cual no disponemos evidencia científica previa en cuanto a los riesgos potenciales y magnitud de los mismos. Eso no es ni “anti” ni “pro” vacuna. Eso es medicina.