Abrazo y papelón
El jueves se realizó en la Cámara de Diputados un “conversatorio” sobre el abrazo de Perón y Balbín hace 50 años. Se anunció la presencia de funcionarios y gobernadores como Eduardo de Pedro o Gerardo Morales, pero se produjo la infausta coincidencia de que mientras de un lado de la avenida Rivadavia se evocaba la “unidad de las mayorías populares”, del otro, en el recinto, peronistas y radicales se agredían e insultaban hasta casi llegar a las manos. Cuando el periodismo fue al “conversatorio” se enteró de que era a puertas cerradas y que el único participante conocido era Juan Manuel Casella.
La presencia de Lacunza I
El martes Horacio Rodríguez Larreta difundió una foto de su posible equipo económico. Forma parte de la estrategia de dar adelantos sobre su plan de gobierno. El que manda en ese equipo es Hernán Lacunza que fue ministro de Economía en el último tramo de la gestión de Mauricio Macri. Más allá de los trascendidos sobre cuál sería el plan de Lacunza, si de ajuste fiscal y cambiario progresivo o de shock, en el corazón financiero de la “city” (bancos y aseguradoras) los que preocupa es su antecedente de haber “reperfilado” (defaulteado) la deuda interna impagable del Banco Central y del Tesoro.
La presencia de Lacunza II
Pero los que deben preocuparse por la reaparición de Lacunza no son sólo los bancos y las aseguradoras que compran el papel impreso por el gobierno (letras y bonos) que se ha convertido en una formidable bola de deuda realmente impagable. También debe preocuparse Sergio Massa que es el que vende los papeles, porque los banqueros en algún momento exigirán que Lacunza diga qué va a ser si vuelve a ser ministro. Y si Lacunza no da señales claras de que seguirá honrando la deuda, Massa se va a quedar muy solo en las licitaciones, lo que puede hacer estallar la crisis durante su gestión.
Menos tibieza te piden
La actividad que despliega Horacio Rodríguez Larreta en la puesta en marcha de su campaña no logra ocultar la duda que está acosando a algunos de sus colaboradores sobre su futuro en las urnas. Es que los últimos “focus groups” que mandó a hacer trajeron un mensaje: muchos de los participantes lo ven falto de carácter e indeciso. Lo que él considera moderación y ejercicio del diálogo es percibido como una debilidad. Los encuestados tampoco quieren que les hable de proyectos de biotecnología o de la industria del conocimiento. Quieren que dé señales claras de liderazgo y de decisión para encarar una lucha definitiva contra la inflación, la pobreza y la inseguridad.