El comienzo del año ha sido muy positivo en los mercados internacionales. Trascurridos dos meses, estamos en números azules, la bolsa estadounidense ha subido 4%, absorbiendo con un tono de optimismo los cambios en la Casa Blanca, la segunda ola del virus chino y las limitaciones al consumo en diferentes mercados. Europa se está levantando, por cierto. Y Estados Unidos con cada vez menos casos de neumonía de Wuham y en camino de franca recuperación.
Un dato vale más que mil palabras: el barril de petróleo llegó a 63 dólares, lo que equivale a un crecimiento del 40 % en lo va del año. ¿Recuerda a los agoreros que el año pasado decían que podría a esta altura valer cerca de cero? El mercado está viendo un razonable equilibrio entre oferta y demanda. Yo pienso que este año el crudo va a superar los u$s 70 y posiblemente hasta pase los u$s 80. No se asuste por las correcciones de corto plazo, es algo normal. Cualquier inversor inteligente se da cuenta que un proceso de alza siempre genera sus efectos serrucho o swing bajistas.
El Dow Jones cerró ayer en 30.932,7 puntos; el Standard & Poor’s, en 3.811,15; y el el Nasdaq bajó a 13.192,94. Wall Street tuvo una mala semana, pero en febrero las alzas fueron: Dow 3,17 %, el S&P 2,61 % y el Nasdaq del 0,93 %.
Mientras tanto, el presidente de la Reserva Federal ha dado a entender que la inflación está controlada por lo que nada cuesta deducir que las tasas bajas seguirán por un tiempo. Ahora, insisto amigos, nada sube siempre sin correcciones. Es sano para todos que el Dow quiera visitar en las próximas semanas, digamos, la zona de los 29.500. Imagínese que el mercado accionario es un tren donde algunos se bajan antes, otros después y algunos esperan antes de subirse al vagón.
Con respecto al oro, uno de mis productos favoritos, estamos en un momento correctivo, 10 % abajo en lo que va del año. Calculo que en la zona de los u$s 1.750 encontraremos un piso, desde el cual se lanzará a buscar los u$s 2.100. No me convence el argumento de que las criptomonedas han desplazado al metal precioso como refugio contra la emisión monetaria.
La segunda parte de esta nota es criptomonedas. El bitcoin tocó hace unos días los 59 mil dólares. Ahora está en baja, en torno a los 47.000. Pero no hay que asustarse, la fenomenal escalada del año pasado (¿recuerda que en el peor momento cayó a u$s 7.000) y el interés de los grandes jugadores, como Tesla o BlackRock, demuestran que no se trata de un fenómeno pasajero. Naturalmente, siempre habrá bruscos cambios de manos. Para mí, por debajo de los u$s 40.000 es una excelente oportunidad para entrar quienes aún no lo han hecho. Sigo pensando que debería llegar a los u$s 100.000. De todos es una decisión personalísima el apostar a estas novedosas formas de inversión que a la Vieja Guardia aun no convencen. Usted debe preguntarse señor y señora lectores de La Prensa: ¿A quién le creo, a Elon Musk o a Warren Buffet?
Como sea, las criptos no reemplazan las formas tradicionales de inversión, agregan una opción. Es ultra superrecomendable una cartera bien diversificada.
Sobre la Argentina, no hay mucho que decir. Son tiempos degradados. La política mete su peluda cola en todos los asuntos económicos.