Cultura
‘LA ISLA DE LA MUJER DORMIDA’ ES LA ULTIMA NOVELA DE ARTURO PEREZ-REVERTE

Una pasión crepuscular entre las atrocidades del siglo XX

Otra vez la guerra civil española da el marco a una trama de amor, aventura, espionaje y amistad. El escenario es el mar Egeo en abril de 1937.

Arturo Pérez-Reverte no se considera un “intelectual” sino apenas un “periodista que cuenta historias”. Pero eso no le impide lamentar la “demolición general” de la cultura de Occidente, donde a su juicio ya no quedan pensadores ni estadistas europeos de la talla de Churchill, De Gaulle o Berlinguer.

"El siglo XX, con todos sus horrores, para bien o para mal tuvo intelectuales lúcidos, prestigiosos, capaces de contar y de construir una Europa brillante. Pero ese siglo se acabó”, protestó en un reciente diálogo con la prensa extranjera.

La excusa era la presentación de su última novela, La isla de la mujer dormida (Alfaguara, 416 páginas) en la que por tercera vez regresa a la época de la guerra civil española.

"La gente piensa que la guerra civil española se libró solamente en España, pero no es verdad -aclaró el novelista traducido a 50 idiomas y con 27 millones de ejemplares vendidos en todo el planeta-. También se luchó en el Atlántico, en el canal de Sicilia o en el mar Egeo".

Pérez-Reverte ya ha explorado la contienda bélica disputada entre 1936 y 1939 en otras novelas como Línea de fuego (2020) o El italiano (2021), que acaba de publicar en Francia la editorial Gallimard.

En La isla de la mujer dormida la guerra es el telón de fondo de una novela de aventuras que habla de amistad entre rivales y de un triángulo amoroso, y que desvela una mirada desencantada a un mundo en el que "la línea entre el bien y el mal nunca está clara".

"Es un territorio ideológicamente ambiguo, llevado al extremo, que reivindico en un mundo como el actual, donde se impone la necesidad de posicionarse en un bando o en otro, todo es blanco o negro", apuntó el autor.

"Mis novelas son todo lo contrario -destacó-. El mes que viene cumplo 73 años con una orgullosa incertidumbre, que ha ido creciendo a medida que he ido madurando. Me enorgullece moverme en los pliegues grises del ser humano".

Para un literato que se formó entre tres bibliotecas, "con un territorio literario que va de Somerset Maugham a Stevenson, pasando por Hemingway, Conrad, Irving Wallace y Stefan Zweig, es imposible definirse".

Después de los libros, el enfrentamiento bélico constituyó para Reverte "un maestro de vida". "Eso te da una libertad de conciencia, no estás sometido a ideologías", señaló.

Lo contrario de lo que, en su opinión, ocurre en la actualidad con la evocación de aquella sangrienta pugna entre españoles. Así ha encontrado "gente que ni la vivió, ni la conoció, ni se la han contado sus testigos, (y que) están utilizando la guerra civil como herramienta de oposición y de enfrentamiento".

 

LAS CICLADAS

 

La historia de la novela transcurre en una isla imaginaria de las Cícladas donde un marino mercante medio español medio griego, Miguel Jordán Kyriazis, es enviado por el bando nacional a torpedear de forma clandestina el tráfico naval con el que la URSS envía ayuda militar a los republicanos.

Pérez-Reverte encuentra en ese mar, cuna de la cultura occidental, de la democracia y la guerra, de los dioses y la poesía, el perfecto reflejo de la condición humana, "con toda la sangre y toda la gloria, la luz y la sombra" y la mejor "escuela de vida y de memoria histórica".

"Tendemos a pensar que todo tiene solución, que la guerra tiene solución, que lo de Gaza tiene solución, que un matrimonio desgraciado tiene solución, pero a veces la vida te pone en callejones sin salida", reflexionó.

"Nos han hecho creer que vivimos en un mundo confortable y protegido y no estamos preparados para cuando viene el dolor, pero el dolor y el horror vienen siempre", agregó el autor de la popular saga del capitán Alatriste.

Por eso, alertó, "cada vez somos menos cultos" y "estamos más indefensos". Sugirió "educar a los niños en el dolor, en el horror" y dejar que vean "el mal", porque "si le tapas la boca al malo, no sabes quién es y cuando te trinca por el pescuezo no sabes cómo defenderte".

En su novela la mirada crepuscular de Pérez Reverte, quien fue corresponsal de guerra durante 21 años (1973-1994), se extiende al triángulo amoroso entre el protagonista y los dueños de la isla, un barón que simpatiza con los fascistas y su esposa, Lena, a la que define como "una mujer derrotada".

"En mi novela siempre hay una mujer que lucha en un mundo de hombres, con reglas de hombres, y que lucha de una manera heroica", observó, pero esta vez quería "una mujer derrotada, que ya no tiene una segunda oportunidad".

En su opinión, "el héroe masculino no existe si no hay una mujer que lo mire"; "es ella quien lo convierte en héroe con su mirada", y cuando ese proceso "se resquebraja" es cuando llega "el rencor, el ajuste de cuentas".

 

DESPLOME

 

El tercer eje de la historia es la amistad que mantienen dos espías de bandos opuestos, el nacional y el republicano, establecidos en Estambul. Estos hombres tienen aficiones comunes y forjan un pacto de no agresión mutua e incluso de cierta colaboración, alejados de la primera línea del frente.

Es en esa amistad entre varones donde radica la parte más luminosa del libro que, por lo demás, refleja un mundo que se desmorona y en el que Pérez-Reverte ve paralelismos con el actual, donde "hay más tontos que malvados", algo que juzga problemático porque "con el malvado, si es inteligente, puedes negociar, pero con el tonto es imposible".

En cuanto a la crisis política en España, Pérez-Reverte denuncia lo mismo que aflige al resto de Europa: "es un problema de educación, de cultura".

"Estamos demoliendo todo lo que nos da certidumbre, solidaridad, historia común -se lamentó-. Estamos asesinando a Voltaire, a Montagne, a Rousseau, a Cervantes, a Galdós, los estamos exterminando. Estamos formando generaciones de jóvenes, carentes del espíritu crítico necesario para defenderse de la mentira y la canallada”.