Opinión
Claves del peronismo

Una interna con historia

Por Marina Kabat *

Los actos del 17 de octubre escenificaron la disputa del peronismo. Cristina en La Plata siguió sin sorpresas el libreto K. Axel en Berisso apeló a la reivindicación tardía del laborismo para clavarle algunas dagas a su antigua mentora. Moreno se filmó junto a la Virgen de Luján, mientras que Victoria Villarruel quiso jugar en dos internas al mismo tiempo al inaugurar un busto de Isabelita en el senado y difundir imágenes de su encuentro en España.

Hace tiempo que no se veía una batalla simbólica semejante. Las únicas elecciones internas del peronismo, aquellas que Menem le ganó a Cafiero, este elemento no fue tan central. En cambio, sí fue un aspecto crucial del enfrentamiento que mantuvo Perón en el ‘46 con el laborismo y, más tarde, con Montoneros. En el ‘74 la juventud le reclamaba que, si Evita viviera, sería Montonera. Él, impasible, respondía que él la había inventado. Considerarla expresión de una política alternativa a la suya no era sino otra quimera de la Jota Pe.

Con el laborismo, la disputa por el origen del peronismo y su significado había sido más seria. La historia estaba fresca y el gobierno no podía aun reescribirla a su antojo. Por ejemplo, en el primer aniversario de la movilización a nadie se le ocurrió mencionar a Eva como protagonista de la jornada. Cipriano Reyes buscaba instalar la fecha como día del pueblo. Perón le ganó la pulseada y la conmemoración fue conocida como el Día de la lealtad. Ese año hubo tres actos, el oficial organizado por la CGT, con la maquinaria estatal en Plaza de Mayo. El laborista en Plaza de los dos Congresos. Y el de la organización de derecha, Alianza Libertadora Nacionalista que buscó homenajear a un militante caído un año atrás en frente del diario Crítica.

KILOMETRO CERO

Este octubre, Axel hizo veladas alusiones a aquel viejo enfrentamiento. Montó su acto en los pagos de Cipriano Reyes, que él denominó el “kilómetro cero” del peronismo, la zona de frigoríficos de donde partieron algunas de las primeras columnas que pidieron la libertad de Perón.

Ante la disyuntiva día de la lealtad/día del pueblo, Kicillof eligió una fórmula que invierte la ortodoxia: día de lealtad con el pueblo peronista. Son los dirigentes los que le deben lealtad al pueblo, y no al revés. En esta lectura, la cuna del peronismo, el “kilómetro cero”, está en las barriadas de los frigoríficos que rescataron al General, cuando estaba preso y derrotado políticamente.

La herejía axeliana no terminó ahí: frente al discurso oficial que reconoce solo dos padres del movimiento, Perón y Evita, reencarnados en Néstor y Cristina, Axel se animó a elogiar a otra figura. Habló de Doña María. Es decir, María Roldan, delegada obrera, promotora junto a Cipriano Reyes de la movilización de los obreros de la zona. Esta referencia, por elevación, mella el linaje histórico de su ex madrina política.

Con la evidencia histórica de su lado, Kicillof recuerda que no fue Eva Duarte, si no Doña María y otros como ella, quienes hicieron el 17 de octubre.

Ese desplazamiento a Cristina no debe gustarle nada. La serie Santa Evita de bastante éxito en plataforma mostraba una imagen ficcional cercana a la realidad: a Eva y a Perón se los ve más preocupados por su futuro personal en medio de su proyectado retiro político que en la instigación de movimiento alguno.

No es casual que Cristina, este año en una entrevista para el programa Gelatina, haya desafiado la visión que ofrece esta serie -y el consenso historiográfico actual- que niegan a Eva Perón cualquier rol relevante en el 17 de octubre. Cristina, sin pruebas, pero sin dudas insistió con la participación de Evita en la movilización. A su juicio, las cartas de Eva a Juan Domingo, pidiéndole que se retire de la política y organicen su vida expresan una mentira deliberada destinada a despistar a los militares que mantenían preso a su marido.

La simple mención a una obrera, protagonista real del 17 de octubre, cuestiona el mito fundacional del peronismo. Mito, que como vimos, Cristina defiende. De ahí la herejía de Axel, que anticipó la profundización de su enfrentamiento con Cristina. ¿Podrá Axel triunfar donde los laboristas fracasaron?

 

VICTIMA DEL MITO

Cipriano Reyes creyó que podía ganarle a Perón porque si él lo había instalado él podía quitarlo. En realidad, Cipriano también fue víctima del mito 17 de octubre. El poder de Perón no emanaba de la calle, sino de la elección que ganó más tarde. En esa instancia institucional el laborismo tuvo un rol secundario. Es cierto que su lista fue la que más votos traccionó para obtener la victoria. Pero, no menos cierto es que, a nivel nacional, los comités de campaña del laborismo se montaron sobre las delegaciones de la Secretaría de Trabajo y Previsión.

El laborismo intentó defender su independencia política o, al menos la sindical, pero perdió una después de otra. El mismo gobierno que había ayudado a construir limitó su accionar. En sus primeros años de gobierno, Perón estuvo más preocupado por reprimir al laborismo que al mismo comunismo. Comenzó por denegarle permisos para sus actos. Los telegramas secretos de interventores de provincias discuten con el Ministerio del Interior qué excusa emplear para prohibir las manifestaciones laboristas. Ante la resistencia, Perón usó su ala derecha, la Alianza Libertadora Nacionalista, para atacar al laborismo. Cipriano Reyes que sobrevive a atentados es finalmente encarcelado e incomunicado.

A diferencia de Cipriano Reyes, Axel tiene el contexto a su favor. Él desafía una dirección peronista que no está en el poder y que ha sido derrotada. Quien le juega en contra es el actual presidente. Milei se obstina en subir a Cristina al ring político. Justo después de que Axel confrontara con la jefa el 17 de octubre, Milei se refiere a ella y a un ataúd, forzando a todo el arco político peronista, incluido Axel, a solidarizarse con la expresidenta. En términos políticos Milei a Kicillof lo ningunea. Cada tanto hay campañas contra el gobernador en las redes. Pero se refieren a alguna medida económica: la inversión que eligió Río Negro y no la Provincia de Buenos Aires, fallos judiciales que obligan a la Argentina a pagar indemnizaciones por medidas tomadas por Axel cuando era Ministro de Economía. A Axel los liberales lo critican como economista, pero lo ignoran como adversario político.

Mientras Cristina intenta despertar a las masas para enfrentar a la cúpula partidaria, Kicillof teje su armado en las alturas. Axel Kicillof invoca a los laboristas, pero invita a la burocracia sindical a sus actos. Planea su próximo evento en San Pedro, con apoyo de gente del Momo Benegas de UATRE. A nivel retórico, apela a la rebeldía laborista para sostener su enfrentamiento con Cristina. Pero, en su construcción política, recurre a la jerarquía partidaria y la burocracia. Esta no es heredera de los laboristas, sino de los sindicatos oficiales que los desplazaron.

Ante la rebelión de antiguos subordinados que contraponen sus gestiones con la de Néstor, Cristina no puede prescindir del mito Evita. Este es parte de su capital político. “¿Y Lali y Pedro?” preguntó jocosa en la entrevista en Gelatina, sobre la posibilidad de que la pareja actuara como reencarnación de los padres fundadores del movimiento. Pero, eso fue antes de que se candidateara a dirigir el PJ. No hay lugar para las nuevas generaciones mientras la anterior siga activa. Su hijo adoptivo lo comprendió y trabaja para jubilarla.

 

* Investigadora del CONICET y autora de ‘Perónleaks, una relectura del peronismo en base a sus documentos secretos 1943-1955’. Miembro de Vía Socialista’.