En varios momentos de `La comedia es peligrosa' poco importa el bello vestuario, la cuidada escenografía o la simpática música; lo que sobresale es ese grupo de artistas que contra todo lo que se les ponga delante quiere tener su propio teatro. Para conseguirlo mentirán, urdirán, cantarán y bailarán. El final,
Gonzalo Demaría con su dramaturgia rimada -a esta altura casi una marca de fábrica- y el director Ciro Zorzoli volvieron a reunirse luego de la tan justamente valorada `Tarascones'. Y de nuevo deleitan. Sí, podrían pedirse unas luces tal vez más vistosas o algo más de música -en cantidad y en volumen-, pero la esencia de la celebración por el teatro está ahí.
UNA TROUPE
Para festejar los cien años del Cervantes -la pieza es un encargo- Demaría inventó una troupe de artistas en la época del Virreinato del Río de la Plata. Y el estilo elegido le viene bárbaro para hacernos meter en ese mundo que nos queda tan alejado: ``La escritura en verso es antinatural, de orfebrería. A mí me gusta la música y los versos tienen música'', explicó el autor en entrevistas previas al estreno para justificar las rimas tan características.
Lo cierto es que este tan particular grupo de intérpretes en un juego de roles y confusiones -se trata de una comedia de enredos a fin de cuentas- se involucra con el Virrey Vértiz -impecable Iván Moschner- a fin de conseguir su cometido. María Guerrero, la actriz española que consiguió fondos para construir la hermosa sala de Córdoba y Libertad, seguramente estaría feliz con la puesta, el estilo elegido y la narración.
RELOJERIA
Zorzoli, por su parte, se luce en la dirección de los dieciséis actores, todos bien marcados, y consigue que cada uno brille -con Paola Barrientos a la cabeza- en un verdadero trabajo de relojería.
Se los ve contentos a estos artistas. Ese deseo de encontrarse para generar un hecho poético es muy poderoso y hace recordar a los grupos -más allá del momento histórico- que buscan empecinadamente un espacio para expresar su arte. Desde ese lugar, `La comedia es peligrosa' también constituye un hermoso homenaje a los `laburantes del teatro' -vocacionales o profesionales- que aman lo que hacen y se juegan por eso.
Que hayan terminado las restricciones de aforo también da para celebrar. Y para mejor, la obra hará temporada de verano en Mar del Plata. Será, sin dudas, una linda manera de seguir el festejo.
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