Como todos los años, la Junior Chamber International, movimiento global que se inició en 1915 en Estados Unidos, preseleccionó a los 20 jóvenes más sobresalientes del mundo, con el objetivo de reconocer a los ciudadanos que impactan positivamente en sus comunidades. En la edición de 2021, en la categoría "Asuntos públicos, legales y de gobierno" figura un argentino: Daniel Tricarico.
El cofundador de la Asociación de Emprendedores de Latinoamérica y ex director de la Asociación de Emprendedores de Argentina fue un actor fundamental en la elaboración de políticas públicas para beneficiar a los emprendedores del país. En la actualidad, está desarrollando IMPACTLATAM, una plataforma para acelerar proyectos de impacto en Latinoamérica, con el objetivo es potenciar y escalar iniciativas de temáticas sociales y ambientales que sean rentables económicamente.
En el marco de la continua generación de empresas unicornio por parte de argentinos, La Prensa dialogó con Tricarico sobre las últimas novedades del sector.
-¿La Argentina es tierra de emprendedores y empresas unicornios?
-Desde mi visión, la Argentina siempre se ha destacado por ese gran talento que tenemos para sortear diferentes desafíos y obstáculos, que tienen que ver con la alta volatilidad política y económica en que vivimos. Aún así, con una de las mayores trabas en términos tributarios del mundo y con fricciones en la burocracia, seguimos sacando grandes emprendedores que generan un ecosistema atrás de ellos.
Se habla de los unicornios, como el caso de Ualá o de Tienda Nube y otros que surgieron hace poco: es tremendo que suceda, a veces parece hasta contracíclico, pero lo más importante tiene que ver con esta nueva ola de emprendedores, más allá de los unicornios, que tienen un impacto económico, pero también están resolviendo problemas sociales y/o medioambientales. A estos los llamo emprendimientos con impacto.
-¿Es un nuevo perfil de emprendedor?
-Lo más importante para esta tercera camada de emprendedores que está surgiendo es que resuelven problemas desde, para y por Latinoamérica. Eso es muy importante porque en total hay tres olas en el mundo del emprendedor. La primera es la de MercadoLibre, por ejemplo, que básicamente emulaban empresas que existían afuera, como Amazon. La segunda tiene que ver con la economía de las plataformas, como Uber, Rappi y PedidosYa. Y, creo, que hoy estamos en una tercera ola que tiene que ver con el impacto, es decir, con el propósito de cambiar una realidad que me interpela, sea social o medioambiental y generar una propuesta de valor y un modelo de negocio sostenible desde lo económico.
-¿Cómo acompañan las políticas públicas a estos emprendedores antes y post pandemia?
-En términos de política pública está la Ley Beneficio e Interés Colectivo (BIC) que reconoce esta tipificación de empresa. En 2018 logró media sanción, luego cayó el tratamiento y ahora se está intentando volver a incorporar como marco normativo. Es una Ley que no tiene exenciones ni beneficios económicos sólo tiene un reconocimiento a esta nueva tipificación de emprendedores para que haya programas y propuestas que puedan abordarlos y darles espacio desde otro lugar.
Esto vendría en complemento a las normas que ya existen, como la Ley de Emprendedores, en la que yo trabajé mucho en mí anterior rol desde la Asociación de Emprendedores de Argentina.
Pero post pandemia tenemos una creciente inequidad social en Latinoamérica, por ejemplo, el más rico gana 22 veces más que el más pobre. A esto se le agrega que el 10% del continente es pobre y de un 6% a 8% está desempleado sobre 800 millones de personas.
-¿Se amplió esa brecha regional?
-Esa creciente inequidad social tuvo varias instancias en que se amplificó a partir de la pandemia. Pero también está el tema de mitigación del cambio climático: salió en el reporte de la IPCC de la ONU que Latinoamérica es la región que más va a ser golpeada por la variación ambiental. Ya eso lo estamos viendo en Córdoba con los incendios y sequías y en la costa, con el aumento del nivel del mar. Ahí también hay que trabajar.
Entonces, yo me decidí a apoyar específicamente emprendimientos que estén resolviendo estos problemas sociales y/o medioambientales a través de soluciones innovadoras y de la tecnología. Lo que se busca es que puedan escalar y crecer en toda la región. Porque hoy, desde mi lugar, ya no basta el argumento de generar empleos, que es el objetivo del desarrollo sostenible número ocho de la ONU, sino que tenemos que ir mucho más allá. Por eso es importante no perder de vista a estas empresas de desarrollo sostenible. Este tipo de emprendimiento de impacto generan un montón de beneficios positivos más allá de la generación de empleo.
-¿Serían emprendedores que además de un impacto económico simultáneamente lo tienen en lo social y ambiental?
-Exacto. Son emprendedores como MamoTest, que democratizan el acceso al estudio de mamografía para prevenir el cáncer de mama; Pachama, que es un emprendimiento de base tecnológica con inteligencia artificial para la compensación de la huella de carbono, y otro tipo de emprendimiento que disponibilizan la transferencia de recursos y donaciones a través de cuponera sociales. Este tipo de iniciativas son claramente parte de la tercera ola y resuelven los problemas de Latinoamérica y se inspiran en las dinámicas de la región.
ADOPCION TECNOLOGIA
-En estas diferencias que existen entre países pobres y ricos en cuanto a la velocidad con que los ciudadanos adoptan la tecnología, ¿cómo ves a la Argentina?
-Hay dos temas. Argentina tiene buena penetración de lo que es infraestructura, en general en ciudades capitales, pero lo que falta es un mayor ancho de banda. Quizás internet llega, pero con menos velocidad y eso es un problema porque, a la hora de generar una propuesta de base tecnológica, no es solamente consumo de datos lo que hacés, sino que tenés que empezar a generar un producto tecnológico. Para eso necesitas mucha más accesibilidad.
Yo celebro que haya más cobertura, pero tenemos que hacer un gran trabajo de disponibilización de esos datos de mayor transferencia y de darle más capacidades para que desde cada rincón, pueblo y paraje de la Argentina se pueda desarrollar alguna de estas variables de producto tecnológico resolviendo un problema más social y/o medioambiental.
Ese, en sí, es el gran problema de Latinoamérica, en que hay accesibilidad de internet, lo que se llama índice de penetración; pero, si uno compara a algunos países de Latinoamérica con otros como Singapur u otro país desarrollado, vemos una gran diferencia en la usabilidad de los datos. Nosotros tenemos una mayor tendencia al consumo, es decir, ver videos y redes sociales. En cambio, en otros países la predisposición está en la producción.
-¿Cómo se cambia eso?
-Yo creo que hay dos variables. Una es la infraestructura y disponibilidad y la segunda, educación; es decir, poder democratizar el acceso a que desde cualquier lugar de la Argentina se pueda desarrollar una propuesta de valor y un emprendimiento que impacten en la sociedad. No importa por más chiquito que sea, sino que tiene que ver con que emprender sea accesible a todos; que la tecnología sirva para todos sin importar el rubro al que se dediquen. Para eso falta un gran trabajo, por un lado, al mostrar casos locales que de alguna forma están pasando, pero también a través de capacitaciones in situ o de poder trabajarlo desde las escuelas. Aunque todos hemos visto lo que pasó en la pandemia con la educación, que no era tan accesible al final el zoom y que había familias que tenían una sola computadora para todos y tenían la prioridad los padres, ahí sí hay aún un tema de infraestructura natural.
Otro problema es cómo educar para utilizar esos datos y que no solamente se consuma, sino también producir, lo que se llama la economía de creadores, por ejemplo, generando contenidos de YouTube hasta productos tecnológicos. Es un camino que se va desarrollando, pero siempre buscando que hay un problema social en lo local y cómo se puede resolver. Por ejemplo, hay un problema ambiental en un relleno sanitario y cómo la ciudadanía se puede poner en valor para hacer un emprendimiento económico, social y medioambiental para resolver ese problema.
-¿Cuál sería el primer paso para disminuir esta brecha en la educación para el abordaje tecnológico?
-Para mí es democratizar el acceso a la programación, que no es solamente una materia en el colegio, sino que es también a través de ferias, de casos locales, de organizar actividades, como los que se llamaban antes clubes de programaciones barriales, y poder disponibilizarlos de alguna forma mostrando que esto también es posible.
Así se repite el concepto de "hay otros en mi cuadra, hay otros en mi barrio haciendo lo mismo" en cada pueblo o paraje y desde cualquier rubro y tamaño. Porque esto es transversal a la sociedad, es decir, la tecnología es un medio, no un fin al final del día. Entonces, es un medio para liberar el potencial de los seres humanos y aumentar la capacidad de productividad, entre otros. Ahí es donde tenemos una gran deuda en términos de disponibilizar el acceso. Creo que la educación juega un valor fundamental y hoy hay muchos emprendimientos que tiene esta variable de educación, como Digital House o Coder House, entre otros más, pero son los menos. Esto tiene que llegar a cada región de la Argentina y, si bien están disponibles online, en algunos espacios se necesita una activación offline.
-Los emprendimientos tecnológicos que buscan brindar un servicio de internet a través de nanosatélites ¿impactarían en la región?
-Google trató de hacer un intento con estos globos que lanzó que, por ejemplo, disponibilizaba internet en áreas rurales de Africa. También está el Starlink, de Elon Musk, que son nano satélites y que después está, como más terrenales, el 5G, que es la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil. Ahí lo que va a generar es mayor cobertura e inclusión, y eso sería buenísimo. En Chile todavía no comenzó, pero están empezando a ver cómo es la dinámica por desarrollar. Este país tiene uno de los centros de observación espacial más importantes en Arica, en el norte, como nosotros tenemos Jujuy, por ejemplo.
La realidad es que lo que hacen es brindar mayor cobertura, pero de nuevo, en cada una de estas poblaciones en que antes no se podían conectar van a generar un cambio radical exponencial en términos de poder acceder a un montón de cosas mucho más rápido y ser más eficientes. Sin embargo, el problema siempre es el cómo; se vuelve siempre a está variable de que la tecnología es un medio y cómo vamos a estar para que eso pueda ser utilizado de mejor manera para generar empleo e impactar en temas sociales y medioambientales.
TALENTOS
-La emigración de talentos, ¿impacta a los emprendedores?
-Ahí tenemos un gran tema porque estamos hablando de talentos de programación, talento en general y de emprendedores. Donde si las variables económicas, políticas y tributarias no acompañan, hoy el talento es completamente selectivo. Si hay demasiada fricción en términos de cambio regulatorio e impositivo, entre otros, naturalmente voy a buscar otros lugares para desarrollar mi idea por más que no sea tan competitivo allí. Esto es lo que estamos viendo hoy cuando se ve que el talento es muy selectivo y, en ese sentido, creo que hay un gran trabajo para hacer. No es solamente el mandato "hay que acompañar al país", al que yo adhiero, sino también poder brindar los recursos, las herramientas y los acompañamientos, si no es cuesta arriba.
Hoy sólo 2 de cada 10 emprendimientos sobreviven los 5 años, período que se llama "el valle de la muerte". Si a eso le sumamos las variables de la pandemia y la complejidad económica y tributarias que tenemos en la Argentina, se hace bastante difícil emprender. Pero, aún así, estamos logrando unos campeones espectaculares. Sin embargo, ese talento va a comenzar naturalmente y orgánicamente a ser selectivo y buscar otras fronteras que quizás sean más amigables.
-¿Cómo ve el proyecto de ley en el Congreso que apunta a suspender las sociedades por acciones simplificadas?
-Es completamente nocivo porque la Ley de Emprendedores tiene tres fases. Una es la que se refiere a las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS). También está la crowdfounding y la otra es el fondo de fondo. Es lamentable que una norma, que tuvo apoyo de todas las fuerzas y partidos políticos, hoy por una reglamentación de la Inspección General de Justicia, que tiene básicamente cobertura sobre la ciudad de Buenos Aires y no del resto del país, estamos yendo hacia atrás en la posibilidad de generar una sociedad en 24 horas de forma online. Y eso es preocupante porque era terreno ganado en términos de poder crear nuevos emprendimientos, y mismo en mi rol en la Asociación de Emprendedores de Argentina, que hemos acompañado y desarrollado la ley, hemos generado varios petitorios y un amparo judicial para evitar la sanción del proyecto.
Si ves países vecinos como Paraguay, ahí acaban de implementar la SAS y está funcionando, y en Chile, con la SPA. Entonces, va contra natura en algún punto, porque era algo que estaba funcionando y que por lo que se crearon más de 30 mil emprendimientos y pymes. Me parece que es algo que cabe para la reflexión en términos de qué país queremos respecto a más empleo, inclusión y desarrollo o uno que no sea competitivo.
Por eso es importante, no solamente los emprendimientos resuelven problemas sociales y con impacto medioambiental, sino también es brindarles el espacio y las herramientas desde lo regulatorio en cada ciudad, provincias hasta lo nacional. Es necesario que los legisladores trabajen, entiendan el fenómeno emprendedor, apuesten al desarrollo de la innovación, la tecnología y el impacto.