Política

Un Ejército nacido veterano

Por Diego Gonzalo Cejas * 

El pasado sábado se conmemoró el Día del Ejército Argentino. La fecha proviene de la sanción de una de las medidas iniciales de la Primera Junta que, un 29 de mayo, pero de 1810 conformó el Ejército a partir de los criollos endurecidos en la intentona británica. ¡Qué cuestión singular: un ejército nacido ya veterano! Las circunstancias de esta vicisitud, fueron parte de una transformación iniciada cuatro años atrás en Buenos Aires y sus consecuencias, dan motivo a nuestra efeméride.

En efecto, el 13 de junio de 1806, una escuadra al mando de Sir Home Popham irrumpió en las aguas del Río de la Plata y afectó no solo la tranquilidad de esas tierras, sino también su futuro. Tras la Reconquista obtenida por los vecinos; Santiago de Liniers, el héroe del día, convocó a los varones «a fin de arreglar los batallones y compañías, nombrando los comandantes y sus segundos, los capitanes y sus tenientes, a voluntad de los mismos cuerpos» De este modo, la ciudad se dio a sí misma un sistema defensivo que suplió las deficiencias que había mostrado la estructura militar virreinal.

La actuación de estas tropas en la Defensa de Buenos Aires de 1807, fue destacada. En enero de 1809, los batallones criollos, en especial los Patricios, decidieron una contienda entre Liniers y el Cabildo a favor del primero y se presentaron como el mayor poder local. Si bien Liniers pronto fue reemplazado, la importancia de las milicias se mantuvo. De hecho, en mayo de 1810 apoyaron al grupo revolucionario que definió la destitución de un virrey y la instalación de una Junta de Gobierno.

En la constitución de ese organismo colegiado, resultó fundamental su participación. De allí el rol preponderante de Cornelio Saavedra, jefe de la Legión de Patricios. Luego, como el desarrollo del proceso revolucionario implicó la difusión de la guerra en su territorio y el movimiento de unidades de línea a los distintos frentes de batalla; a los cuatro días de instalada, la Junta creo lo que con el tiempo habría de ser el Ejército Argentino.

La primera oposición que enfrentó provino de otras ciudades como Córdoba, Asunción, Montevideo y las del Alto Perú, en las que surgieron núcleos de fieles a Fernando VII: los «fidelistas». Estos contendientes introdujeron una larga y enconada lucha por lo que el gobierno envió sucesivas expediciones con el fin de controlar las regiones consideradas

clave en términos geopolíticos. Al principio, el ejército «libertador» peleó por «sacar a los pueblos americanos de su antigua opresión» y hacerles conocer sus nuevos derechos. Con estos lemas se batió en Cotagaita (27 de octubre de 1810), Suipacha (7 de noviembre de 1810) y Huaqui (20 de junio de 1811).

Durante la segunda expedición del Ejército del Norte (1812-1813), se sancionó la Constitución de Cádiz que obligó a redefinir por qué y contra quién se peleaba Ese momento transicional tuvo como hitos la Batalla de Las Piedras (3 de septiembre de 1812), Tucumán (24 de septiembre de 1812) y Salta (20 de febrero de 1813). El oponente no se presentó muy diferente, pues se trataba de otros americanos fieles a la Corona española. Esta peculiaridad provocó que la construcción del enemigo fuese conflictiva.

Jurada la Asamblea del Año XIII, los «argentinos» tomaron posturas políticas más radicales con respecto a la antigua metrópoli. Empezaron a combatir por la soberanía de la «nueva y gloriosa Nación», cuyo parto resultó de la lucha real entre dos soberanías irreconciliables y antagónicas: la Nación española contra las Provincias Unidas del Sud. Esta lucha se presentó ineluctable, como también lo fue el surgimiento de su Ejército, exactamente hace 211 años.

Teniente Coronel.