Atrás parecen haber quedado los tiempos en que se dejaba el hogar de nacimiento para casarse y formar una nueva familia. Hoy crece la tendencia de los llamados hogares "unipersonales", gente que elige vivir sola por diversos motivos.
Según un reciente estudio de la consultora Focus Market el promedio de hogares unipersonales en el país llega al 35,3 % del total, es decir que 3 de cada diez personas vive de esta manera.
La situación se amplía en la Ciudad de Buenos Aires donde se presentan un 36,4 % de hogares con estas características. En la provincia de Buenos Aires, en el conurbano representan el 36,2 y en el resto de la Provincia trepa al 43,6%.
Algo interesante para destacar es que un 61,5% que viven en hogares unipersonales son mujeres, mientras que un 38,5 son hombres. En otras provincias como Mendoza llegan al 25 %. El promedio de edad de gente que vive de esta manera se sitúa entre los 30 y los 49 años.
Damián Di Pace, director de Focus Market indica a La Prensa que "esta tendencia se fue dando sobre todo en gente joven, aunque no fue acompañado de infraestructura muchas veces y servicios pensados para estas personas".
"En servicios como internet, telefonía celular, servicios públicos no se ofrecen packs, apuntando a esta gente. Son personas que están poco en la casa, y que consume de otra manera", agrega el investigador.
EL TRANSPORTE
Otra característica es que suelen utilizar más el transporte público. "La composición de autos unipersonales apenas llega al 14, 7 por ciento. Es un gasto muy alto tener 5 plazas cuando usan una sola".
El problema que tienen agrega Di Pace es que no cuentan con un transporte público bueno, en el que viajen cómodos. "Toman subte y colectivo, pero no siempre funcionan muy bien".
Di Pace expresa que si bien es un fenómeno en todo el mundo la gente que decide vivir sola, en la Argentina el mercado no ha acompañado esta situación.
"Se han hecho viviendas de 34 o 35 metros cuadrados, pero no hay demasiada infraestructura. Tampoco en productos de consumo masivo, si bien ahora se están viendo más productos congelados, alimentos en porciones más pequeñas, pensando en una sola persona".
De todas formas, Di Pace señala que las personas de hogares unipersonales gastan más en productos de estética personal que el promedio. También que son personas que entre otras razones deciden aplazar en muchos casos el vivir en pareja.
EN PALERMO
"Hay muchos novios que deciden vivir un tiempo por separado antes de generar un vínculo más formal. Buscan independizarse de la familia, desarrollarse profesionalmente y poder viajar". Di Pace incluye en este segmento también a muchos jóvenes que vienen del interior para estudiar en Buenos Aires.
El investigador comenta que un lugar modelo para la gente que vive sola es el barrio de Palermo. "Es elegido por quienes estudian o para quienes deciden esta forma de vida".
Di Pace destaca que el barrio cuenta con universidades cercanas, un polo gastronómico, una construcción que avanzó a ofrecer ambientes pequeños, subte y bicisendas. "Es un lugar modelo en cuanto a infraestructura para que vivan allí".
Por su condición de consumidores individuales estas personas registran mayor gasto en alimentos que la media, el packaging de los productos es de menor tamaño, son consumidores de delivery, comidas listas y congelados.
La canasta básica total de un hogar unipersonal es de $6.639,21; la canasta alimentaria diaria es de $ 86,82 y la canasta total diaria es de $221,31.
OTRO PARADIGMA
Para la psicoanalista Anny Krieger, en tanto, el tema de la gente que vive sola se puede abordar teniendo en cuenta "el cambio de paradigma que produce hoy el sistema capitalista".
"El amor -continúa la profesional, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)- dejó de ser un destino inexorable unido a un casamiento a determinada edad. Hoy hay una diversidad de edades ilimitada, donde incluso se elige o no la convivencia con una persona casándose o no".
Krieger recuerda que tiempo atrás "una persona nacía sabiendo que en algún momento tenía que irse de la casa porque se casaba, contraía matrimonio. Luego comenzó el hecho que los jóvenes empezaron a dejar su hogar y antes de casarse querían vivir la experiencia del piso de soltero".
En estos tiempos ya se da el fenómeno de que "el joven intenta dejar el hogar paterno para vivir su experiencia propia de soledad. Busca tener su libertad antes de tener su familia".
Como terapeuta, Krieger ha tenido pacientes que viven la experiencia de estar en pareja pero teniendo cada uno su casa. "Van de una casa a la otra pero no viven todo el tiempo bajo el mismo techo".
"Hoy el ideal de la convivencia ya no es tal. Al contrario, hay una idea de que la convivencia arruina lo amoroso en la pareja. Así es como cada vez se ven más gente que tiene hijos pero no conviven. Se convierten en parejas de fin de semana".
NUEVA GEOGRAFIA
Es la "geografía de la época. Dejan de vivir con los padres para estar solos. A veces se llega a tener una pareja o no. Y cuando se arma la pareja muchas veces se desarma al poco tiempo. Por algo es un tiempo donde confluyen menos casamientos y más divorcios", explica Krieger.
"Hoy en muchos casos la idea de felicidad está puesta más en el individualismo que en compartir con el otro. Que la felicidad se puede conseguir con la autosatisfacción más que estar con otro".
La psicoanalista indica además que "las nuevas tecnologías y redes sociales ayudan a favorecer estas situaciones, donde las relaciones pasan a ser más virtuales que reales".
"En vez de salir se meten en las redes sociales. El riesgo es que estas prácticas pueden terminar provocando aislamiento".
Vivir solo, una elección donde muchas veces se prioriza para desarrollarse profesionalmente