Opinión
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Toda crisis ofrece posibilidades de mejora

Como advertencia a este artículo, debo aclarar a quienes lo lean que sólo creo en los negocios que puedo entender y como nunca entendí la cuestión de las criptomonedas (tengo limitaciones, qué se le va a hacer) soy inmune a la tentación de invertir en ellas. Ni siquiera sé si eso es invertir. No sé que es. Pero suponía que era algo que economistas como Javier Milei dominaban con solvencia, pues como diría mi madre “para eso han estudiado”.

Es una paradoja bastante común que quien mejor maneja un arma se hiera con ella. Y no hay duda que el Presidente Javier Milei, utilizando las redes sociales mucho mejor que el resto de los políticos, se ha causado a sí mismo una herida que no pudo causarle la esgrima de sus enemigos.

Tal es el dominio de redes sociales demostrado por Milei que en este affaire de repercusión pública nacional e internacional, vuelta de tuerca a la jactancia tribunera del "fenómeno barrial" al que llamaremos Libragate, no hay margen para descargar culpas en algún community manager (CM). Porque además no fue solamente un posteo en X (Twitter) sino una secuencia de actos que terminaron en ese tuit.

EFECTO BLUMBERG

Ciertamente el Presidente cometió un error y diciendo que no estaba "interiorizado de los pormenores" lo reconoce, a su modo, pero lo reconoce. Por supuesto, todos aquellos que desde antes de su asunción presidencial fantasean con la destitución y fuga en helicóptero de Milei, la Kasta más rancia, intentan destituirlo por eso.

Cuentan a su favor con el efecto Blumberg. Significa que cuando se enfrenta desde la política a declarados delincuentes (y los kirchneristas son eso), la sociedad espera una conducta impoluta, por lo que una falta cualquiera (mentir un título en el caso de Blumberg) se equipara al peor crimen de los otros.
Por esa y otras muchas razones, Javier Milei debería al fin entender lo que muchos decimos hace tiempo: que desde el 10 de Diciembre de 2023 ya no es un ciudadano de a pie ni un rockstar mediático, es ni más ni menos que el Presidente de la Nación Argentina, por ende no debería hablar de ninguna cuestión sin estar "interiorizado de los pormenores".

Y si no tiene alrededor quienes se lo señalen, posiblemente la obsecuencia esté ocupando el lugar de la lealtad.

Porque revelan torpeza, los errores no forzados son los más peligrosos y también los más fáciles de evitar. Hay un modo profesional de hacer las cosas, en cualquier área de gobierno pero el hacer profesional es siempre un camino de humildad: no van por ahí los soberbios.

En estas horas, mientras la torpe obsecuencia de los fanáticos mileistas facilitaba que parte de la oposición, fingiéndose moderada con muy poco, pareciera racional, también escuché mileistas no fanatizados llamar "boludo" a Milei y a otros decir que "hizo una boludez" (dos expresiones de significado distinto). Ello indica que incluso en las propias filas del oficialismo el costo político de Libragate será alto, pero (creo) no tanto como para que el conjunto de la sociedad se deje llevar por la oportunista y pretendida conversión del kirchnerismo a la santidad de la ética pública. Entre otras razones porque la oposición al proyecto de Ficha Limpia ratifica que los intereses kirchneristas son opuestos a la ética republicana.

Dadas las novelescas características de la política argentina es bastante difícil predecir certeramente las consecuencias del Libragate. En particular porque, habiendo degradado el Poder Judicial a Poder Prevaricador y siendo el fuero federal una vergüenza para la Justicia, no es muy difícil pensar que las denuncias que por sorteo han sido derivadas al juzgado de María Servini de Cubría se conviertan en otra moneda de cambio para el toma y daca en el juego político de quienes hacen las veces de jueces en esta República mutilada.

Pero sí sé que la Constitución Nacional guarda la respuesta para cualquier situación. Los constituyentes fundadores, con su honorable sabiduría, establecieron la figura del vicepresidente porque las instituciones deben primar por sobre la voluntad de los hombres ante cualquier contingencia. Y cada vez que lo olvidamos nos fue peor. La Constitución Nacional es en sí una lección de Inteligencia.

Me pregunto qué va a cambiar en el gobierno y desde el propio Presidente Milei a partir del Libragate. Toda crisis ofrece oportunidades de mejora. Espero sea el caso.

ENEMIGO IMAGINARIO

Por lo pronto debería replantearse su relación con la Vicepresidente Victoria Villarruel, porque no necesita enemigos imaginarios. El error humano siempre está presente y suele ser el mayor riesgo de cualquier sistema. Los egos inflados no ayudan a reducir el riesgo. La inteligencia y la humildad, sí.

¿Alguien duda que el Presidente Milei necesita renovar su entorno?

¿Se dará cuenta que los obsecuentes no son leales?

¿Sabrá incorporar y valorar profesionales que se le planten ante sus errores?

Porque esta crisis se desató y viene manejando con un amateurismo tan torpe y preocupante que obliga a pensar en aquel cuento de Hans Christian Andersen sobre el rey estafado y desnudo.