Desde hace días existe un monotema. Es cierto que la emergencia global lo requiere. Pero parece como si todos los otros males se hubieran detenido para dejar paso a la Corona. No hay femicidios, no más niñas embarazadas, las grietas parecen cerrarse en un unísono acorde de tregua frente a un enemigo casi invisible. Al menos literalmente, todos claman por la protección de la vida humana y los medios hegemónicos viraron su mirada hacia el tema que acapara la atención.
De todos modos, aunque en asilamiento, la existencia humana sigue transcurriendo con luces y sombras. Si se sabe mirar, en cada adversidad se puede encontrar una oportunidad. La cuestión crucial es si se sabe, se puede o se quiere aprovechar.
Como es de suponer, la vida sigue. Y aquellos peligros de ideologización desde las aulas de los que hasta hace unos meses se alertaba, continua vigente y vigorosa.
La pandemia, con el consecuente apartamiento social, obligó al Ministerio de Educación a elaborar materiales para el trabajo a distancia y también a los padres a estar más pendientes de lo que se enseña a sus hijos.
La serie “Sigamos Educando” ofrecida por dicho Ministerio desde el portal www.educ.ar propone actividades para alumnos de todo el país, desde nivel inicial hasta secundario. Se complementan con programación de la TV Pública, YouTube y otros enlaces. Muchos de ellos de contenido ideológico discutible, que promueven formas de comunicación no compartidas por todas las familias (videos en lenguaje deformado con E) o decididamente favorables a los enfoques del feminismo y la ideología de género.
Vale aquí recordar la Carta de los derechos de la familia presentada en octubre de 1983, por la Santa Sede a todas las personas, instituciones y autoridades interesadas en la misión de la familia en el mundo contemporáneo.
“Por el hecho de haber dado vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos … tienen el derecho de educar (los) conforme a sus convicciones morales y religiosas, teniendo presentes las tradiciones culturales de la familia…ellos deben recibir también de la sociedad la ayuda y asistencia necesarias para realizar de modo adecuado su función educadora. … tienen el derecho de obtener que sus hijos no sean obligados a seguir cursos que no están de acuerdo con sus convicciones morales y religiosas”.
Es una buena oportunidad no solo para corroborar que los chicos hagan sus tareas, sino también para adentrarse en los materiales y recursos didácticos que se utilizan y el trasfondo axiológico que los sustentan.
Hace 33 años, Raúl Alfonsín proclamaba desde los balcones de la Casa Rosada su famosa frase “¡Felices Pascuas!, la casa está en orden y no hay sangre”. Aunque la casa no estaba tan ordenada que digamos, comparándola con la presente se hubiera parecido a un palacio de la realeza europea.
Estar adentro es una gran oportunidad para recordar el pasado y pensar que podemos rescatar de lo vivido para proyectar el futuro.
La Argentina va a tener que reconstruirse económicamente, pero por sobre todo, moralmente. Es el momento de recordar, reconocer los errores y cambiar. Algunos sostienen que la Nación Argentina fundacional desapareció con la desmalvinización. Lo que importa ahora es rescatarla. Es el gran momento de los padres, de las familias, del diálogo sincero, de reconocer que muchas veces nos equivocamos con los políticos que votamos en estos 36 años de gobiernos elegidos. Es el gran momento de hacer resurgir los valores de esa Argentina que logró estar, a principios de siglo XX, entre las primeras potencias del mundo y con mejor proyección de futuro.
Recuperar del pasado los valores, el coraje de nuestros fundadores, de nuestros próceres, de nuestros héroes de Malvinas para ponerlos en práctica y reconocer los de nuestros héroes de estos días y de los que vendrán que se exponen a diario para proteger y sanar a toda la comunidad.
Este aislamiento social es una oportunidad para que “Invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia” rescatemos con fervor patriótico a esa Nación Argentina.
Para los cristianos, esta semana tiene una especial importancia. Hace años no contábamos “mediáticamente” con el recogimiento que este tiempo litúrgico merece. La Semana Santa nos propone año a año vivirla con reflexión, caridad y austeridad. La realidad de 2020 nos puso todas las condiciones para hacerlo. Después de la Pasión sabemos que llega la Resurrección ¡Felices Pascuas!
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