El debut fue con nueve funciones ya agotadas, toda una rareza tratándose de una obra teatral del circuito independiente de la que poco se sabía hasta ese momento. Y no paran de agregar fechas: además de seguir en cartel los domingos a las 17, sumaron funciones este martes y el 27 de agosto a las 20, siempre en la sala El Extranjero (Valentín Gómez 3378, localidades por Alternativa Teatral)
Pedro Velázquez, autor y director de ‘Sapos secos. Crónica de una mirada ausente’, atribuye el fenómeno de taquilla a tres factores: la temática que actúa como eje de la historia, las constelaciones familiares; la intriga que supo construir el equipo creativo en torno a la propuesta (“ya desde la sonoridad del título”), y por qué no, el hecho de ser un equipo grande de trabajo, de más de veinte personas (“aunque a veces eso no significa nada", reconoce el artista).
-El de las constelaciones familiares quizás sea el aspecto más disruptivo. ¿Cómo lo eligió?
-Debo decir que la obra no se centra en las constelaciones familiares, no explica de qué se trata o cómo funcionan, sino que las utiliza como un dispositivo narrativo, una suerte de trampolín para empezar a desplegar una historia. Han venido a vernos consteladores y consteladoras, y su devolución fue siempre muy generosa, e incluso nos ayudaron con algunos conceptos y palabras para hacerlo lo más fielmente posible.
-¿Cómo es que llega usted a este tema?
-Yo mismo constelé, una sola vez, hace más de diez años. Tiempo después, en 2016, escribí la base de lo que es hoy ‘Sapos secos’. Era una obra de texto muy cortita, con una única escena. Surgió la posibilidad de presentarla a la Bienal de Arte Joven y Pablo Gorlero, Martín Bianchedi y Osvaldo Bonet, que eran los tutores, me ayudaron a que se convirtiera en un musical con el ingreso de Sebastián Aldea Dávila como compositor. Sin embargo, en ese momento la obra no incluía referencias a las constelaciones familiares. No ganamos la Bienal, la obra no se representó, pasó el tiempo y yo la leía y sentía que le faltaba una pieza. El fallecimiento de mi mamá y de mi papá en muy poco tiempo hizo que en mi cabeza empezara a rondar con más fuerza el tema de la familia. Pensé en volver a constelar pero no lo hice; sin embargo, encontré en la dinámica de la constelación familiar esa pieza que la obra estaba necesitando.
-Las constelaciones familiares tienen algo de representación teatral, ¿verdad?
-Siendo actor, la situación que se plantea al constelar me llenaba de dudas. ¿No estarán fingiendo?, me decía. Pero estando ahí me eligieron para representar al padre de otra persona y me encontré llorando, muy comprometido, envuelto en una historia que no era mía. Hubo una fuerza que me llevó a moverme casi sin darme cuenta. Valoramos mucho ahora, en la charla con Sebastián, haber logrado que, al menos desde la construcción, el tema resulte entendible y legible a través de la obra.