El embarazo y el parto son experiencias transformadoras para el cuerpo de una mujer, que lo afectan de muchas maneras. Una de las áreas que pueden verse afectadas es el suelo pélvico, que es el diafragma de la pelvis. Estos músculos sostienen el útero, la vejiga, el intestino grueso y el recto.
A menudo, estos músculos se ven afectados por el embarazo y el parto, alterando algunas de sus funciones vitales. Esto puede incluir mecanismos de continencia fecal, urinaria y en el soporte de las paredes vaginales y el útero. Menos apoyo puede conducir al prolapso, cuando los órganos se mueven dentro de la pelvis. Algunos traumatismos en los músculos y nervios del suelo pélvico también pueden provocar síntomas de dolor pélvico que ocurren con o sin relaciones sexuales.
Estos son algunos de los factores que pueden afectar tu suelo pélvico durante el embarazo y el parto y cómo pueden llevarlo a trastornos futuros:
Cambios físicos. Alrededor del 50% de las mujeres embarazadas experimentan síntomas de trastornos del suelo pélvico incluso antes del parto. Durante el embarazo, las mujeres tienden a aumentar de peso, no solo el peso del bebé, sino también el peso de la placenta, el aumento del volumen sanguíneo y el agrandamiento del útero. El peso extra aumenta la tensión en los músculos del piso pélvico, lo que aumenta el riesgo de incontinencia urinaria. Tener estreñimiento es común durante el embarazo, sobre todo en el tercer trimestre. El peso del útero en crecimiento y los cambios hormonales pueden afectar la digestión, lo que lleva a un paso infrecuente o difícil de las heces. Cualquier tipo de esfuerzo y estrés puede debilitar aún más los músculos y nervios del suelo pélvico.
Cambios hormonales. El cuerpo también sufre cambios hormonales significativos durante el embarazo que afectan la salud del suelo pélvico. La placenta secreta la hormona relaxina para aumentar la flexibilidad de los ligamentos de la pelvis y suavizar el cuello uterino. Estos cambios son buenos porque preparan el cuerpo para el día del nacimiento. Sin embargo, esto puede aflojar la conexión entre los huesos de la pelvis y conducir a una mayor flexibilidad e inestabilidad.
Historial médico e historia ocupacional. Algunas mujeres son más susceptibles a los trastornos del piso pélvico, y este riesgo aumenta con el embarazo. Las mujeres con antecedentes de estreñimiento crónico, trastornos del tejido conectivo o fumadoras tienen un mayor riesgo. Las mujeres obesas o que tienen un antecedente de levantamiento de pesas frecuente, ya sea en el trabajo o mediante ejercicios de musculación, también pueden presentar un mayor riesgo.
El trabajo de parto y el momento del nacimiento se consideran factores de riesgo a los trastornos del suelo pélvico. El parto natural, en particular, se considera el factor de riesgo más significativo. Durante el parto, los músculos del suelo pélvico sufren un tremendo estrés, especialmente durante la segunda etapa del trabajo de parto, cuando las pacientes están presionando en todo momento. Este riesgo aumenta con los partos quirúrgicos que utilizan ventosas obstétricas o fórceps.
El trabajo de parto antes de una cesárea también aumenta el riesgo de que una mujer tenga trastornos del suelo pélvico.
El suelo pélvico de algunas mujeres es más resistente y capaz de recuperarse rápidamente, mientras que otras pueden tener más probabilidades de tener problemas permanentes. Los estudios muestran que cuantos más partos vaginales tenga una mujer, es más probable que experimente disfunción del suelo pélvico.
Es importante recordar que los trastornos del suelo pélvico no son una certeza durante el embarazo. Así como las mujeres embarazadas toman vitaminas prenatales y evitan el alcohol para reducir los riesgos de algunas afecciones congénitas, pueden tomar medidas preventivas para reducir el riesgo de trastornos del suelo pélvico.
El ejercicio regular y la alimentación saludable son buenos para el bebé y también para el suelo pélvico. También te recomiendo que consideres participar de las clases de parto antes del nacimiento del niño. Estas clases tienden a incluir ejercicios de estiramiento y respiración para ayudar a coordinar el diafragma y los músculos del suelo pélvico durante el parto. El yoga durante el embarazo y el masaje perineal pueden ayudar a preparar el suelo pélvico al mejorar la flexibilidad y elasticidad de los tejidos, lo que limita el riesgo de lesiones perineales durante el parto.
Cuando hechos correctamente, los ejercicios de Kegel fortalecen los músculos del suelo pélvico. Alrededor del 40% de las personas no realizan un Kegel correctamente la primera vez. Un fisioterapeuta puede ayudarte a identificar los músculos correctos si no estás segura o si tienes dudas.
Habla con tu obstetra y tu equipo de atención médica acerca de tus preocupaciones. Ellos podrán recomendarte estiramientos y clases para preparar tu suelo pélvico para el parto.
Dr. Tarek Khalife
Obstetricia y Ginecología, Sistema de Salud de Mayo Clinic, Minnesota