Opinión

Que el Nobel espere, es hora de gobernar

En la víspera, la Cámara de Diputados se dedicaba a cerrar el proceso de revisión de la Ley Bases, que ya había pasado por el Senado y sufrido modificaciones, algunas de las cuales disgustaban al Gobierno. El oficialismo vería concretada la sanción de la ley, del paquete fiscal, el blanqueo y el RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones). Eso sí: debió resignar algunos objetivos.
Alcanzar la reposición del Impuesto a las Ganancias que había sido rechazado en la Cámara Alta, así como del impuesto a los Bienes Personales, en las versiones que originalmente había votado la Cámara Baja requirió de la imprescindible buena parte del elenco de gobernadores. En ese objetivo el Gobierno sufrió la reticencia de los titulares de las provincias australes, remisos a pagar el precio político de gravar fuertemente a buena parte de su población trabajadora vinculada a la industria del petróleo, que mantiene un nivel superior de salarios.
Los gobernadores más dispuestos a colaborar estaban estimulados por el hecho de que ese impuesto es coparticipable y representará un aporte para nada desdeñable en tiempos en que el Gobierno central restringe al máximo la caja.
El oficialismo debió tolerar que las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas, el Correo y el sistema Radio Televisión Argentina fueran bochadas (para insistir en ellas deberá presentar más adelante proyectos de ley específicos). Aunque suponía que iba a contar con el apoyo de los opositores más dialoguistas para reincorporarlas al texto de esta ley, se encontró con una negativa basada en argumentos institucionales: esos puntos no habían sido votados en contra por los senadores, sino que habían sido retirados por el bloque oficialista antes de que se trataran. “La Cámara Baja sólo puede insistir si el Senado rechaza”, fue el razonamiento que se impuso.
Según el cronograma en el que confían, las normas estarán publicadas antes del 9 de Julio, fecha en la que finalmente se celebrarían los Pactos de Mayo y también se institucionalizaría el Consejo de Mayo. Para esto último, el Gobierno debe resolver previamente con quiénes compondrá ese cuerpo en representación de empresarios, sindicalistas y gobernadores (también tiene que consultarlo con los sectores, para no actuar unilateralmente y eñegir a dedo). El único integrante seguro de ese Consejo es quien oficiará de coordinador en nombre del Poder Ejecutivo: será el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, principal nexo entre el Presidente y la política, particularmente, entre el Gobierno central y los gobernadores. Francos ya va consiguiendo tejer una red que tiene puntos fuertes en el NOA y se consolida en la región Centro.

EL PACTO, LOS GOBERNADORES, EL FONDO

Javier Milei se propone otorgarle a la ceremonia de los pactos un cartel significativo, que incluye la convocatoria a dirigentes políticos, empresarios y gremiales, jerarquías religiosas y hasta expresidentes.
Es cierto que el Presidente ya había hecho una convocatoria amplia en marzo al abrir las sesiones ordinarias del Congreso. Como eso no le impidió denostar agresivamente a muchos de los invitados tan pronto se encontró con obstáculos a sus proyectos, puede enfrentarse con alguna legítima desconfianza en esta iniciativa.
Pero quienes rechacen el envite serán blanco del “principio de revelación”: se autoexcluirían de una propuesta de trabajo cooperativo sin dar tiempo a que su viabilidad o inviabilidad quede suficientemente probada por la experiencia. El Presidente seguramente encontrará un eco positivo a esta iniciativa.
En el seno del peronismo, en cuyos bloques legislativos mantienen predominancia actitudes intransigentes, especialmente motorizadas por voceros kirchneristas, paulatinamente adquieren visibilidad posturas más abiertas y reflexivas. Aunque no es el único en sostenerlas, el gobernador catamarqueño Raúl Jalil, es uno de quienes más articuladamente las expresan: “La situación del país es delicada y va a ser delicada por un tiempo -señala el gobernador-. Es un momento de que la política acompañe las políticas de Estado del Gobierno para lograr la estabilización de la economía… La gente ha decidido quién va a ser el presidente, los gobernadores, los intendentes. De distintos partidos políticos. No hay que subestimar al votante. Es la primera vez en la historia de la humanidad donde hay una influencia muy grande de los jóvenes, de los hijos y los nietos sobre los padres. Hay que trabajar en conjunto. Es lo que la gente espera de nosotros. Que tengamos una buena relación el presidente, los ministros, los intendentes. Hay que ayudar, acompañar y desdramatizar la política. Si no, estamos en un encierro”.
El llamado de Milei coincide también con un consejo reiterado del Fondo Monetario Internacional, que acaba de insistir a través del informe que dio a conocer su staff técnico pocos días atrás: “Deben continuar los esfuerzos para generar consenso para la reforma, dado el frágil panorama social y político”.
Esa frase induce, quizás, a creer que el Fondo tiene una actitud de censura a la política económica del Gobierno. Sería una interpretación exagerada en la que podría haber incurrido el propio Presidente, quien cuestiona al principal responsable de ese paper, el experto chileno Rodrigo Valdez. Milei le habría pedido a la número uno del Fondo, Krisgtalina Georgieva, que aparte a Valdez de la relación con Argentina.
En rigor, el informe de la entidad reconoce logros importantes del Gobierno: señala que la inflación en Argentina ha descendido “a un ritmo más rápido que el esperado” (aunque señala que "las políticas monetarias y cambiarias deben evolucionar para continuar afianzando el proceso de desinflación y mejorar aún más la cobertura de reservas"). También elogia los esfuerzos realizados para eliminar el déficit fiscal, que “deben complementarse con una continua racionalización” de los subsidios a la energía, sustituyendo el actual esquema de segmentación tarifaria, con uno que apoye únicamente la canasta básica de consumo de energía de los hogares vulnerables durante el segundo trimestre de 2024”.
El informe indica asimismo que la recesión se nota (el PBI caerá 3,5 por ciento, pronostica en el año; de hecho, esta semana el Indec informó que en el primer trimestre de 2024, el producto mostró un descenso de 5,1 por cviento con relación al mismo período del año anterior) y “podría extenderse más y el proceso de desinflación podría resultar más persistente, provocando penurias prolongadas e intensificación de las tensiones sociales, incluso con el refuerzo del gasto social”.
El documento del Fondo determinó algunas reacciones del Gobierno, fundadas sobre todo en la agenda que la entidad estipuló para las decisiones económicas, pintada como un menú de compromisos adquiridos por el ministerio de Economía. Entre ellas estarían la eliminación del cepo cambiario, la eliminación a finales de este mes del esquema preferencial de exportación (el llamado dólar blend 80/20) y la eliminación antes de fin de año del impuesto PAIS (algo que, en rigor, Luis Caputo prometió para “cuando se haya sancionado la Ley Bases”, es decir en las dos o tres semanas próximas).
El informe del Fondo fue leído por los mercados como la perspectiva cierta de una devaluación, lo que obligó al ministro de Economía a reiterar que no habrá devaluación ni cambios en el dólar de exportación. Pese a ello, los llamados dólares financieros se han ido para arriba, ampliando la brecha con la cotización oficial.
El campo tampoco termina de creer y retiene producción, esperando un dólar más rentable para vender. La devaluación de 2 por ciento mensual en la que está empacada la cartera económica es bastante más chica que la depreciación que calculan los mercados. La tendencia a deshacerse de dólares que había permitido al Banco Central incrementar sus reservas se ha invertido en los últimos días, y el Central ha sido más vendedor que comprador.
En cuanto a la inflación, el Presidente ya se adelantó a advertir que la de junio no seguirá la trayectoria bajista de los meses anteriores, algo que suena lógico considerando que se harán notar los incrementos de las tarifas de servicios públicos. En julio, por otra parte las prepagas de salud y otras empresas de servicios vuelven a gozar de libertad para fijar precios que les otorgó el DNU 70/2023, lo que seguramente se traducirá en aumentos que incidirán sobre la inflación. Es plausible estimar que la conducta del índice de precios deje de ser descendente y, con suerte, se amesete en torno al 5 o 6 por ciento, como prevén muchos analistas.
 

DE LA GUERRA AL ACUERDO
El renombrado semanario británico “The Economist” opinó la última semana que “la parte más complicada para Milei aún está por llegar. La inflación mensual puede aumentar en junio a medida que se incrementan los precios de las tarifas energéticas. Eso exacerbará los temores sobre el peso argentino, que una vez más parece estar sobrevaluado. Milei niega airadamente que la moneda sea demasiado fuerte [atraso cambiario]. Pero cuanto más lo ignore, mayor será el riesgo de una devaluación más dañina e inflacionaria en el futuro (…) Milei hasta ahora ha ofrecido anarquía monetaria en lugar de un nuevo orden. Toda esta incertidumbre tiene costos. Los inversores no quieren destinar dinero a un país donde el sistema monetario y la moneda están en juego”.
La gestión de Milei ingresa ahora, quizás, en una nueva etapa donde la épica del conflicto necesita dar paso a la tarea más gris de la administración, la gestión y la negociación. El paisaje aconseja, efectivamente, la moderación y la búsqueda de amplificar la base de sustentación de la gobernabilidad, como el Fondo aconseja y el Gobierno, al parecer, procura.
Al fin de cuentas, ya pasó (y con éxito) la etapa de la confrontación electoral y de aquí en adelante, hasta llegar a las urnas (e intentar un nuevo éxito) el Presidente deberá conseguir y mantener los resultados que su electorado espera.

EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO
Sus tareas como predicador planetario del anarcocapitalismo, por otra parte, empiezan a encontrarse con públicos más exigentes o remisos. Y se enturbian cuando, junto con la prédica teórica, el Presidente incurre, en casa ajena, en expresiones osadas o agraviantes sobre personalidades locales.
En su reciente gira europea no cosechó exclusivamente aclamaciones favorables; sí las tuvo en España, aunque menos resonantes que las que había conseguido al asistir un mes atrás a la asamblea de Vox, pero también fue acogido con manifestaciones adversas. En Alemania, la Cancillería argentina debió solicitar la cancelación del encuentro privado de Milei con el jefe de gobierno, Olaf Scholz, para evitar un mal momento.
Esas reuniones culminan con una conferencia de prensa conjunta y lucía inevitable que Scholz fuera interrogado allí sobre las declaraciones del presidente argentino contra uno de sus colegas de la Unión Europea el español Pedro Sánchez y respondiera algo parecido a lo que ya había declarado su vocero, Steffen Hebestreit: ”Sus palabras hablan por sí mismas. De muy mal gusto”. Por cierto, el jefe del gobierno alemán es socialdemócrata (como el español Sánchez). No es público que aprecie el discurso de Milei. Y en Alemania la derecha extrema no es Vox, sino Alternativa para Alemania, que salió segunda en las recientes elecciones al parlamento europeo y habitualmente es considerada como una organización filonazi. Milei, fuertemente jugado con Israel, tampoco podía buscar cómodamente refugio en ese margen.
En su último destino, Praga, el Presidente fue oficialmente recibido por su colega checo, Petr Pavel, y el primer ministro Petr Fiala. Quedó además enredado en una trifulca interna de los liberales locales. Mientras un sector lo galardonaba, otro, el muy establecido Liberální Institut publicó en los diarios un comunicado “para clarificar” asegurando que “el Presidente Milei no recibió un premio de nuestro instituto. No le invitamos, no le otorgamos un premio, no hablamos con él. Nuestro instituto no está de acuerdo con el Presidente Milei en asuntos importantes”. En todo el mundo se cuecen habas.
Fue en Praga, al aceptar el controvertido premio de una fracción del Instituto Liberal, que Milei declaró: "Con mi jefe de asesores, Demian Reidel, estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica. Si nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel de Economía junto a Demian".
En Buenos Aires, su amigo, el respetado economista Juan Carlos De Pablo consideró que esa frase era “un comentario tan olvidable como cualquier otro” y con franqueza lo definió como “una pavada. Primero que uno no se postula, te postulan. Segundo, tiene que haber avances en teorías, y no hay avances en teorías".
Ya de regreso en Buenos Aires y con la Ley Bases sancionada, el Presidente tiene ante sí la principal tarea para la que fue elegido: gobernar el país, ordenarlo (no sólo económicamente), contribuir a la unión, el crecimiento y la armonía. El acuerdo y los pactos de Mayo pueden ser un paso importante en ese rumbo.
El premio es seguramente más importante que el Nobel.