Moscú - El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció hoy que expulsará a 755 funcionarios estadounidenses, equivalentes a dos tercios del cuerpo diplomático de Washington en Moscú, luego de que el Congreso norteamericano aprobara la semana pasada un conjunto de sanciones contra su país.
“Más de 1.000 funcionarios (de Estados Unidos), entre diplomáticos y personal técnico, trabajaban y aún trabajan en Rusia; ahora 755 deberán cesar su actividad”, dijo Putin en una entrevista con la televisora estatal Rossia.
El mandatario señaló que estuvo a la espera "durante un largo tiempo por cambios positivos" en la actitud de Washington hacia Moscú y a que la situación cambiara, según reprodujeron las agencias de noticias Tass, DPA y EFE.
“Creo que debemos demostrar que nosotros tampoco dejaremos nada sin responder”, agregó el mandatario ruso.
La cancillería de Rusia había anticipado el viernes que Estados Unidos debía limitar el personal diplomático en el país a 445 personas pero no había dicho cuántas deberían marcharse de su territorio.
La decisión de Moscú busca reciprocidad con la que Washington adoptó en diciembre de 2016, cuando expulsó a 35 diplomáticos rusos de su territorio y la representación rusa quedó limitada a 445 personas.
Además, la cancillería anunció que desde el martes próximo la embajada de Estados Unidos no podrá utilizar unos almacenes en Moscú ni tampoco la mansión de que dispone en Serebrianyi Bor, una elitista zona de descanso en la capital rusa.
Con abrumadora mayoría en ambas cámaras, el Congreso de Estados Unidos aprobó la semana pasada nuevas sanciones a Rusia, Irán y Corea del Norte, y la Casa Blanca anunció ayer en un comunicado que el presidente Donald Trumpo “tiene intención” de promulgarlas.
En el caso de Rusia, Washington sancionó con esta decisión su supuesta interferencia en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, así como sus acciones en Ucrania y Siria.
Putin advirtió que Rusia tiene un “gran espectro” de posibilidades para responder a las sanciones pero aclaró que no le gustaría tener que recurrir a ellas.
“Tenemos mucho que decir y hacer en muchos ámbitos de cooperación bilateral que perjudicaría a Estados Unidos, pero no creo que debamos hacerlo; al día de hoy, estoy en contra”, dijo.
No obstante, “si el daño ocasionado a Rusia por los intentos de presionarla llega a ser equiparable a las consecuencias negativas por restringir nuestra cooperación, estudiaremos otras medidas”, señaló.
“Habíamos esperado mucho tiempo para ver si algo mejoraba, teníamos esa esperanza: pero, por lo visto, si algo cambia no será pronto”, comentó Putin.
De ese modo, el presidente justificó el hecho de haber esperado hasta el viernes pasado para adoptar una medida recíproca con las sanciones dispuestas por Washington en diciembre pasado, cuando su presidente todavía era el demócrata Barack Obama, aunque el republicano Trump ya había ganado las elecciones para sucederlo.
Putin sostuvo que “la parte estadounidense, sin razón alguna, ha dado un paso para empeorar las relaciones” bilaterales y ese paso consiste en imponer “restricciones ilegales, intentos de influir en otros países, incluidos su socios que están interesados en mantener y desarrollar sus relaciones con Rusia”.
El comentario de Putin se refiere a que la norma aprobada por el Congreso de Estados Unidos amenaza con castigar a empresas de terceros países que inviertan en la construcción o el mantenimiento de la infraestructura de Rusia para el transporte de hidrocarburos, lo que perjudicaría a numerosas empresas de países miembros de la Unión Europea (UE).
“‘América primero’ no puede significar que los intereses europeos son los últimos”, sentenció el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, en un comunicado emitido en Bruselas el miércoles pasado, cuando las sanciones solo habían sido aprobadas por la Cámara de Representantes y faltaba el aval del Senado.
Juncker advirtió que actuaría “en cuestión de días” si las sanciones perjudicaran, aunque fuera indirectamente, los intereses de la UE.
“Las sanciones no pueden ser un instrumento de la política industrial en beneficio de Estados Unidos”, dijo asimismo la vicevocera de la cancillería alemana, Ulrike Demmer, quien insinuó que Washington podría estar intentando obstaculizar la llegada del gas ruso al mercado europeo para obligar a los países de la UE a comprar el suyo, más caro.