Suplemento Económico

Punta y taco

El mes de enero se apagó poco a poco, sin dejar trazos. Apenas si quedan para el recuerdo la participación del presidente de la Nación, Javier Milei, en la asunción de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, y el discurso libertario en el Foro de Davos, cuyo extremismo espantó a más de un capitalista hecho y derecho.

En los primeros 31 días del año ocurrió lo que los expertos venían anticipando: todo aquel que pudo ejecutar un ahorro para irse de vacaciones puso proa hacia Brasil, y detrás se fueron los dólares que tanto necesita el Banco Central.

El resto de los destinos nacionales también recibió una considerable ola de turistas, postal de una Argentina en la cual, sin embargo, una franja social sigue en la pelea para llegar a fin de mes. Se mantienen a flote gracias al vilipendiado rol del Estado, que los sostiene con la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar.

En un escenario donde cortar el cable equivocado puede provocar un desastre, el Gobierno intenta hallar el equilibrio entre su declamación ideológica, las promesas a sus votantes, y lo que le impone la vida real. Ha logrado plasmar un pragmatismo que no convence a los contrarios pero, al menos, tampoco enfada a los propios.

Así las cosas, gestiona metiendo punta y taco. Hace cambios, pero no tanto; baja revoluciones, aunque no las deseadas. De alguna manera intenta conducir por encima de la cinta asfáltica a este vehículo medio destartalado que es la Argentina. Punta y taco, punta y taco.

IMPUESTOS

Con esa lógica es que decretó la baja en las retenciones a las exportaciones del agro hasta el 30 de junio, coherente con su promesa de campaña de talar impuestos y aliviar de una vez por todas la presión tributaria. En la ecuación dejó medianamente conformes a los productores rurales, que obtienen un beneficio, y se asegura fortalecer las reservas del Banco Central.

Punta y taco, maniobra, tensión. Te doy algo pero no todo. Lejos está el equipo económico de poder garantizarle al campo que esta medida pueda volverse permanente. La eliminación del impuesto es el ideal libertario pero, mal que les pese, su quita impactaría de manera directa en el superávit fiscal, estandarte del programa económico. Ergo, continuarán las retenciones.

En los próximos meses el Gobierno deberá encontrar la manera de recaudar por otros caminos los fondos que no vendrán a través de las retenciones. La contracara se observa en las provincias y municipios, donde los tributos y tasas parecen leudar a sus anchas.

De hecho, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) emitió un comunicado mediante el cual expresa su “firme rechazo a la reciente suba de tributos provinciales y municipales, que engrosan una carga impositiva a todas luces desmesurada, perjudicando las posibilidades de crecimiento del país y la formalización de la actividad económica”.

Todo lo que recorta el Gobierno nacional por un lado -dejando de recaudar por la poda de tributos como las retenciones o el Impuesto País, y por la emisión cero-, lo multiplican las provincias, que al no recibir las transferencias desde Casa Rosada se encuentran en problemas para sostener un aparato estatal exuberante.

“Existe en Argentina una enorme carga tributaria subnacional, tanto en lo que respecta a las provincias (destacándose Ingresos Brutos) como en lo que refiere a municipios (sobresaliendo las Tasa de Seguridad e Higiene). Cabe destacar que los tributos en cuestión multiplican la carga en diversos eslabones de la actividad, con un efecto cascada que potencia sus efectos distorsivos, perjudicando severamente a empresas y consumidores finales”, concluye la CAC.

La realidad es que buena parte de la provincias, aun a regañadientes, buscan seguir el tranco al Gobierno en la política de podar el gasto. La tarea dista de ser sencilla. En esta lógica no ingresa el distrito bonaerense, transformado en una trinchera ideológica desde la cual Axel Kicilloff intenta demostrar que el modelo K aún puede tener vigencia.

La radiografía provincial es clara. De acuerdo a datos del último informe del Ieral de la Fundación Mediterránea, las transferencias automáticas al consolidado de provincias cayeron un 10,9% en 2024, en valores constantes, que van desde una baja del 12% para Buenos Aires hasta una reducción del 9,7% para Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

Además, como consecuencia del ajuste fiscal a nivel de gobierno nacional, en 2024 cayeron drásticamente las transferencias discrecionales a provincias (-74%). Los mayores recortes se dieron en La Rioja (-98,1%), La Pampa y Formosa (-95,9%) y los menores en Neuquén (-66,8%) y Santa Cruz (-67,2%).

PACIENCIA

La Argentina de las marchas y movilizaciones, de los tractorazos y los cortes de ruta, parece haber asumido una inesperada postura paciente. Sorprendió la calma de diciembre -especialmente para las fiestas- y, si bien el verano no suele ser agitado, llama la atención que no haya muestras de discordia ante el mayor ajuste de la historia.

A la hora de diseccionar el entramado social, hay varias divisiones posibles. Las más básicas están dadas entre quienes tienen o no tienen trabajo. Y, en el segmento de los empleados, los que se encuentran registrados dentro del sistema y aquellos que se desempeñan sin ningún tipo de beneficio y al margen de los aumentos salariales que imponen las negociaciones paritarias.

La parábola descendente del proceso inflacionario y el alza sostenida de los salarios en algunos sectores específicos con buen margen de rentabilidad, permitieron una mejora en la situación de las familias y el incremento paulatino del consumo.

La economista Laura Caullo escribió un documento en el cual destaca que “el balance del primer año deja un panorama desigual en materia de ingresos reales. Algunos sectores lograron avances: la AUH aumentó un 100% y la jubilación media creció un 3%. Los trabajadores registrados del sector privado lograron mantener su poder adquisitivo, aunque con algunas fluctuaciones a lo largo del año”.

“En el caso de los salarios, los docentes fueron los más afectados, alcanzando su nivel más bajo en febrero y sin lograr una recuperación significativa hacia noviembre”. Y agrega: “El salario informal, según el último registro, muestra una caída del poder de compra del 13% respecto de fines de 2023. Aunque podría haberse registrado una leve mejora en el último trimestre del año”.

Un informe de la consultora PwC Argentina, sobre 144 compañías, muestra que “los ajustes salariales acumulados en 2024 superaron la inflación oficial, evidenciando el esfuerzo de las empresas por recuperar la pérdida de poder adquisitivo de años anteriores”.

¿Qué es lo que viene? “Para 2025 las proyecciones de ajustes salariales para el personal fuera de convenio se mantienen en línea con la inflación estimada por las compañías encuestadas. En promedio, las empresas prevén un incremento del 40,15% en los salarios, mientras que la inflación proyectada se sitúa en 40,07%. La mayoría de las empresas implementará ajustes salariales trimestrales (54%), aunque otras lo harán de forma bimestral (11%) o semestral (10%)”.

En cuanto a beneficios adicionales, sólo un 21% de las organizaciones encuestadas planea incorporar nuevos beneficios a su paquete actual, entre los que se destacan convenios con gimnasios, descuentos en comercios, mejoras en el servicio de comedor, mejoras en la medicina prepaga y días libres.

Los empleados que habitan este segmento son la punta de una pirámide laboral sostenida por miles de trabajadores mal pagos, eternos monotributistas y contratados con poca perspectiva de pasar a planta permanente. Veremos qué puede deparar la economía si, finalmente, un día comienza a crecer.

Habrá que creerle al Fondo Monetario Internacional, que proyectó para la Argentina un crecimiento del PBI real del 5% en 2025, y misma cifra para 2026, lo que nos ubica como uno de los países con más proyección para los próximos años. El desafío será lograrlo con la mayor cantidad de gente adentro, y no en picos sectoriales que sólo beneficien a unos pocos.

El calendario tiene una fecha en rojo: las elecciones legislativas en las cuales el Gobierno intentará revalidar su poder para seguir construyendo la reelección. El compromiso podría condicionar las decisiones económicas duras. Hay quienes piensan que la motosierra podría perder vigor.

Por lo pronto, según el Indice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella, los números siguen respaldando a La Libertad Avanza. El apoyo es 5,8% mayor al de la medición de enero de 2017, al principio del segundo año de gobierno de Mauricio Macri, y 38,9% mayor al de la medición de enero de 2021, durante la gestión de Alberto Fernández.

El año será sinuoso, como siempre en la Argentina. Javier Milei y su equipo hacen equilibrio entre el purismo ideológico y el duro pragmatismo de la vida real. El superávit fiscal no se toca. Punta y taco, rebaje, firme el volante y a continuar la marcha.