El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, apoyará en la cumbre del G20 las propuestas del anfitrión del evento, su homólogo brasileño Luiz Inácio Lula da Silva: una alianza contra la pobreza y el hambre, que cuenta con un respaldo unánime, y un impuesto global a las grandes fortunas que provoca división.
Sánchez viaja este domingo a Río de Janeiro, sede de la cumbre que, con el lema "Un mundo más justo en un planeta sostenible", reúne este 18 y 19 de noviembre a todos los líderes del G20 salvo el presidente ruso, Vladímir Putin.
Sánchez dará respaldo a la alianza global contra el hambre y la pobreza que auspicia Lula, que se configurará como un espacio de intercambio de ideas, buenas prácticas y medidas, y contará con contribuciones financieras por detallar.
De momento nace con compromisos concretos de 39 países y 30 organizaciones internacionales para beneficiar a unos 500 millones de personas en trece países de tres continentes.
Si bien se prevé la unanimidad para esta iniciativa, no ocurre lo mismo con otra que defiende Lula: un impuesto global a las grandes fortunas, una medida que el Gobierno español apoya por coherencia y convicción, según las fuentes oficiales, tras adoptar medidas similares en España.
En noviembre de 2022 aprobó un impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas con carácter temporal y, y hace un año lo prorrogó de forma indefinida. Además, el Gobierno español intenta sacar adelante un paquete fiscal –que no cuenta por ahora con el respaldo de sus socios– que incluye el mantenimiento de un impuesto a la banca.
España es consciente de que hay países, como Argentina, contrarios al impuesto a las grandes fortunas, y al hilo de ello resaltan la diferencia del papel de este país con respecto a cumbres anteriores.
La actitud de la actual administración de Javier Milei está siendo negativa, al oponerse también de forma radical a algunas menciones en el G20 a la igualdad de género, el cambio climático o los objetivos de desarrollo de la ONU; la oposición argentina a estos temas ya impidió que la cumbre iberoamericana de esta semana en Cuenca (Ecuador) concluyese con una declaración oficial.
CON MILEI Y SHEINBAUM
Sánchez volverá a coincidir en Brasil con Milei después de que ambos asistieran en junio a la Conferencia de Paz sobre Ucrania que se celebró en Lucerna (Suiza) sin intercambiar siquiera un saludo, tras la crisis provocada por los insultos del presidente argentino al jefe del Gobierno español y a su esposa.
España llegó a retirar a su embajadora en Buenos Aires, aunque la situación intenta reconducirse y ya ha nombrado nuevo embajador.
También acude a la cumbre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en su primer viaje al exterior desde que asumió el cargo el pasado 1 de octubre, y rompe así la práctica de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, que durante su mandato no asistió a ningún G20 y a casi ningún otro foro internacional.
Sheinbaum mantiene la exigencia de su antecesor a España para que pida perdón por la conquista, una polémica por la que México no invitó al rey Felipe VI a acudir a la toma de posesión de la presidenta y el Gobierno español respondió anunciando que no enviaría ningún representante al acto.
Sobre la cumbre de Río sobrevolará lo que puede deparar la nueva administración del presidente electo estadounidense Donald Trump.
Por ahora, el presidente español tiene previstos cuatro encuentros en los márgenes de ese evento: con los primeros ministros de Vietnam (Pham Minh Chinh), Canadá (Justin Trudeau) y Australia (Anthony Albanese), y con la directora gerente de Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. (EFE)