Una situación insólita y peligrosa se vive en el Municipio de Morón por la escalada de la pelea política y personal entre el intendente Lucas Ghi y su antiguo mentor político Martín Sabbatella.
Hay dependencias totalmente paralizadas, según fuentes consultadas por este diario. Los empleados fichan a los ocho de la mañana y se quedan de brazos cruzados hasta las tres de la tarde. Hay otras áreas donde existe una suerte de poder dual, entre los funcionarios que responden a Ghi y otros que maneja Sabbatella.
“Es como en los viejos tiempos de la Unión Soviética -explica un periodista moronense consultado por este diario-. Algunas dependencias las maneja el intendente y otras el partido, es decir Sabbatella. Es un quilombo básicamente el doble comando. Fijate que el poderoso secretario de Gobierno (Diego Spina) no obedecía al intendente y Ghi tuvo que disolver días atrás esa secretaría. Y el secretario Legal y Técnico, Hernán Sabbatella, apoya a Ghi y está peleado con su hermano Martín, el conductor político”.
Todo esto se produce en medio de un explosivo aumento de los delitos violentos en uno de las comunas más populosas del Oeste bonaerense.
Las versiones sobre las causas del distanciamiento entre el jefe comunal y el líder del partido hipercristinista Nuevo Encuentro coinciden que básicamente se trata de una disputa por espacios de poder, sobre todo en relación a las elecciones de 2027.
Para poder seguir gobernando, Ghi se apoya se otros líderes de Unión por la Patria no kirchneristas como Martin Marinucci, el hombre de Sergio Massa en el distrito y presidente de Trenes Argentinos durante el vicariato de Alberto Fernández.
También el mandatario comunal trabó alianza con el sector disidente de Nuevo Encuentro que lidera el dirigente Adrián Grana, distanciado de su antiguo amigo Sabbatella desde hace años, al sentirse desplazado de los resortes de poder que manejaba el sabbatellismo a nivel nacional con el kirchnerismo (la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo).
La pelea en Morón tiene ramificaciones provinciales. Ghi ha decidido unir su destino al de Axel Kicillof y defiende el proyecto presidencial del gobernador bonaerense para 2027. Sabbatella, en cambio, obedece a Cristina “como el cerebro a la mano”, según sus críticos.
Como el lector sabe, la relación entre Cristina y Kicillof no pasa por su mejor momento. Hay otra feroz lucha interna en el seno del peronismo entre La Cámpora de Máximo Kirchner y la gobernación bonaerense.