Una vez más, la falta de pensamiento crítico es la clave para entender la paranoia que vivimos desde marzo de 2020. Esta vez, es el doctor Harvey Risch, quien lo hizo notar en una entrevista con La Prensa en la que invitó a dudar de todo: de la FDA, los CDC, los NIH, los médicos, los medios e incluso de lo que él mismo dice. “El problema no es la pandemia sino el miedo a la pandemia. Hay que entender que si uno logra dejar de lado ese miedo, podría arribar a conclusiones distintas de las que nos están diciendo”, aseguró este profesor de Epidemiología en el Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Escuela de Salud Pública y en la Escuela de Medicina de Yale.
"El peor problema con nuestros miedos es que estamos dispuestos a tomar el primer método que los reduzca. Entonces, cuando una autoridad viene y te dice si hacés esto, se soluciona tu problema, lo hacemos porque resuelve nuestro miedo. Pero hay que cuestionar eso. Y hay que ser todo lo objetivo que se pueda para tratar de entender la ciencia, porque la ciencia que a uno le cuentan no es ‘la ciencia’. Sino que la gente debe leer los estudios científicos, tratar de entenderlos y si tiene dificultad en entenderlos, enviar un mail a los autores o a mí, si puedo ayudar a explicar las cosas. Traten de comprender por sí mismos qué significan para arribar a conclusiones propias. Así es como lo hacen los científicos y así es como las personas deben hacerlo”, instó Risch, quien cuenta con un doctorado en modelación matemática de epidemias infecciosas.
- ¿Cuáles son los objetivos de esta epidemia de miedo? ¿Tiene que ver con dinero, corrupción y poder? ¿O con una agenda especial?
- Sin dudas hay mucha información dando vueltas, disponible para cualquiera que preste atención y que muestra que todas esas cosas están ocurriendo. Todas ellas desempeñaron diversos tipos de papeles. Estaba el rol del dinero, el rol de las compañías farmacéuticas, y que no son solo de ahora, sino que empezó hace casi una década ya que este virus no es nuevo, sino que fue creado en la última década. Las compañías farmacéuticas han estado involucradas en su creación. Así es que sabían que algo se avecinaba. Por lo tanto, hay cuestiones tanto de dinero como de poder de esas grandes compañías para estar por encima de los países. Y lo hemos visto en el modo en que estas farmacéuticas han hostigado a algunos países más pequeños de Sudamérica para que les den la titularidad de ciertos bienes nacionales, como aeropuertos y otros, antes de venderles sus productos. Esta clase de situaciones es lo que hace a las farmacéuticas sentirse más poderosas que los países. Y creo que no solo les ha pasado a esos países, sino también a Estados Unidos, a Canadá… es algo que sucede en todas partes y sobre lo cual no se está discutiendo.
- De modo que usted cree que este es un virus artificialmente creado.
- Sí, no hay dudas de que esta versión en particular, que fue liberada en Wuhan, es un virus creado. Es un virus hecho por el hombre. Y la razón por la que sabemos esto es científica: el virus tiene una sección de su información genética que no existe en ningún otro lugar, tiene una longitud de 19 nucleótidos genéticos, que es una longitud única de información genética. Esta secuencia única de 19 nucleótidos aparece en una patente de Moderna de 2013. La naturaleza no puede ser patentada. Según la ley de Estados Unidos, si uno patentará un gen debe modificarlo para darle una función diferente. Moderna patentó este gen, entre otros, e incorporó esta secuencia dentro. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) cuentan con motores de búsqueda online, uno de ellos llamado Blast, y si uno toma esta secuencia de 19 nucleótidos y la coloca en el panel de búsqueda, las primeras 100 coincidencias exactas que aparecen como resultado son de Sars-CoV-2. Por lo tanto, no hay manera de que esto pueda ser un accidente, que esto haya ocurrido por casualidad. La probabilidad estadística es cero. Esto tiene que haberse tomado de la patente original de 2013 para ser usado por el Instituto de Virología de Wuhan en el virus.
- ¿Cuándo advirtió que había algo mal en el modo en que se estaba manejando esta epidemia?
- En marzo o abril del año pasado. Me involucré con el tema del covid porque soy miembro de la Academia de Ciencia e Ingeniería de Connecticut, que nuclea a científicos senior. Al comienzo de la epidemia de covid ellos decidieron formar un comité para desarrollar planes para ayudar a reabrir el estado luego de los confinamientos. El gobernador ya tenía su comité, pero esta asociación decidió hacer otro comité que incluyera personas de diferentes áreas, psicólogos, diseñadores de aviones, todo tipo de personas interesantes que pensarían fuera de la caja, no solamente en medicina y el virus. Fui invitado a participar. Cada uno de los miembros tenía como rol pensar sobre determinadas cuestiones. La mía fue sobre tratamiento temprano ambulatorio, es decir qué se podía hacer para ayudar a las personas. Así fue que empecé a mirar la hidroxicloroquina, el remdesivir y otros medicamentos. Los trabajos originales -fueron cinco- mostraban beneficio de tratar a las personas con hidroxicloroquina, más antibiótico, más zinc. Esta fue una receta que el doctor Raoult, en Marsella, usó y que el doctor Zelenko empezó a usar en Estados Unidos. Ellos no sacaron esas recetas de una galera. Vieron que la hidroxicloroquina se había utilizado en Corea contra los coronavirus a partir de un estudio del Instituto del Dr. Fauci de 2005, por lo que había razones para escoger estos medicamentos. Así fue que empezaron a tratar pacientes y vieron que funcionaban y comenzaron a reportar sus resultados. Otros comenzaron a hacer lo mismo. Con los cinco reportes que tenía para abril de 2020 escribí un paper analizando muy cuidadosamente el uso de la hidroxicloroquina y del remdesivir y lo publiqué en el “American Journal of Epidemiology” a fines de mayo de 2020. Este paper captó mucha atención: se ha descargado 90.000 veces y ha sido leído 150.000. Es el artículo más leído en la historia de esa publicación.
Algunas personas me han manifestado desacuerdo diciendo que no tenía suficiente evidencia para ser tan concluyente como había sido. Pero creo que la evidencia era muy fuerte, si no concluyente. Y además argumenté que no había ninguna desventaja porque la hidroxicloroquina era el medicamento más seguro, que se ha utilizado por 65 años en cientos de millones de personas. Es más seguro que la aspirina, que el paracetamol, es más seguro que casi todo. Lo pueden usar embarazadas, niños, personas mayores con fragilidad. Está entre los medicamentos más seguros del planeta. Lo extraño que empecé a ver fue la publicación de estudios que decían que habían estudiado la hidroxicloroquina en pacientes hospitalizados y que por ende no funcionaba en pacientes ambulatorios. Eso no tiene sentido. Y abordé ese punto en el paper que escribí.
Al principio pensé que los científicos estaban siendo descuidados en el modo de presentar los resultados al escribir que lo habían estudiado en personas internadas y en sus conclusiones decían que esto no funcionaba y punto. Y que luego el periodismo recogía eso. No me di cuenta de que esto era un problema sistemático que había comenzado mucho antes.
Así que en los siguientes cinco o seis meses, se publicaron más estudios, cada uno de ellos apoyando lo que yo había dicho, con más cantidad de datos. Por ejemplo, un estudio en Arabia Saudita con 8.000 pacientes, mostrando un beneficio cinco veces mayor en la reducción de la mortalidad, otro estudio en Irán con 29.000 pacientes. No se puede decir que esto es anecdótico cuando se tiene a 40.000 personas tratadas en todos estos estudios. De modo que está probado que este medicamento funciona.
- Es decir que había una clara intención detrás de los estudios que decían lo contrario.
- Puedo discutir sobre todos los ensayos clínicos fraudulentos, que fueron ideados y manipulados para fracasar desde el principio. Es muy fácil hacer eso en estudios aleatorios. Muchas personas creen que los estudios aleatorios son el estándar de oro, pero lo son si son hechos cuidadosamente y con honestidad. De lo contrario, son basura. Y eso es lo que ha sucedido. He tratado de ser objetivo y decir que esta medicación funciona, que debe ser utilizada y que hay médicos en el mundo que están usándola. Muchos de ellos de manera silenciosa.
En Estados Unidos hay grupos de telemedicina y los encuesté para ver cuántos pacientes trataron, cuántas muertes tuvieron. También a otros doctores como Fareed y Tyson, en California del Sur, al doctor Zelenko, y toda esa información que recolecté suma más de 150.000 personas que han sido tratadas con hidroxicloroquina, con menos de dos docenas de muertes. No se trata de una reducción de la mortalidad del 80%, sino de entre 97 y 99%. Así de bueno es esto si se utiliza rápidamente, en la dosis adecuada. Y es el modo en que un médico trata a un paciente, no basado en una fórmula ni en una receta preestablecida.
- ¿También comprobó que la ivermectina funcionaba?
- Hay cientos de estudios tanto para la hidroxicloroquina como para la ivermectina, pero muchos de ellos tienen todo tipo de objetivos imprecisos. Los objetivos que realmente son importantes son: determinar si el paciente tuvo que ser hospitalizado y si las personas murieron o no. Esos son los resultados sobre los que me concentro. Hay 10 estudios que toman esos objetivos al estudiar el tratamiento de pacientes ambulatorios con hidroxicloroquina. Para la ivermectina, hay nueve o 10 estudios que evalúan cuántos pacientes fueron hospitalizados y tres estudios sobre mortalidad. El resto son estudios con objetivos imprecisos y subjetivos. En ese sentido, hay menos evidencia para ivermectina que para hidroxicloroquina. Pero la magnitud de los beneficios es similar. La ivermectina reduce el riesgo de hospitalización en un 70%, la hidroxicloroquina alrededor de un 60 a 70%. Ambos medicamentos reducen el riesgo de mortalidad en tres cuartas partes. Y ambas medicaciones pueden ser utilizadas a la misma vez en un mismo paciente.
- Sin embargo, estos medicamentos no sólo fueron suprimidos por las agencias de salud pública, sino que se alertó que podrían ser peligrosos.
- Ese es el fraude más grande. Si uno visita el sitio web de la FDA y observa la advertencia sobre la hidroxicloroquina que está subida desde julio del año pasado, dice con grandes letras negras “Advertencia: la hidroxicloroquina no debe ser utilizada para pacientes ambulatorios con covid-19 debido a los riesgos de eventos cardíacos adversos”. Y, debajo, en letras pequeñas dice: “Basamos esta advertencia en eventos adversos en pacientes hospitalizados”. Así de evidente es el fraude. El fraude es que si la FDA tuviera información sobre eventos adversos en pacientes ambulatorios, hubiera dicho basamos esta advertencia en eventos adversos en pacientes ambulatorios. Además, sabemos que no la tienen porque bloquearon su uso en marzo del año pasado para pacientes ambulatorios y solo la autorizaron de emergencia para ensayos en pacientes internados. Pero el covid en pacientes internados es una enfermedad completamente diferente al covid en pacientes ambulatorios, que la atraviesan como una gripe común. Mientras que una vez que esto avanza y las personas comienzan a tener dificultad para respirar y son hospitalizadas, es porque se produce una dificultad respiratoria aguda como la neumonía y esa neumonía es una enfermedad completamente diferente, que requiere un tratamiento distinto. Por lo tanto, si la hidroxicloroquina funciona o no y si produce o no eventos adversos en personas hospitalizadas es irrelevante para pacientes ambulatorios. Por lo tanto, esta es la mayor mentira de la FDA, a la vista del público.
- ¿Qué rol han jugado los principales medios de comunicación?
- Los medios de comunicación son simplistas. No entienden nada. Esto se puede explicar en dos partes: la primera es que están corrompidos por las publicidades que pagan las compañías farmacéuticas. Los directores de esos medios necesitan el dinero de la publicidad así que no desean ir en contra de sus auspiciantes. Y, los medios mismos, están todos a la izquierda en el espectro político. Esto comenzó durante un gobierno de derecha, el del presidente Trump, entonces como Trump dijo que la hidroxicloroquina sería el medicamento maravilloso que arreglaría la pandemia, todos dijeron “no lo es, no funciona y lo vamos a probar”.
Y el motivo por el que son ignorantes es porque esto no comenzó cuando el presidente Trump habló de este medicamento. Esto empezó, más allá de lo que comenté sobre la patente de 2013, en octubre de 2019 cuando el ministro de Salud de Francia cambió el estatus de la hidroxicloroquina, de medicamento de venta libre a solo venta bajo receta. E hizo esto con datos falsos, asegurando que causaba daño genético. Eso no es cierto. Así que cualquiera que quisiera comprar hidroxicloroquina necesitaría una prescripción médica y eso sería lo siguiente que el ministerio de Salud controlaría. Esa fue la primera parte, antes de que se conociera la existencia de casos. Ellos sabían que esto era una pandemia que se avecinaba. Las compañías farmacéuticas ya lo sabían. Ahora sabemos que ya había casos ocurriendo porque más tarde se hizo un estudio en Italia, usando muestras congeladas de sangre de una cohorte de personas que analizaron para covid, encontrando que ya había personas con covid en septiembre y octubre de 2019 en Milán y otras ciudades del norte de Italia. Esto tiene mucho sentido porque Milán es epicentro de la moda y allí hay una gran comunidad china, que va y viene de China debido a la manufactura de indumentaria. Así que no es sorprendente que hubiese casos ocurriendo en silencio para octubre de 2019.
Luego salió publicado un paper en “The New England Journal of Medicine”, en febrero de 2020, escrito por cuatro estadísticos y estaba titulado “La magia de los estudios aleatorios versus el mito de la evidencia del mundo real”. Este trabajo aseguraba que solo los ensayos aleatorios proveían evidencia científica y que cualquier otra cosa era un mito, que todo mi campo de la epidemiología era basura. Estas cuatro personas cobran el sueldo de compañías farmacéuticas. Ellos publicaron esto por una razón: sabían que había medicamentos genéricos que funcionaban para el covid y que si estos medicamentos obtenían evidencia para su uso, la FDA los aprobaría. De este modo las vacunas y los fármacos patentados no obtendrían autorización de uso de emergencia porque serían alternativos. Entonces, tenían que decapitar esas alternativas. La manera de hacerlo fue haciendo imposible que se hagan ensayos clínicos con medicamentos genéricos. Básicamente escribieron este paper para decir que sólo eran válidos los ensayos aleatorios, sabiendo que hacer un ensayo de este tipo cuesta entre 5 y 10 millones de dólares y que nadie pagaría esa cantidad de dinero para hacerlos con medicamentos genéricos sin patentes, tales como la hidroxicloroquina, la ivermectina y otros. Así fue como los suprimieron, mediante esta falsa idea de que solo los ensayos aleatorios proveen evidencia.
Todo esto estaba ocurriendo antes de que el presidente Trump dijera nada. Sin embargo, los principales medios no se hicieron eco de esto. No advirtieron que esto no era político. No hay razón por la cual personas de derecha o izquierda se sientan diferente frente a la corrupción, frente a la muerte innecesaria de cientos de miles de personas. Todos deberían preocuparse por eso. Lo que importa es que ellos pensaron que esto era algo de lo cual el gobierno republicano sacaría crédito, si tenían éxito. Entonces debían suprimir eso, para suprimir a Trump. Lo convirtieron en algo político cuando no lo era.
- ¿Qué opina de los medicamentos desarrollados por Pfizer y Merck para el tratamiento del covid-19?
- El medicamento de Merck, el molnupiravir, es peligroso porque crea muchas mutaciones. Esas mutaciones hacen que el riesgo de que el virus escape de las vacunas y de la inmunidad natural sea demasiado alto. Si esa medicación es utilizada a nivel mundial, hay altas probabilidades de que cree variantes que las personas no podrán combatir y provocará muchas más muertes de las que hemos visto hasta ahora. Es un medicamento muy peligroso que nunca debería haber sido aprobado. He visto un reporte sobre el uso de molnupiravir en perros -que tienen sistemas inmunes similares a los de los humanos- y se ha demostrado que es tóxico para la médula ósea de los perros a una dosis menor que la utilizada en humanos. Por lo tanto, la FDA nunca debería haber aprobado esto. Creo que hubo un solo voto en contra en el comité, porque como se sabe, la FDA está completamente corrompida. Este medicamento no funciona y es peligroso.
Sobre el medicamento de Pfizer no sé demasiado como para comentar al respecto. Pero, ¿por qué razón pagarías 500 o 1.000 dólares por pastilla cuando puedes pagar 47 centavos por pastilla?
- ¿Ese es el precio de la hidroxicloroquina?
- Exacto.
- La corrupción de la FDA termina por extenderse a nivel mundial, ya que la mayoría de los países -en especial los sudamericanos- toman como referencia lo que dice la FDA a la hora de tomar decisiones.
- Sí, todo el mundo mira el sitio web de la FDA y todos los países están enloquecidos con la FDA, sin pensar cómo es que esto tiene sentido.
- ¿Qué tan corrupta es la FDA?
- La FDA ha tenido episodios repetidos de corrupción tras corrupción. Ha habido informantes durante los últimos 20 años, desde ambos lados del espectro político. Tanto republicanos como demócratas han tratado de forzar a la FDA a tomar decisiones, que eran políticas y no médicas. La FDA aprueba miles de fármacos cada año. Pero al mismo tiempo alrededor de 300 fármacos que ha aprobado son retirados del mercado porque son malos. Ese no es un buen historial.
Pero la peor corrupción es que para el remdesivir y la hidroxicloroquina, la FDA pide a los NIH crear paneles de expertos para su revisión, fuera de la FDA. Para esos dos fármacos, la FDA le pidió a Anthony Fauci que conforme comités de médicos y científicos. El panel aprobó el remdesivir y rechazó la hidroxicloroquina. Ese panel estaba integrado por 54 científicos, de los cuales 9 admitieron que tenían vínculos con compañías farmacéuticas, otros 9 mintieron diciendo que no tenían vínculos, pero sí los tenían. De modo que 18 de 54 tenían conflictos de intereses con compañías farmacéuticas. Luego, en agosto del año pasado, la FDA pidió una reevaluación y otra vez Anthony Fauci hizo una panel -esta vez de 20 científicos- y de este panel que votó en contra de la aprobación, 11 tenían vínculos con compañías farmacéuticas. ¿Qué estándar ético se tendría al hacer esto en cualquier organización científica? Anthony Fauci pudo hacer eso porque su jefe así lo quería, el Dr. Francis Collins director de los NIH. ¿Por qué querría Francis Collins que estos medicamentos se supriman? Porque los NIH, en particular el NIAID (National Institute of Allergies and Infectious Diseases) -la rama de Fauci- tiene acuerdos de participación en los beneficios de las patentes con Moderna. Y los NIH han hecho más de mil millones de dólares a partir de la venta de las vacunas de Moderna. Francis Collins sabía muy bien esto y quería ese dinero para su institución. Es por eso que aceptó que Anthony Fauci conformara un panel que suprimiría el riesgo de la aprobación de un medicamento genérico que resolvería todo el problema y haría innecesaria cualquier otra cosa.
- Esta información no ha salido en los grandes medios mientras los médicos y los científicos parecen haber perdido el sentido común.
- Sí, eso es correcto. Todos han bebido la leche de la amnesia. Las personas que usaban hidroxicloroquina en febrero o marzo y de pronto les dijeron que era peligrosa y que no debían utilizarla, de golpe dijeron “bueno, supongo que no funciona… todos los pacientes que traté y salvé, supongo que no los traté ni salvé”. Es demencial. Creo que los médicos tienen incluso más miedo que el resto de las personas porque no están dispuestos a arriesgar sus matrículas recetando algo a lo cual las agencias regulatorias se oponen.
- Pero si las personas toman conocimiento de estos medicamentos quizás puedan pedírselos a sus médicos.
- Lo hacen. En el último año y medio he recibido 80.000 mails y miles de ellos son de personas que me preguntan dónde pueden conseguir hidroxicloroquina o ivermectina para el tratamiento temprano. Y les cuento del sitio earlycovidcare.org que tiene listados de doctores que están dispuestos a hacer público que prescriben estos medicamentos. No trato pacientes, pero refiero a las personas que me preguntan a estos profesionales. Y meses después recibo mails diciendo: “Me sentía como que estaba en las puertas de la muerte, seguí sus recomendaciones, recibí tratamiento y a los tres o cuatro días lo superé. Siento que salvó mi vida, gracias, gracias, gracias”.
- ¿Considera que esta situación que vivimos obliga a hacer una revisión de la medicina que se ha practicado no sólo durante esta pandemia sino hacia atrás?
- Es una buena pregunta. Por ejemplo, ahora estoy leyendo un libro de Peter Breggin, que era psiquiatra. El estuvo involucrado en el juicio a Eli Lilly por el prozac. En el libro describe todos los trucos y corrupción que implementó Eli Lilly para que el prozac pareciera seguro cuando no lo es. Llegaron a un acuerdo en la demanda y Breggin dice que luego de llegar a ese acuerdo por una suma de dinero, Eli Lilly hizo un video de un juicio falso haciéndolo ver como que había ganado el caso y eso los medios lo reportaron. Ese fue parte del acuerdo. Les pagaron a los abogados querellantes dinero suficiente como para que estuvieran dispuestos a participar de este video falso para hacer ver que la compañía había ganado el caso. Un juez luego descubrió esto y lo cambió para que se dijera que el veredicto oficial era un acuerdo, tal como fue. Así, el prozac continuó vendiéndose alrededor del mundo a pesar de que es un fármaco dañino, según el Dr. Breggin. El modo en que todos estos trucos son utilizados por las compañías para corromper las aprobaciones, es la forma habitual de operar cuando tienen socios como la FDA, que los acompañan. La FDA monta un show al hacer estas revisiones para darles credibilidad pública y para que parezca que está haciendo su trabajo. La FDA tiene un presupuesto anual de 6.000 millones de dólares y el 60 a 70% de ese presupuesto proviene de compañías farmacéuticas.
- Eso es terrible porque lo que creemos que es salud quizás nos esté matando.
- Bueno, simplemente no lo sabemos porque nada es objetivo. Todo está corrompido. Y no sabemos con seguridad. No hay nadie en quien confiar.
- ¿Alguna vez imaginó que esta situación resultaría en una amenaza a nuestras libertades?
- No. Y de hecho acabo de escribir un ensayo sobre los mandatos y la inconstitucionalidad de dicha medida para el sitio del Instituto Brownstone, que es una especie de think tank para las políticas científicas.
Las compañías tienen tanto poder sobre distintas instituciones de nuestra sociedad, en especial las políticas, que no hay posibilidades de equilibrio en Estados Unidos en este momento. Porque un partido tiene control completo sobre todo y las cortes no quieren intervenir porque están demasiado intimidadas. Los medios están todos del mismo lado que el gobierno, entonces no hacen preguntas.
No soy un libertario, creo que nuestros derechos humanos no son absolutos, que hay un intercambio y que el gobierno tiene interés en proteger a los ciudadanos del país, para eso son realmente los gobiernos, pero no haciéndolo de tal manera que les quite los derechos a todos innecesariamente. Siempre hay un balance entre lo mínimo que puede hacer el gobierno para que funcione y sacar la menor cantidad de derechos. Todos estos pasaportes y restricciones para cierto grupo de la población son irracionales, abrumadores, innecesarios para que el gobierno alcance sus objetivos. De modo que hay una razón por la cual los gobiernos están haciendo esto y no es la salud de la población. Esa es la cuestión central sobre la cual deben pensar las personas.
- ¿Qué opina sobre el acuerdo legal que impulsa la OMS para futuras pandemias? ¿No es peligroso otorgarle a esa institución tanto poder?
- La OMS es una organización de control, que es pagada por China y por la Fundación Gates. No está claro si el senado de Estados Unidos aceptará este acuerdo. El presidente no puede hacer acuerdos, puede intentarlo, pero no se sostienen en la corte.
- El problema con todas estas mentiras que nos han dicho es que no sabemos cuándo terminarán ¿Cuál es su pronóstico?
- Mi pronóstico es que estaremos mucho mejor para la primavera del año próximo. El problema es que los países que hicieron más cuarentenas y aplicaron más vacunas están prolongando la pandemia. Los países que no hicieron cuarentenas, que dejaron que los niños vayan al colegio, como Suecia -aunque critiqué mucho a Suecia al principio porque no protegió a las personas mayores que han muerto estúpidamente- pero el resultado final es que la inmunidad natural es la única manera que saldremos de esta pandemia. La inmunidad natural debe ser adquirida de forma segura, no simplemente dejar el virus circular sin hacer nada. Sabemos quiénes son las personas que corren alto riesgo de resultados negativos: gente con obesidad, diabetes, enfermedad renal, inmunocomprometidos o las personas mayores. Y también personas que no toman vitamina D. Entonces debemos entender cuáles son las personas que deben ser protegidas y cuáles no. A las personas que no deben ser protegidas se las debe dejar que contraigan el covid, y tratarlo si lo necesitan, pero la mayoría no lo necesitará. Una vez que ellos sean inmunes a partir de la inmunidad natural, protegerán al resto de la población. La mayoría ni siquiera sabrá que lo han tenido porque será asintomático.
- ¿Se irá por completo el virus?
- Probablemente no. Siempre estará ahí en un bajo nivel. Creo que terminará siendo una enfermedad de la infancia temprana, que los niños contraerán al comenzar el colegio o ir a las guarderías. En los niños esta es una enfermedad leve y por eso no requieren ser inmunizados. Sentirán algo de fiebre, un poco de cansancio, dolor de cabeza y eso será todo. Ese será el final. No habrá que preocuparse luego porque lo tuvieron de niños.