El mundo
Ocho soldados estadounidenses murieron en Irak y Afganistán en brutales atentados

Otro día aciago para la Unión agita la pesadilla de Vietnam

Ya suman 4.342 los militares muertos en Bagdad desde la invasión de 2003. Aumenta entre las familias norteamericanas la pregunta sobre si vale la pena el sacrificio. El Pentágono debate una nueva estrategia en los dos frentes.

Bagdad  - La muerte en combate de ocho soldados estadounidenses, cuatro en Irak y otros tantos en Afganistán, reavivó el fantasma de un nuevo Vietnam en Estados Unidos, mientras la Casa Blanca debate una nueva estrategia en torno a los dos frentes de guerra.

Los cuatro militares caídos en dos atentados en Irak aumentaron a 4.342 los muertos en el país desde la invasión de marzo de 2003.

En el primer ataque, ocurrido a las 10.30 de la mañana, la detonación de una bomba alcanzó un convoy militar en la parte sur de Bagdad y un soldado murió por el estallido.

Una hora más tarde, un artefacto explosivo mató a otros tres militares en Kirkuk (norte de Irak) también al paso de una patrulla.

Se trata de la jornada más sangrienta para las tropas estadounidenses en Irak desde que culminaran su retirada de las ciudades el pasado 30 de junio, en cumplimiento del pacto de seguridad firmado a finales del 2008 entre Washington y Bagdad, que estipula el repliegue gradual de Estados Unidos del país árabe.

En Afganistán, en cambio, la cifra acumulada de muertos es menor, aunque crece día a día: ya suman 820 desde la invasión de diciembre de 2001, tras los cuatro soldados caídos ayer durante un enfrentamiento en la provincia de Kunar (este), junto a 11 militares afganos.

DUDAS

Frente a las cifras de muertos, una pregunta crece entre las familias norteamericanas: ¿Vale la pena?
De los últimos sondeos de Gallup, la mayoría es favorable a un regreso de las tropas y apoya el enfoque dado a la guerra en Irak. Pero quisiera ver la misma política en Afganistán. Como se arriesga una guerra sin fin, nadie quiere un nuevo Vietnam.

Dividida la sociedad en todo, desde la reforma sanitaria al plan de estímulo económico, el frente político estadounidense es cada vez más compacto en torno a la guerra. Ayer dos figuras de la derecha norteamericana, la ex candidata a vicepresidente Sarah Palin y el ex estratega de las campañas de George W. Bush, Karl Rove, apoyaron por medio de una carta abierta el enfoque del presidente Barack Obama en Afganistán, y lo invitaron a seguir en la misma dirección porque ""es vital"" para la seguridad de Estados Unidos.

Obama -que sobre la cuestión mantiene la reserva más absoluta- tiene sobre su mesa de trabajo desde hace una semana el informe del general Stanley McChrystal, comandante de la Fuerza de asistencia a la seguridad (Isaf).

Según anticiparon The New York Times y el Washington Post, en el informe se traza un cuadro de situación en el país cuya conclusión es solo una: se necesitan refuerzos.

Pero el mismo Pentágono está dividido sobre la estrategia: ¿más tropas?, ¿más tareas de inteligencia?, ¿más misiones civiles? "El presidente anunciará su estrategia dentro de varias semanas, ya que primero quiero hablar con el general McChrystal y escuchar la opinión de todos", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.(EFE, ANSA y Télam)