“Está obra analiza lo que sucede en la guerra en Ucrania y busca esclarecer con una visión objetiva y un poco distinta a la que cuentan los medios occidentales, porque a los orientales nosotros no los leemos, que la cosa no es como la están contando al mundo”, enfatizó el coronel mayor retirado Gabriel Camilli durante la presentación de su libro “La Guerra de Ucrania, crónicas anticipatorias” en el Centro de oficiales situado en el Palacio Balcarce. En el evento también participaron como presentadores el teniente coronel Santiago Alonso (R) y el coronel Fernando Duran (R).
La obra recopila los artículos que Camilli publicó junto con el politólogo Pablo Anzaldi en el diario La Prensa. Así, a dos días de iniciado su retiro y mientras gozaba de sus vacaciones, el militar argentino se enteró de “la noticia de la Operación Militar Especial. El primer artículo que se publicó el 26 de febrero del 2022 lo llamamos ‘La Fortaleza y la Fuerza’ porque desde ese primer día vimos claramente que en ese conflicto se desplegaba la OTAN contra Rusia”.
De izq. a der., el teniente coronel Santiago Alonso (R), el coronel mayor Gabriel Camilli (R) y el coronel Fernando Duran (R).
Foto: Gustavo Caravajal
Camilli fue designado en 2013 como agregado de Defensa, Militar, Naval y Aeronáutico a la Embajada de la Argentina en Alemania, Suecia y Austria. Durante los siguientes años “pude vivir en la OTAN y ver la Europa opulenta, decadente, sin valores, con fuerzas armadas ricas, poderosas en medios, pero con valores morales y espirituales que dejaba mucho que desear. Entonces, ya empecé a palpar, estando in situ en Europa, cómo venía la mano con lo que sucedió después con la Operación en Crimea y lo que está sucediendo hoy”.
De esta forma, ante la “ausencia de pensadores militares argentinos escribiendo en los medios sobre lo que sucedía” tomó la iniciativa de informar a nuestros lectores sobre qué significaba cada novedad que llegaba desde Ucrania.
EL ANUNCIO DE MILEI
En tanto, durante el encuentro hubo un espacio para analizar una reciente noticia: el presidente Javier Milei no descartó el envío de ayuda militar al conflicto que Ucrania mantiene con Rusia.
El primero en mencionar el tema fue el eniente Coronel retirado Alonso que se mostró perplejo por “intervenir en un problema que no es nuestro y donde no hay un milímetro del interés nacional argentino en juego. No me extrañaría que Argentina, rompiendo su tradición diplomática de neutralidad en los conflictos externos e internacionales y fuera de nuestro continente, termine poniendo algún grano de arena para aumentar el calor de ese fogón que se está incendiando hace dos años”.
Una visión similar sostuvo Camilli, quien es director de la Fundación ELEVAN, que sobre el tema remarcó que: “tenemos que ver dónde nos insertamos. Estamos jugando con fuego, ya nos hemos metido en conflictos que no debíamos. Estamos sin defensas. ¿Qué tenemos que hacer en ese lugar del mundo, metiendo la nariz con unas fuerzas armadas casi paralizadas y destruidas después de 40 años de prédica disolvente y anti-Argentina”.
POLÍTICO-ESTRATEGICO
Durante el encuentro hubo un espacio en que los disertantes pudieron explayar con mayor profundidad la obra publicada brindando también un análisis del conflicto en Europa oriental.
“Todo lo que sucede tiene que ser puesto en un contexto político-estratégico, porque de lo contrario difícilmente se pueda comprender cuál va a ser el resultado de esta ya hoy declarada guerra”, señaló Alonso que dio a la audiencia un contexto a nivel estratégico nacional y militar de este conflicto armado.
Luego agregó que “se inició como Operación Militar Especial con la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022 y se ha mutado en una guerra, como lo han dicho algunas autoridades rusas, hace pocas semanas, después del último atentado terrorista que ocurrió en Moscú. Es decir, de hecho es considerada como tal y no todavía de derecho o jurídicamente”.
Según el militar con màs de 40 años de experiencia, esto llama la atención. “Los rusos llamaron Operación Especial Militar a la invasión inicial de Ucrania. Esta presenta dos momentos particulares. El inicial de un avance bastante rápido para llegar a algunos pocos kilómetros de Kiev. Pero después, eso mutó en una guerra de desgaste y cambió la concepción estratégica de los rusos. Según mi opinión ese avance rápido es probable que respondiera a alguna connivencia con elementos militares ucranianos de provocar un golpe de Estado o alguna conmoción interior en el camino de su aproximación a la capital. Parece que eso no funcionó, a mi criterio, y eso es una de las razones por lo que cambiaron de estrategia”.
La estrategia rusa nunca habría pretendido ocupar Ucrania completamente, sino a lo sumo, “lograr un estatus de presencia” en ciertas zonas “porque Rusia inició la guerra con 100.000 hombres, netamente inferior a los 700.000 efectivos ucranianos. Era raro que con el conocimiento que tiene Rusia haya cometido ahí un error de concepción política, estratégica y militar. Se puede apreciar que Putin hizo una suposición falsa en su diseño de la operación militar, basado en la teoría de la elección racional”.
La misma intenta predecir el comportamiento humano, basándose en la hipótesis de que las personas habitualmente toman decisiones en todos los aspectos, economía, política y la vida diaria, que se alinean con su mejor interés personal. “El problema con esta teoría es que los seres humanos no son totalmente racionales en la medida que no se toman las decisiones guiado exclusivamente por el intelecto”, señaló el militar con una amplia visión estratégica.
En qué medida los múltiples factores influyen sobre los otros para tomar una decisión es “difícil de saber. En las relaciones internacionales y la guerra, las características definitorias de la identidad humana son la historia, geografía, religión, idioma, raza o etnia, y, especialmente, la cultura que también deben ocupar un lugar destacado en cualquier evaluación estratégica”.
“Estas realidades derrotan rutinariamente las expectativas poco realistas que crea la teoría de la elección racional. Es probable que la conducción rusa, diplomática y política, haya creído que Washington y el mundo occidental serían cautelosos, como lo habían sido hasta el año 2022 y como lo demuestra todo el desarrollo de la Guerra Fría, y respetuosos del poder nuclear ruso. Como también lo era Rusia respecto al poder nuclear de Estados Unidos y de otras potencias occidentales”, sostuvo Alonso.
Luego agregó que: “es evidente que la clase política norteamericana, probablemente sin una comprensión realista de Rusia, de Europa del Este y de los personajes que dominaban el escenario del poder mundial, suscribió la noción del difunto senador John McCain de que Rusia era una gasolinera con armas nucleares. Y eso se observa a lo largo de todo este periodo de dos años de guerra. Hubo una subestimación del poder militar, político y estratégico de Rusia, como también, sobre cuál era la profundidad de las decisiones de Putin. Se olvidan de que desde 1991, Rusia, y especialmente su presidente, había tratado de convencer a Occidente que había que poner ciertos límites al avance de poder de la OTAN hacia el este. Este movimiento occidental significaba para Rusia y para la concepción cultural, política y estratégica de ese país, una amenaza a su existencia. El señor Putin no es un hombre, pareciera ser, que toma riesgos”.
ESTRATEGIA OPERACIONAL
El cambio de estrategia operacional de Putín a los pocos días de comenzada la incursión rusa sobre territorio ucraniano se debió a “una defensa elástica o móvil. Es una medida de economía de fuerza, diseñada para minimizar las pérdidas rusas y maximizar las pérdidas ucranianas, hasta que las fuerzas rusas pudieran regresar a las operaciones ofensivas. Ese cambio de estrategia ha funcionado con bastante éxito para los rusos”.
A pesar de la cuantiosa provisión de materiales de guerra como todo tipo de armamento, de combatientes locales y de extranjeros que cambiaron su uniforme por el ucraniano, de una gran cantidad de mercenarios extranjeros e inteligencia crítica para las fuerzas ucranianas “se podría decir, sin temor a equivocarse, que el poder que tenía Washington en febrero del 2022 prácticamente se ha hecho añicos contra una pared que no pudo franquear”.
Sobre esto Alonso aclaró que “el poder norteamericano, que es el director de la guerra desde el punto de vista occidental, ha sido reforzado y amplificado en sus operaciones psicológicas y en la difusión de la propaganda por los medios de comunicación del Occidente. La desinformación que agranda las acciones ucranianas ha sido, hasta ahora, bastante considerable. Pero así como la propaganda ayuda a mantener la moral de la población y a influir en la población enemiga, no sirve para ganar la guerra. Esto se logra por los resultados militares y, secundariamente, por las influencias o problemas económicos que afectan la capacidad de producción del país o de los países enemigos”.
Sobre la desinformación existente, Alonso señaló el caso particular de la falta de datos concretos sobre los muertos en esta guerra. “Es probable que Ucrania haya alcanzado entre 450.000 a 500.000 muertos. Eso está muy escondido por la propaganda mediática de los medios de comunicación que responden al unísono, como si hubiera un solo propietario y un solo director de cómo se dirige la acción propagandística o de informativa hacia el mundo y especialmente hacia Occidente. Y esto lleva a que probablemente la derrota ucraniana sea inevitable, a pesar del heroísmo de esas tropas” en defender su territorio.
DIMENSION
Durante su disertación, el especialista mencionó la falta de municiones como un problema grave para tomar en cuenta. “Occidente no tiene la capacidad industrial para producir la cantidad de munición equivalente a la que produce e utiliza Rusia. Además, pareciera ser que Rusia ha reforzado su artillería y su capacidad artillera de munición, de abastecimiento, con la provisión de Corea del Norte. También se suma otro factor que es la falta de descanso y de rotación de las tropas. Se cita, por ejemplo, a la 110 Brigada de Infantería Mecanizada de Ucrania, que hace dos años que no fue relevada de combate ni ha tenido rotación. Nadie puede negar el heroísmo de las tropas de Ucrania”, concluyó el militar retirado.
OPERACIONAL
El siguiente disertante fue el coronel retirado Fernando Duran que señaló entre otros aspectos, la situación de los dominios terrestre, naval, aéreo y de la información en la contienda.
“Lo primero que hay que plantearse es cuáles son los objetivos de Rusia, de Ucrania y los otros estados que la apoyan. Los de Rusia son clarísimos, es desmilitarizar y recuperar el Donbas”, planteó Duran.
En tanto, sobre la intención de Ucrania “no lo dijo oficialmente. Hubo un comentario en Twitter de Podoliak, que es el asesor de defensa de Zelenski, que dijo: ‘Los objetivos de Ucrania son generar un cambio de régimen de Rusia´’, es decir, buscar sacar a Putin y recuperar los territorios perdidos a partir del 2014”.
“Esos son los objetivos de Ucrania, pero cabe preguntarse, ¿qué es lo que busca la OTAN? Según mi opinión sus objetivos son degradar y balcanizar a Rusia. Pero, ¿cuál es el problema acá? Que los objetivos de Ucrania y los objetivos de la OTAN no son compatibles, porque para degradar necesito tiempo, algo que el primero no tiene como tampoco recursos humanos. Ucrania es un país que tiene 44 millones de habitantes, que no todos viven en Ucrania”, enfatizó el Coronel.
Sin embargo, el Coronel Duran abordó las tres ventajas que tiene Ucrania respecto a Rusia. “En primer lugar, la profundidad estratégica que le da la OTAN. Rusia no puede afectar esto sin escalar el conflicto. Segundo, la logística que le da la OTAN. Rusia no puede atacar la fuente logística sin escalar el conflicto. Y tercero, es el ISR, la inteligencia, la vigilancia y la exploración, que le da la OTAN con los drones y con los aviones de exploración sobre el Mar Negro, que Rusia no los puede atacar”, describió el experto en operaciones especiales.
DOMINIOS
Respecto a los dominios, el militar señaló que, a su parecer, hay dos batallas decisivas: Mariupol y la contraofensión ucraniana. “Acá viene el conflicto con la narrativa occidental, que decía que los rusos iban a tomar Kiev en tres días y eso era imposible. Lo que hizo Rusia fue amenazar la capital ucraniana y a la ciudad portuaria de Odesa para aferrar fuerzas en esos dos lugares. De esta forma las fuerzas ucranianas se hubieran dirigido a defender el puente terrestre en Mariupol y hubiera impedido que Rusia se comunicara por vía terrestre entre el Don y la península de Crimea”, afirmó el especialista en estrategia.
Sobre la segunda batalla decisiva, la contraofensiva de Kiev “se basó en la tremenda subestimación de los ucranianos y de la OTAN hacia los rusos. Pensaron que los contraataquees del año 2022 en Jérson habían ganado a los rusos y no fue así porque estos se retiraron. Lo que hicieron los ucranianos fue conquistar terreno, pero no destruyeron nada ruso”.
Una de las cuestiones que tiene la doctrina rusa es que “el terreno por sí solo no tiene valor. Lo que importa es destruir fuerzas enemigas. Que esa es una cuestión que la OTAN no entiende porque viene de 20 años de hacer contrainsurgencia (un conjunto de técnicas y prácticas aplicadas por los Estados con el objetivo de detectar y destruir a los miembros y bases de apoyo de los grupos insurgentes). Para el occidente lo importante es ocupar las ciudades, porque ahí se refugia y obtiene recursos la insurgencia”.
Respecto al terreno marítimo el especialista señaló que la ventaja, en general, de las armadas “es la libertad de acción que tienen las flotas en el mar, que son muy difícil de detectar y tienen una amplísima capacidad de maniobra”.
En el caso de esta guerra “la flota rusa está atada de pies y manos. Porque el Mar Negro era un mar en la guerra de Crimea, un poquito más chico en la Segunda Guerra Mundial y ahora es una laguna. ¿Por qué? Debido a que está cubierto por todos los medios de inteligencia occidentales y están al alcance todas las armas occidentales, tanto misiles como drones navales”.
En tanto, la “defensa antiaérea ucraniana es muy difícil de destruir porque opera con los radares de alerta temprana, de vigilancia. Cuando están encendidos un radar de alerta temprana tiene un alcance instrumental de 450 km pero los rusos se lo destruían. Actualmente, el sistema ISR de la OTAN, de inteligencia reemplaza esos radares. Entonces, los ucranianos son alertados que hay un vector que está entrando en su espacio aéreo y lo que hacen es prender el director de tiro y abren fuego. Y esos son seguros, nada más. Es por eso que es tan difícil la destrucción de la defensa aérea ucraniana”.
Finalmente, el Coronel dedicó unos minutos para hablar sobre el dominio de la información estratégica. “Rusia la abandonó porque se dio cuenta de que no podía competir con la CNN” entre otras cadenas televisivas que emitían las novedades de la guerra.
Sin embargo, las historias fantásticas difundidas por los ucranianos sobre los combates han minado la confianza internacional en sus comunicados. “A partir del fantasma de Kiev o del caso de la abuelita que derribaba aviones rusos con jarras de pepinos, no miento existieron estas relatos, sostengo que cuando uno pierde la credibilidad en materia de operaciones psicológicas, operaciones de información, no se recuperan más. Y es lo que está pasando con todos los combatientes de redes sociales que tiene Ucrania. Lo que sucede es que las redes sociales sirven para la táctica, para una campaña presidencial o una ofensiva. Pero si la acción en las redes sociales, en las operaciones de información, no están acompañadas de éxitos reales, sea batallas ganadas o una campaña política, esto fracasa”, concluyó el coronel Fernando Duran, quien realizó un curso de operaciones psicológicas en Colombia.