Opinión

Notre Dame de Paris se reinstala

La felizmente rápida reparación de la desvastada catedral de París ha provocado una catarata de videos a favor y en contra.

Sin entrar en detalles que me superarían y escapando a caracterizar los gestos -¿emoción genuina o teatral?- del pícaro presidente Macron, vale la pena detenerse un instante en las comunicaciones que involucran a la masonería de fuera y de dentro de la Iglesia en un plan de efectiva infiltración en uno de los más importantes símbolos de la Cristiandad europea.

El colmo, se comenta, fue ver a los liberal-socialistas entonando a voz en cuello La Marsellesa frente a la imponentemente piadosa puerta de iglesia.

Recordando a un viejo conocedor de lo que pasa entre el cielo y la tierra -que repetía con enfática piedad: “La Virgen manda”- me he permitido imaginar que, por encima de la algarabía revolucionaria, Nuestra Señora los contemplaría sonriente con un: Mes enfants’, tardasteis doscientos treinta y cinco años en volver a saludarme…