Por Marina Kabat *
El hashtag que se impuso en las redes en respuesta al proyecto “La reacción argentina” tiene un nexo mayor con la historia del peronismo de lo que muchos de sus impulsores probablemente sospechan. El peronismo ha sabido mimar a los periodistas adictos tanto como hostilizar a los opositores. Ha utilizado a los primeros contra los segundos. Y ha empleado las habilidades de los hombres de prensa para conformar servicios de información especializados.
Bajo las primeras presidencias de Perón se multiplican y perfeccionan los servicios de inteligencia. Algunos sobreviven hasta nuestros días, como la SIDE. Otros, en cambio desaparecieron como Control del Estado y la División Información Política. En este contexto aparece un primer esbozo de inteligencia especializada en organizaciones civiles. Como ocurrió con el caso Balbuena (infiltrado en la agencia Walsh también bajo un gobierno peronista), nada mejor que un periodista para desarrollar la tarea. En 1954 la persona escogida fue Bernardo Neustadt.
Bernardo Neustadt obtiene su primer trabajo pago en un medio de comunicación en junio de 1943, es decir el mes del golpe militar que encumbra a Perón como Ministro de Guerra, Vicepresidente y Secretario de Trabajo y Previsión. Neustadt pasa del periodismo deportivo a la crónica política y en el Congreso de la Nación conoce al Contraalmirante Tessaire que fue desde entonces su mentor y luego lo nombró como su secretario privado.
Tessaire, quien ya había actuado como Ministro del Interior durante la presidencia de Farrell, asume durante la segunda presidencia de Perón la Secretaría de Asuntos Políticos y, luego, la vicepresidencia. Neustadt progresa bajo su estrella. No solo es nombrado jefe de prensa del Consejo Superior del Partido Peronista, sino que también trabaja para la Secretaría de Estado de Asuntos Políticos, donde alcanza el cargo de Director General de Relaciones con las Organizaciones del Pueblo.
Tras el golpe militar que derroca a Perón, Neustadt es interrogado por la Comisión creada con el fin de indagar los crímenes del peronismo. El principal objetivo de la comisión era probar delitos, en especial aquellos asociados a la corrupción, con el fin de deslegitimar al peronismo. Esta comisión contó con inusitadas e inconstitucionales facultades para detener e interrogar personas asociadas al régimen depuesto, así como para allanar domicilios y secuestrar documentación. Los archivos de esta comisión guardan valiosa información sobre la etapa inicial de la CIDE, testimonios de torturas y persecución al comunismo y el funcionamiento como grupo de choque paraestatal de la Alianza Libertadora Nacionalista (una suerte de precursora de la posterior Triple A). A diferencia de los negociados con la importación de coches y otras nimiedades sin trascendencia, estos valiosos datos no fueron dados a conocer. Los gobiernos que sucedieron al peronismo aprovecharon los servicios secretos y el andamiaje represivo que este les legaba. Por tal motivo no iban a exponerlos.
Interrogado por la comisión, Neustadt describe sus funciones como Director General de Relaciones con las Organizaciones del Pueblo. Señala que en su actividad seguía directivas estrictas de Tessaire, que consistían en reunir lo más detalladamente posible antecedentes de todas las organizaciones existentes en el país. Dentro de estas organizaciones estaban comprendidas todas las orientadas a actividades culturales, deportivas, sociales y de bien público, de tipo vecinal.
Neustadt declara que presentó una estadística, que le fue requerida con urgencia a los tres meses de haber sido nombrado. Comenta que realizó el trabajo con las informaciones precarias con las que ya se contaba e indica que, entre los detalles que consignó, figuraba la orientación política de cada una de las instituciones, a través de la referencia que suponía la militancia política de sus integrantes. Neustadt, quien obviamente ya había iniciado su primer gran salto mortal para reacomodarse a la situación política imperante, en todo momento intenta deslindarse del peronismo. Del mismo modo, procura traspasar la responsabilidad de este informe o bien a su antiguo superior, y por ese entonces ya ex amigo Tessaire, con la idea de que siguió órdenes estrictas, o a su predecesor en el cargo.
A través de la Secretaría que Neustadt dirigía y, bajo su firma, se giraban fondos a Patricio Kelly, jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista, organización que bajo órdenes oficiales hostigaba sindicatos rebeldes y a los militantes comunistas entre quienes se cobra varias vidas en este período. Los pagos estaban autorizados por Neustadt y figuraban bajo el concepto trabajos de recopilación periodística.
La confianza de los poderosos da sus frutos, y Neustadt los cosecha. En 1955 compra a precio irrisorio el periódico La Gazeta del foro, el cual merced a la publicidad oficial que aparece de súbito como por arte de magia pasa de estar al borde de la quiebra a brindar importantes ganancias. Probablemente actuara como testaferro testaferro y/o socio de Tessaire.
Por sus posiciones políticas posteriores, Neustadt puede sorprendernos como el informante más inesperado del peronismo. Pero, no fue el único periodista de su tiempo en sumarse a esa tarea: en la Subsecretaría de Prensa, la denominada “sección especial” se dedicaba en forma exclusiva a elaborar informes de inteligencia sobre personalidades del ámbito intelectual. Su vigilancia alcanzaba, incluso, a figuras del propio partido peronista. El paralelismo entre el nombre de esta oficina y el de la Sección Especial de la Policía Federal, cuya picana soportaron muchos de los que fueron observados y delatados da cuenta de que, si hubo una Gestapo Argentina, esta fue creada bajo la égida de Perón y no de sus sucesores.
* Investigadora de CONICET, autora de 'Perónleaks. Una relectura del peronismo a la luz de sus documentos secretos'.