Opinión
Prócer de la democracia argentina

Memoria y verdad para Alfonsín

Por Diego Alberto Barovero (*) y Pedro J. C. Calvo (**)

La memoria y el olvido son dos funciones fundamentales en el desarrollo del cerebro. La memoria almacena información y el ser humano la evoca cuando le resulta necesario interactuar con personas y cosas. Podemos afirmar que sin memoria no tendríamos vida ya que no existiría un antes ni un después. La memoria se vincula además con las emociones y el conocimiento.

Las sociedades, a lo largo de la historia universal, hicieron de la memoria y el olvido herramientas de su construcción social. Nos dice Mario Benedetti: “El olvido está lleno de memoria”. Tanto el olvido como la mentira son dos insumos fundamentales de los demagogos y los populismos, más aún en este siglo XXI.

Las redes y las nuevas tecnologías son instrumentos que nos ayudan a indagar en el pasado a veces olvidado, para analizar, estudiar y proyectar hechos históricos. La masividad de su circulación sirve para argumentar con la verdad y algunos las usan como fake news.

 

ACUSACIÓN

Frente a las declaraciones del presidente Javier Milei y la grave e injuriosa acusación al doctor Raúl Alfonsin con relación a los hechos de diciembre del 2001 que generaron el final traumático del mandato Fernando De la Rúa, se han conocido declaraciones del propio expresidente cuando falleció Alfonsín en 2009. En ellas expresó: “El pueblo asiste a la pérdida de quien luchó toda su vida por la República y la Democracia. Como ex presidente quiero saludar a quien fue un gran presidente argentino y como amigo expresar mi dolor por su fallecimiento. Ante lo definitivo de la muerte alentemos la esperanza de que se consolide y mejore la Democracia sobre los valores por los que él lucho…”. Tal el juicio que a De la Rúa le merecía la personalidad de Alfonsín. De la Rúa acompañó a pie, desde el Congreso hasta el cementerio, el cortejo fúnebre que siguió a los restos de Raúl Alfonsín durante sus exequias.

Algunos años antes, en sendas declaraciones en sede judicial en causas que investigaron un presunto complot para derrocarlo del gobierno en 2001, afirmaba De la Rúa que Alfonsín le advirtió ya octubre de 2001 en una cena en Olivos sobre un comentario desestabilizador de Duhalde en un viaje que realizó a los Estados Unidos en el que vaticinaba el fin del gobierno de la Alianza. Agregando, que él en su momento, no le dio importancia.

Numerosas son las declaraciones de De la Rúa en distintos medios nacionales y hasta en el diario ‘El País de España, acusando al peronismo y al FMI como responsables de su caída. “El FMI nos asfixió, estaban muy decididos a cortarnos la cabeza (…) era la administración Bush, republicana; llegaron ahí Kölher, alemán, que se enojó mucho cuando yo anulé el contrato de Siemens para la provisión de DNI y Anne Kruger una fundamentalista (…) Decían que no había acuerdos políticos que por otra parte no existían porque Duhalde y Ruckauf se combinaban en el Congreso para poner obstrucciones”, manifestó el expresidente.

No hubo y no hay declaraciones de De la Rúa acusando a Alfonsín de algo tan grave como las afirmaciones recientes de Milei que en su ya habitual desmesura sostuvo que Alfonsín "apoyó un golpe de Estado" y cuestionando su rol histórico como padre refundador de la democracia argentina.

 

PARTE DE UNA CAMPAÑA

Los ataques del presidente Milei a Raúl Alfonsín, en combinación con la descalificación a la propia UCR por el ataque sufrido en la sede de su Comité Nacional, forman parte de una campaña, un estilo que tiende peligrosamente a naturalizarse y que vulnera los mínimos principios éticos de la convivencia democrática.

La mentira, la calumnia y la injuria junto con el amedrentamiento a opositores desde la cima el poder han sido, son y serán mecanismos de regímenes totalitarios y fascistizantes, que aun cuando pretendan revestirse de liberales en definitiva descreen de la Democracia y la República.

(*) Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.

(**) Exdiputado nacional de la UCR.