"Cantando al sol como la cigarra...'', entona Mariano Magnífico -vaya apellido- desde el escenario del teatro Picadero. Y se ven lágrimas en los ojos de algunos espectadores. Es que el actor-cantante viene de juguetear como El hombre niño, pero se pone más serio al interpretar esas estrofas tan conocidas en una muy emotiva versión.
Lo de Magnífico es uno de los momentos especiales de 'Al bárbaro le doy paz', la hermosa obra de Pablo Gorlero -periodista, director y dramaturgo- que sube a escena todos los martes a las 20 y que homenajea a la gran María Elena Walsh a diez años de su muerte.
En el espectáculo también se destacan los otros integrantes, todos con gran recorrido en musicales y en el teatro en general: Déborah Turza (La que protesta), Julián Pucheta (Magoya) y Flavia Pereda (La enamorada) dan muestras a su tiempo de un preciso dominio vocal y coreográfico. Por el lado de la música se lucen Tito Vanini en la percusión y Juan Ignacio López en el piano, y además como director vocal y musical.
"Soy periodista y me gusta editar'', argumenta Gorlero en diálogo con La Prensa sobre la particular dramaturgia que creó, replicada en otros de sus trabajos como 'De eso no se canta' -canciones de protesta- o 'Identidad testimonial' -musicales- (ambos espectáculos están terminando su recorrido en estos días). En 'Al bárbaro le doy paz', el proceso, de estilo curatorial, consistió en reunir canciones y textos de María Elena con material propio e hilvanar momentos intensos. ``Me siento orgulloso de ese trabajo dramatúrgico'', señala el director.
PARA ADULTOS
Lejos de lo que podría pensarse, se trata de una obra pensada para adultos donde, sin embargo, aparecen también éxitos como 'La pájara pinta' o 'El país de no me acuerdo', clásicos infantiles de la gran autora. Incluso el vestuario creado por Gabriela Gerdelics tiene motivos más ligados con el mundo de la infancia. El foco está, sin embargo, en la María Elena combativa, pero siempre con ese estilo tan irónico como sarcástico que la caracterizaba.
"A mí lo que más me conmueve de ella es su casi desesperación por la justicia -señala Gorlero-. Sus canciones claman por la igualdad de derechos. Ella cierra la grieta''.
-El espectáculo hace foco en esa protesta pero tiene humor y gracia también.
-Yo me siento muy identificado con su ironía. Ella consigue satirizar cuestiones de la realidad difíciles de pensar, y más teniendo en cuenta cuándo fueron compuestas muchas de estas canciones -años '60 o '70-. Era la única manera que ella podía encontrar de hablar de la sociedad con una mirada crítica que partía de su habilidad para el manejo de la ironía y del sarcasmo.
-María Elena fue censurada.
-Claro. Y acallada por los gobiernos militares de turno por su canción de denuncia, sus poemas metafóricos y otros mucho más directos. Y su cancionero está tan ligado al varieté como a la canción popular. Este espectáculo tiene la intención de que podamos vernos en un espejo y reconocernos a través de su dialéctica. Ella era una narradora que le encontraba un montón de capas de metáfora a cada una de sus historias.
-¿Hay algún momento del espectáculo que le guste particularmente?
-No, a mí me gusta todo como quedó. De cada momento tengo un sabor particular. El espectador atraviesa las mismas emociones que nosotros cuando lo ensayábamos y pasábamos de la risa a la emoción y de ahí a la sonrisa y la melancolía. Eso ahora le sucede al público y estoy realmente muy feliz con el resultado.