Hacer deporte, entrenar, comer saludable, tener un cuerpo tonificado se convirtió en una tendencia que crece cada vez más. En un país donde el 60% de la población sufre de obesidad -según la Organización Mundial de la Salud-, parece una buena noticia que cierto grupo de personas opte por la actividad física y la buena alimentación, pero especialistas advierten que la línea entre la dedicación y la obsesión puede ser muy delgada.
‘‘En este momento es importante no dejar de alentar la actividad física saludable, pero también es un momento para alertar’’, aseguró a La Prensa Jorge Franchella, médico deportólogo y director del programa de Actividad Física del Hospital de Clínicas.
‘‘Actualmente -explica- , el grueso de la población o los mortales, como me gusta decirles a mí a quienes no son deportistas de alto rendimiento, están ejercitándose pero llegando a ciertas intensidades y a cierto volumen que pasa de ser saludable a ser riesgoso’’.
- ¿Por qué se genera este exceso?
- Una de las cosas que lleva a ésto es que el fitness está muy guiado por el marketing, o sea que no se fundamenta tanto en los beneficios que tenga en la salud si no en lo que se pone de moda. Por ejemplo, cuando el crossfit estaba en auge me preguntaban si era malo. No es malo, siempre y cuando la persona que lo practique esté entrenada previamente para soportar el tipo de esfuerzo que implica.
- Entonces, ¿cómo se sabe cuál es el límite a la hora de entrenar?
- Cuando tengo que hacer un certificado de apto médico, mido como está su salud y evalúo el nivel de aptitud. Es decir, la capacidad de responder a un esfuerzo exigente que es diferente para cada uno de nosotros. En grupo pueden estar todos sanos, pero uno puede estar entrenado para subir a un primer piso y otro a un décimo. Es un problema de adaptación de la exigencia a lo que en este momento estás preparado para hacer.
- A la hora de hacer ejercicio, ¿vale cualquier deporte?
- El tipo de entrenamiento lo elige la persona. Lo que tiene que tener en cuenta es el tiempo y la intensidad. Porque cuanto más intenso, menos tiempo y viceversa. Por eso, si empiezo caminando lo voy a hacer durante más minutos que si comienzo corriendo o tratando. Pero hay que tener cuidado, porque hay algunas formas de entrenamiento que no pueden hacerse si no es de manera intensa, como el crossfit. Es como querer hacer rugby sin tackles. Entonces, empecemos con aquellas actividades más amistosas y flexibles, y que alguien nos supervise profesionalmente.
Si bien para Franchella cualquier deporte es valido, advierte que ‘‘hay un extremo que está bastante promocionado y que lo hacen unos pocos, donde la consigna es prácticamente llegar al límite. Se llega a un nivel de exigencia que es como una competencia de veneno, a ver quien tolera más. Las propuestas deportivas que implican esa idea del súper cuerpo, de la súper potencia, por definición son peligrosas’’.
Otra de las cosas que generan alarmantes dentro de este auge de la ‘cultura fit’ son los modelos irreales a seguir que se imponen y que están relacionados con esa idea de súper hombre o súper mujer.
Para el médico deportólogo son preocupantes: ‘‘Está el caso de una conocida atleta olímpica, que estando con un embarazo avanzado corrió casi como si no lo estuviera. Eso, hoy en día, puede convertirse en una especie de referencia y estamos mal porque puede perjudicar el embarazo. También esta el caso del hombre que tiene 103 años y corrió una maratón, lo cual es virtuoso pero hay que entender que son excepciones. Nosotros somos gente normal, con derecho a ser saludables y a vivir felices, por lo que el modelo a seguir es otro’’.
Es así, que cuando se llega al grado de obsesión a la hora de ejercitar comienzan los problemas de salud, tanto físicos como psicológicos, y algunos de ellos pueden ser muy riesgosos.
Harry Campos Cervera, médico psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), advierte sobre la vigorexia y la ortorexia. La vigorexia, según Asociación Argentina contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), es un trastorno caracterizado por una preocupación obsesiva por el físico, baja autoestima y una distorsión del esquema corporal.
‘‘Si tenés esta patología, que hace que pases todo el día en el gimnasio y que desatiendas tus tareas, familia, etc., como pasa con algunos triatlonistas extremos que están entrenando 8 horas por día, ahí ya se produce un síntoma y se empieza a resentir la salud. En mujeres, por ejemplo, la ausencia de la menstruación, que es por el exceso de prolactina que se produce por el estrés excesivo que genera el ejercicio’’, dice a La Prensa Campos Cervera.
En cuanto a la ortorexia -definida por la Sociedad Argentina de Nutrición como la obsesión por consumir alimentos saludables, puros y limpios- , ‘‘se vuelve patológica cuando produce síntomas. Es decir, si comes saludablemente dentro de ciertos parámetros y cantidades adecuadas, te estás haciendo un bien. Ahora, si por ejemplo, una mujer deja de comer alimentos que contengan hierro y desarrolla una anemia, eso es patológico’’.
‘‘Hay personas que son fundamentalistas, que normalmente son las mismas que van a sucumbir a cualquiera de estas ‘modas’ y corren peligro cuando la información no es adecuada’’, explica el miembro de APA.
Sin embargo hace una aclaración importante, ‘‘no hay que demonizar (la forma de vida ‘fit’), porque así la función saludable quede enmascarada por los aspectos patológicos. Hay que buscar el equilibrio, nada en extremo es saludable. Es cuando se transforma en algo reiterativo que empieza a ser patológico’’.
Para los especialistas, todo individuo que aborde la actividad física con el objetivo de estar y sentirse mejor corre menos riesgos, siempre que lo haga con alguien que lo asesore, que aquel que lo va a buscar por estética.
‘‘Esa persona tiene un modelo estético mental que de ninguna manera puede replicar. Está muy vinculado al concepto de éxito que nos da hoy la sociedad donde todo está en estado binario, es blanco o es negro, soy vigorexico o no me muevo’’, concluye Franchella