En la Argentina para aproximadamente más de un millón de jóvenes de entre 18 y 25 años el horizonte no se ve muy claro. Ocurre que esta franja está dentro de lo que se denomina "ni-ni", es decir que no estudian ni trabajan.
La pobreza y la falta de incentivos educativos y de posibilidades de empleo figuran entre las causas que genera hoy esta grave situación. Pero también hay otras que se van descubriendo, y que se relacionan con la vulnerabilidad y la falta de respuestas desde el Estado.
Un trabajo desarrollado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) mostró que un 67 % de los jóvenes ni-ni cuidan ya sea un niño o una persona mayor.
"Esto desmitifica el hecho de que se piense que los jóvenes Ni-ni no quieren o no hacen nada", señala a La Prensa Gimena de León, responsable del documento que presentó el Cippec.
De este porcentaje se indica que un 30 % de los jóvenes de entre 15 y 19 años tuvieron que dejar de estudiar o trabajar para cuidar a alguien. En su mayoría, mujeres jóvenes. El 95 % de las personas que cuidan y ni estudian ni trabajan está representado por mujeres.
El documento se elaboró a partir del entrecruzamiento de datos de la última Encuesta Nacional de Juventud realizada por el Indec. Allí por ejemplo se observaba que en la Argentina 1 de cada seis mujeres tiene su primer hijo antes de los 19 años.
"Lo que queda en evidencia es que en muchos casos esta situación corta el cambio y crecimiento normal en el que un joven termina el secundario que hoy es obligatorio, consigue un trabajo, se emancipa y luego tiene un hijo. La llegada de un hijo en estos casos provoca abandono escolar y un estancamiento de los adolescentes", expresa De León.
Según la encuesta el 67 % de los embarazos de estas chicas no son intencionales. "Esta situación muestra que hay dos temas importantes en los que tiene que se tiene que trabajar con políticas públicas". "Uno -continúa la investigadora del Cippec- es fortalecer desde el estado las políticas de prevención de embarazos no planificados, ya sea mediante las clases de educación sexual en escuelas, y en hospitales públicos".
En un segundo punto se refiere a una red que ayude al cuidado de los niños pequeños para que la mujer pueda salir a trabajar o terminar sus estudios. "Las mujeres de clase media o media alta tienen más posibilidades de hacerlo, ya que tienen medios económicos para pagar una guardería o a alguna persona que lo cuide".
"En la clase baja -continúa- esto no es posible, no lo pueden solventar. La cobertura escolar pública está más cubierta en chicos a partir de los 4 años, aproximadamente un 76 por ciento donde comienza la escolaridad obligatoria pero no antes", dice la investigadora. En cambio entre los 0 y los 4 años la cobertura alcanza solo al 32 por ciento.
Más allá de esta situación puntual, De león indica que el problema de los Ni-ni es complejo. "Los jóvenes están en un mercado laboral donde la informalidad es muy alta. Se mide solo el empleo registrado, así que hay casos en los que tienen alguna labor aunque se lo considere que ni estudia ni trabaja".
De León explica que esta problemática se da en sectores ocupacionales bajos, donde las mujeres también tienen un lugar cada vez más importante en la economía familiar.
"Hoy el salario de una mujer representa el 42 por ciento del ingreso del hogar. Es decir que muchas chicas y mujeres al no poder trabajar dejan de aportar un dinero muy importante para el sustento de la casa".
La especialista del Cippec ve con buenos ojos que desde el Estado se esté intentando de a poco dar solución a esta problemática. "Desde Desarrollo Social está el plan para construir 4 mil centros de primera infancia en el país, esperemos se concreten pronto y será un avance".
"El plan Progresar también fue una buena iniciativa para incentivar el estudio. Ahora se está reformulando, hay que seguir trabajando para que el chico regrese a la escuela, y trabajar sobre prácticas laborales que sirvan".
SIN HORIZONTE
De León ve con preocupación el alto abandono escolar. "En estudiantes secundarios llega al 30 por ciento, y dentro de este porcentaje un 42 por ciento dejó el colegio porque tuvo que salir a trabajar".
"En muchos casos los jóvenes no le ven utilidad a la escuela", expresa la investigadora, quien ve principalmente que los chicos más pobres tienen una "falta de horizonte tanto en lo educativo como en el empleo".
El psicoanalista Juan Tesone señala, en tanto, que la situación de los ni-ni es "una tragedia en la sociedad argentina pero también en el mundo. En Europa, en países como Francia y España el 25 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 25 años hoy está en esta situación, desocupado".
Tesone, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) agrega que "estos jóvenes que quedan fuera del sistema se marginalizan y viven situaciones límite, incluso no solo con la imposibilidad de ver un futuro sino también un presente".
"A la generación que uno pertenece -continúa el profesional- cuando terminaba el colegio siempre se le decía ¿vas a seguir estudiando o vas a ir a trabajar? Hoy ya en muchos casos no se da esta posibilidad".
El especialista expresa que incluso "estudiar no garantiza la salida laboral. Hoy se da la paradoja de que muchas empresas dicen que no encuentran personal calificado y muchos jóvenes no consiguen trabajo. Hay poco interés además en las escuelas técnicas, que enseñan oficios". Para Tesone, a esto se suma "la creciente robotización que hace que se pierdan cada vez más puestos de trabajo".
Los jóvenes también sufren el flagelo de la adicción a las drogas. "Está haciendo estragos en todas las clases sociales. Los de mayor poder adquisitivo consumen marihuana, cocacína o extasis y los de menos dinero paco. El consumo hace que estén más desmotivados, presentan abulia y desinterés".
"Este producto -prosigue Tesone- pasa a ser el "leit motiv" de su vida. Hay gran desesperanza en estos chicos. Esta situación hay que abordarla con una política pública que contemple lo social, lo económico, educacional, psicológico. Se debe activar toda la sociedad".
EL ESFUERZO
En las familias que no cubren las necesidades básicas, los chicos buscan ir al colegio principalmente para concurrir al comedor escolar. "Los chicos con problemas de alimentación, desnutrición tienen problemas irreparables en su desarrollo, pensamiento, que fortalece que no sepan o no puedan tener un horizonte".
Para Tesone, el consumo en forma desmesurada como se pregona hoy en la sociedad fortalece estas situaciones. "Para muchos jóvenes el hecho es que si no consumo no existo. Se está más por la idea del dinero fácil y la pérdida de la cultura del esfuerzo".
"Se suele decir que tenemos un país rico con muchas materias primas. Pero hay que tener en cuenta que en este tiempo el capital humano es fundamental. Para ello es central darle valor a la educación, el conocimiento, el desarrollo".
El psicoanalista expresa que "los recursos humanos son el capital más grande de una sociedad. Por eso lo más urgente es darle a los jóvenes un buen presente y un futuro".
Para el psicólogo Alejandro Schujman también los atan los padres
El miedo a crecer y valerse solos
El psicoanalista Alejandro Schujman cuando se refiere a los ni-ni aclara que no habla de los que no tienen posibilidades económicas de poder estudiar o conseguir empleo -estos entran en la categoría de excluidos indica- sino de muchos jóvenes que estiran el independizarse del hogar de sus padres, y se quedan indefinidamente.
"Recuerdo haber leído un artículo de la generación ni-ni en el diario El País de España en 2010. Hablaba de jóvenes que siguen en su hogar, donde los padres al jubilarse no saben cómo seguir manteniéndolos".
Schujman empezó a escribir algunas columnas para el diario El Mercurio de Chile sobre esta problemática, y luego publicó el libro "Generación ni-ni" de editorial Lumen, convirtiéndose en uno de los primeros profesionales en hablar de este tema en el país.
"Se trata de un fenómeno que se da en muchos países donde suele pasar que los padres por miedo lo sostienen dentro del hogar al hijo", explica el psicoanalista, quien agrega que esta problemática es multicausal.
"Es cultural, responde a esta época donde los más jóvenes tienen cero tolerancia a la frustración, prefieren no chocarse con desafíos, obstáculos. Van a la facultad y estudian una materia por año para tener contentos a los padres, o hacen trabajos en forma inconstante, van rotando de uno a otro".
Schujman dice que estos jóvenes "necesitan de un proyecto de vida que los deje crecer. Pero le escapan al mundo adulto, ellos quieren seguir siendo chicos".
El profesional, quien da charlas para padres con esta problemática, dice que uno de los grandes problemas es que estos no les ponen límites. "Estos jóvenes no tienen sentido de la responsabilidad y no tienen habilidades para frustrarse".
Según Schujman este fenómeno de jóvenes ni-ni se da más en varones que en mujeres. "Es difícil explicar por qué ocurre, tal vez hay en la mujer una mayor curiosidad por enfrentar lo distinto. Hoy por suerte la mujer está más emparejada con los hombres en cuanto a derechos, y se anima más a todo".
Dice el especialista que esta situación de ni-ni puede a priori parecer ideal para estos chicos, sin embargo aclara que no la pasan bien. "Tienen complicaciones desde lo afectivo, lo laboral. Se mueven en una zona de confort pero que en realidad los ata".
Para que estos chicos se animen a cambiar, cuenta Schujman, es fundamental la tare de los padres. "Son los padres quienes tienen que animarse a soltarlos, que deben seguir su camino, eso es parte de la vida".
Adolescencia extendida en el tiempo
"Las características de los jóvenes ni-ni son propias de lo que serían la de los adolescentes, el problema es que se van extendiendo en el tiempo", expresa la doctora Liliana Moneta, presidente del Capítulo de Psiquiatría Infanto Juvenil de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (Apsa).
A estas personas les falta "tomar decisiones, viven en una nebulosa incierta. Hay una proyección de decir fue el otro, no hay responsabilidad de hacerse cargo, van así por la vida".
Moneta agrega que esta situación se da más en países de occidente porque en otras culturas "no existe la adolescencia. Se pasa del mundo de la niñez directamente al mundo adulto".
La especialista menciona que en la Argentina "se dan muchas consultas en relación a patologías relacionadas a esta problemática".
También la profesional se refiere a la falta de referentes. "Antes estaba más definido lo del bien y el mal, se cayeron los paradigmas. Se dan entonces una situación donde los jóvenes no tienen modelos a seguir""
En otros casos se observan características de "narcisismo patológico. Estamos en una sociedad donde se valora más tener plata, autos. Lo intelectual o espiritual no se valora".
"Entonces -continúa la profesional- el joven dice "para que estudiar", busco obtener plata fácil, como sea, sin tener en cuenta los valores morales o el esfuerzo para conseguir las cosas".
DESERCION
En tanto, situaciones de deserción escolar marcan para Moneta otra problemática. "Muchas veces se pone en tela de juicio la capacidad intelectual del chico, pero en las escuelas se está dando una importante situación de asimetría".
"Hay jóvenes con grandes capacidades que se encuentran ante una escuela que no los incentiva y van abandonando el estudio. Esto se ve mucho en zonas más vulnerables. Y chicos que no tienen tanta capacidad luego se destacan, siguen estudiando porque van a una escuela, en casos privada, que les da herramientas que los engancha más, los hace interesarse más por el estudio".
Para la profesional, el tema de los ni-ni necesita de un abordaje integral, sostenido en el tiempo. "Hasta ahora se han puesto parches. Se necesita de un gran trabajo de base, con talleres que busquen darle herramientas a los chicos, los vuelva a hacer interesarse. Cambiar un sistema educativo en muchos casos obsoleto, y actualizar contenidos y recursos".