La directora teatral Jennifer Aguirre presenta todos los domingos "Pulmones", una nueva puesta que se realiza en NoAvestruz (Humboldt 1857), a las 18.30. La obra, que pertenece al dramaturgo Duncan Macmillan, ha recorrido el mundo y se muestra por primera vez en el país. ""Retrata a una pareja joven que se plantea la posibilidad de tener un hijo. A partir de ahí, ellos exponen diversas inquietudes: si son buena gente, o si realmente deberían traer una persona al mundo con la actual situación del planeta"", expresó la directora, que además contó que la pieza abarca veinte años en el tiempo y con ello, los respectivos cambios en el vínculo entre los personajes.
La artista limeña llegó a Buenos Aires hace seis años para estudiar actuación, pero fue acá cuando se enamoró de la dirección teatral. "Me di cuenta de que era un arma poderosa porque podía decidir. Podía elegir qué contar", dijo Aguirre. "El teatro me gustó toda la vida, nunca dudé. Siempre supe que me quería dedicar a esto. Igual, tenía mucho miedo porque es muy inestable, pero la felicidad que te da es más grande", sostuvo sobre su profesión.
Jennifer Aguirre (foto interior) dialogó con La Prensa sobre su segunda obra, éxito en el off Broadway y el West-End londinense, producida por Ian Guinzburg (hijo de Jorge) y protagonizada por Lionel Arostegui y Vito Vaudagna.
-¿Qué es lo que te atrajo del proyecto?
-Quise hacer la obra porque los dos personajes están muy comprometidos con el planeta y con la pareja. Los protagonistas se preguntan todo el tiempo si son buenas personas. Y creo que eso no pasa muy a menudo. Además, es una relación muy unida. Ellos tienen altos y bajos, pero igual se siguen eligiendo. Y es así como ellos se llevan con el planeta. A su vez, la obra está pensada para que se haga sin escenografía, sin utilería y sin grandes cambios de luz; es decir, los cambios de luz no deben indicar el paso del tiempo. Y me parecía un desafío muy grande porque el texto nunca dice dónde están los personajes o qué están haciendo.
-¿Cómo fue la elección de los actores? ¿Qué elemento particular buscó en los protagonistas?
-Lo fundamental era que tuvieran muy buena formación y experiencia, pero sobre todo que fueran muy sensibles, permeables y abiertos. Lionel Arostegui es talentosísimo, todo el tiempo está haciendo obras completamente distintas. El escribe, dirige y produce. Lo conocí haciendo otra pieza y Ian Guinzburg, el productor, le propuso protagonizar esta obra. Cuando lo ves en escena es perfecto. Y ella (Vito Vaudagna) es una actriz muy amiga mía, que si bien no tiene tanta experiencia, es una intérprete que está siempre muy disponible, prueba todo lo que le proponés. Nunca te dice que no, y eso era fundamental. Además, a los dos les pasó lo mismo: cuando leyeron el texto les encantó, no hubo que convencerlos de hacerla. Eso también fue una señal.
UNA PASION
-¿Cómo es trabajar en el teatro off?
-Nunca trabajé en teatro comercial, pero lo que sí sé es que es mucho más redituable, por supuesto. El teatro independiente es más sacrificado, y la producción también. Siempre está movido por un gran deseo de hacer teatro, porque sino creo que no se haría. Consume mucho tiempo, pero igual hay mucha gente que está en la misma. Sacar un proyecto adelante en el teatro independiente es difícil porque nunca se termina. Cuando se estrena la obra, hay que ver que en las primeras semanas se llene, ver de dónde sacás gente. Porque, además, si la obra no funciona, el teatro te dice "chau". Hay que esperar entre ocho y diez funciones para que la obra camine sola, ahí recién se hace el boca en boca.
-¿Con qué se va a encontrar el público que vaya a ver "Pulmones"?
-Con una obra que es innovadora y contemporánea, con una pareja que lo va a conmover y a entretener un montón. La gente sale riéndose, llorando, sale emocionada. Y también no hay persona que no me haya dicho que no se sintió identificada. En algún momento algo de la obra te atraviesa.
-Como extranjera, ¿cómo ve la cartelera porteña?
-Es abrumadora. Me parece hermosa y creo que hay propuestas para todos los gustos. En Lima hay pocas obras. Quizás lo que hay acá en un teatro, que son diez obras, tal vez sean todas las obras que se estén dando en Lima. Buenos Aires es la segunda ciudad más grande de teatro después de Nueva York. Me parece maravilloso porque la gente puede ver lo que quiera todo el tiempo. Se puede ir al teatro un lunes, un martes, cualquier día. Siempre hay algo. Hay teatros por todos lados y precios muy distintos. También, hay mucha competencia, pero creo eso está bueno.