"La que corre soy yo, no se me dio. Es mi culpa. La que sufre es la gente que está detrás de mi. Mi familia, mi hija que me acompañó. Y venir… y obtener este resultado... Solamente les pido perdón por lo que acabo de hacer, nada más". Belén Adaluz Casetta habla y llora al mismo tiempo con Sofi Martínez, la simpática periodista que cubre los Juegos Olímpicos desde París para la TV Pública. La charla conmueve. Y sirve para replicar lo que siente un buen número de deportistas argentinos, casi héroes nacionales que fueron vencedores vencidos en Francia.
En la deportista marplatense, dueña de una de las historias más potentes que dejan los Juegos que se van para la delegación argentina, podrían verse reflejados varios atletas que no tuvieron la dicha de subirse al podio como sí lo hizo José Maligno Torres, la gran estrella albiceleste de la gesta deportiva o la dupla de regatistas integrada por Mateo Majdalani y Eugenia Bosco, quienes este jueves se colgaron la medalla de plata. Las palabras de Casetta, en caliente, cuando acaba de finalizar en el puesto 11° en su serie y el 34° en la clasificación general de los 3 mil metros con obstáculos, suenan conmovedoras. Crudas y auténticas. Pero exageradas. Casetta no tiene que pedirle perdón al nadie.
La corredora cerró su tercera participación en Juegos Olímpicos después de Río 2016 y Tokio 2020, con un tiempo de 9 minutos, 34 segundos y 78 centésimas. Y no, ese registro no le alcanzó para meterse en la final e ir por más. Pese a que tiene el récord argentino y sudamericano de los 3 mil metros con obstáculos con 9 minutos, 25 segundos y 99 centésimas, el fin de semana debió despedirse, de manera anticipada, de la gran fiesta del deporte mundial. Y lo hizo con un dolor enorme.
Lloraba desconsolada Casetta en la nota con Martínez y pedía insólitamente disculpas. La cronista le decía que estaba loca, que no tenía que ponerse así. Trataba de hacerle entender que tanto ella, como la mayoría de los los atletas que pasaron por París y no llegaron a lucir una medalla, igual habían quedado en la historia. Ser atleta olímpico es una marca indeleble. Por Francia, en estos Juegos, están terminando de pasar 10 mil quinientos deportistas de todos los rincones del planeta. Así y todo, son una pequeña porción de privilegiados que alcanzaron un sueño de millones que quedaron en el camino.
La marplatense brindó un conmevedor testimonio en una entrevista con la TV Pública.
Varios de ellos fueron argentinos. Y otra vez: no. No mordieron ninguna medalla para la foto. Pero estuvieron ahí. Los planteles de fútbol, hockey (los chicos se fueron antes de lo esperado), vóley, handball, rugby seven. Los tenistas, los atletas menos conocidos... Ellos y sus familias, amigos y seres queridos, todos, ganaron. Son orgullo de la patria deportiva.
Pensar en derrotas olímpicas no tiene lugar. Es casi torpe esa idea. Creer que no haber ganado una medalla para Argentina es fracasar, no va. Para eso hay que desconocer las condiciones, los entornos, las logísticas, lo poco amable que les resulta a los miles y miles de atletas nacidos en esta tierra luchar desde el amateurismo por una beca que quizá nunca llega. Y que, si aparece milagrosamente, apenas resulte un paliativo. El deporte argentino tiene sus bases en el espíritu competitivo de cada uno de los protagonistas y sus contextos. No mucho más.
"No encuentro palabras. No tengo excusas. Perdí mi oportunidad siendo mis terceros Juegos Olímpicos y con experiencia. A nadie hay que culpar, ni al día ni a la hora. Solo yo. Simplemente yo. Sigo enojada conmigo misma, sepan entender… Lo que más me duele es todo el trabajo que hubo atrás. Lina viajando con mamá a todos lados. El tiempo que les he pedido a mi suegra, a mi hermana, a mi vieja para ayudarme", escribió compungida horas después de la carrera en un largo posteo de su cuenta de Instagram Casetta. Resulta entendible la catarsis. Ojalá que, con el paso de los días, su mirada sea otra, más benévola consigo misma.
Tras colgarse la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Chile 2023, Casetta se convirtió en la primera mujer argentina en 24 años en conseguir semejante logro. ¡Había sido campeona panamericana seis meses después de ser madre de Lina, la beba que nació el 15 de mayo del año pasado! Su tiempo fue de 9m 39s 47c y batió el récord panamericano que había logrado Genevieve Lalonde en Lima 2019 (9m 41s 45c). Con un detalle: un día antes del nacimiento de su hija, el 14 de mayo de 2023, ¡Casetta se había entrenado con una panza enorme! Con cuidados y permisos médicos, pero ¡se había entrenado!
Casetta es una de las máximas referentes del atletismo argentino actual.
La delegación argentina llegó a París con hambre de gloria y notorias ausencias. El básquetbol y boxeo no pudieron decir presente pero sí hubo disciplinas como el tiro, el skateboarding y el BMX, que lograron alcanzar instancias históricas gracias a actuaciones sobresalientes como las de Matías Dell Ollio con la patineta, Julián Gutiérrez con el rifle y, sobre todo, José Torres, el joven que nació en Bolivia pero creció en Córdoba con la histórica medalla de oro desde arriba de su bicicleta.
Argentina llevó 136 atletas, 42 menos que en Tokio 2020 y 77 menos que en Río 2016. El retroceso es claro. Y uno de los motivos del achique fue desfinanciamiento del Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD). Un organismo, según explica en su página web, "de composición mixta (ámbito público y privado), de conducción alternada y representación igualitaria. Su objetivo es implementar y desarrollar políticas de alto rendimiento deportivo, a fin de brindar a los atletas los recursos necesarios para entrenarse y capacitarse correctamente".
Como fuere, esa ayuda mermó en los últimos años. Desde el gobierno de Maurcio Macri, pasando por el de Alberto Fernández y llegando al de Javier Milei, siempre hubo menos presupuesto. En el medio los deportistas siguieron corriendo de atrás. Más de un centenar llegaron a París. Y ninguno perdió, mucho menos Casetta.