Opinión
Mirador político

Lo que pasa con YPF

Voceros del Gobierno coincidieron en las últimas horas en que la presidenta Cristina Fernández estudia dos alternativas respecto de YPF. Una, la compra hostil del 57% de las acciones en poder de la española Repsol; otra, la confiscación lisa y llana declarando los hidrocarburos de propiedad estatal. De la primera "solución" sería partidario el ministro del área, Julio De Vido; de la segunda, el flamante "golden boy" de la economía "K", Axel Kicillof.

El problema es una prueba de ácido para la Presidenta que se encuentra ante dos problemas graves: ahogo fiscal y escasez de dólares. Del ahogo fiscal pretende salir usando las reservas del Central para cubrir el desbordado gasto público, mientras que para la escasez de dólares está obligada a cortar la feroz sangría que representa la importación energética.

¿Cómo se llegó a este punto? Por la vía del populismo: venta de energía a los consumidores a precio vil y compra en el exterior a precio internacional. Consecuencias de este desvarío de origen electoral son un agujero de 8 mil millones de dólares para este año en el balance energético y la caída a pique de la producción local.
La situación podría compararse, salvando las correspondientes distancias, con la provocada a la industria de la carne.

La demagogia de los precios máximos y de la defensa de la "mesa de los argentinos" produjo el efectoexactamente contrario al pretendido: caída brutal del stock ganadero, fuerte alza de precios y caída del consumo.

Se consume menos que en 2010 y los precios crecieron 150% desde entonces. La diferencia reside en que los bifes de chorizo se pueden reemplazar, mientras que con los hidrocarburos la sustitución resulta un poco más compleja.

En cuanto a YPF, la compra de acciones presenta un inconveniente no menor: se necesitan unos 9 mil millones de dólares y ni la Nación, ni las provincias, disponen de semejante cifra. Al parecer podrían participar de la operación los señores Bulgheroni y Cristóbal López, pero a la vista del error cometido hace poco con la incorporación a YPF de los señores Eskenazy por idea de Néstor Kirchner este camino tampoco parece recomendable.

Queda por lo tanto planteada la alternativa de declarar los "commodities" recursos estratégicos de propiedad estatal. Una decisión de esa magnitud va mucho más allá del autoabastecimiento petrolero y de la ausencia de nafta en los surtidores. En los hechos significaría la primera medida real de gobierno de la actual Presidenta como consecuencia del visible agotamiento del "modelo" heredado de su marido.

La jefa del Estado ya le enmendó la plana respecto de la Carta Orgánica del BCRA rectificando los cambios introducidos por "él" en 2005, porque la actual situación así lo exige.

El aumento geométrico del gasto público la empujó finalmente a tomar esa medida porque de lo contrario hubiese tenido que hacer un ajuste homérico. La política energética "K" también está llegando a su ocaso y se impone una rectificación, por lo que no importa si el señor Kicillof es marxista, nieto de un rabino o de un adventista del séptimo día. Lo que importa es corregir el rumbo, porque por el actual el naufragio no demorará.