La última moda en el cambio cultural que quiere imponerse es el llamado "lenguaje inclusivo". Bandera del feminismo extremo, ya circula por los ámbitos académicos, se lo pretende aplicar por ley en algunos países (la muy progresista Canadá, por ejemplo) y ha comenzado a infiltrarse en algunos medios de comunicación masivos nacionales en programas de horario central, los mismos que bajan línea con la "ideología de género".
Los profesores Jorge N. Ferro y María Delia Buisel dan aquí su opinión sobre el experimento y tratan de evaluar las intenciones detrás del extraño y sostenido ímpetu por imponerlo.
-Buisel: Es un disparate para coaccionar. Recuerdo una observación de Theodore Dalrymple, seudónimo de Anthony Daniels, un médico inglés, viajero muy agudo, sobre la propaganda comunista, que se expresaba más o menos así y se puede aplicar a la pregunta: "El propósito de la propaganda comunista no era persuadir o convencer o informar, sino humillar; y por lo tanto, cuanto menos correspondía a la realidad, mejor". Cuando las personas se ven obligadas a permanecer en silencio cuando se les dicen las mentiras más obvias, o peor aun, cuando se ven obligados a repetir las mentiras, pierden su sentido de probidad. La aquiescencia a las mentiras más obvias es en cierto modo una manera de ser uno mismo parte del mal. La capacidad de la persona para resistir es así erosionada, e incluso destruida. Una sociedad de mentirosos y castrados es fácil de controlar.
-Ferro: El lenguaje inclusivo es un disparate. Es una animalada que no resiste el menor análisis. Se le resta toda espontaneidad, todo matiz (al idioma). Y además, ¿por qué está mal que haya masculino y femenino? Por ejemplo, el uso de la "e". Ya existen en castellano los adjetivos terminados en "e", que son para los dos géneros. Y eso viene del latín. Se dice "hombre alto", "mujer alta", "hombre grande", "mujer grande". Decir "presidenta" es un disparate porque la "e" de "presidente" ya es neutra. Ahora veo que también se usa en el verbo: "cantemes" o "cantames".
Otro disparate porque el verbo no tiene género. El verbo es la palabra que tiene más accidentes: persona, número, tiempo, modo y voz, pero no tiene género. Un hombre dice "yo canto" y una mujer también dice "yo canto".
-¿Y qué piensan en general de la estrategia lingüística o de difusión de los que impulsan estos cambios?
-Ferro: Es fundamental. Siempre se supo que la lengua era compañera del imperio, una vez que uno acuña un concepto...Hace ya muchos años una gran victoria de ellos fue imponer la palabra pareja. ¿Por qué? Por varias razones. Antes había un léxico enorme para distinguir con todos sus matices las relaciones entre hombres y mujeres. "Mi esposa", "mi concubina", "mi amante", "mi novia", "un fato"", ""un asuntito". En cambio, "pareja" no discrimina. Por ejemplo no hace alusión a la transmisión de la vida. Tampoco a la durabilidad. Ni siquiera se relaciona al sexo. Eso fue genial. Una victoria lingüística tremenda.
-Buisel: Los promotores de este "New Order" parecen contar con todo: dinero, medios y los "media", manejan la informática, someten países endeudándolos, crean miseria, desplazan grandes masas poblacionales, presionan con dinero, ideologías, mentiras, chantajes, y vaya a saber cuántas cosas más. Sin embargo no controlan todos los blogs por donde hay resquicios para una información no dirigida, y espero que no puedan con los políticamente incorrectos.
JM y ADB