Política

Las contradicciones del kirchnerismo

Por Alejandro Poli Gonzalvo *

 


Romeo y Julieta es la obra de la escena universal que inmortalizó la pasión de dos jóvenes enamorados que sucumbieron por el enfrentamiento encarnizado de sus dos familias. Sería muy sencillo, y muy poco original, utilizar esta obra maestra para representar la grieta abierta por el kirchnerismo en la sociedad argentina. Sin embargo, no me propongo presentar esta contradicción sino las que existen en el interior del kirchnerismo.

Para este fin, contamos con un monólogo menos conocido del primer acto donde Shakespeare pone en boca de Romeo una excelsa colección de oximorones que constituyen una cima de la literatura. No pretendo relacionar la maravillosa prosa de Shakespeare con el relato político del kirchnerismo, aunque a decir verdad algunas de las contradicciones K merecerían ocupar un sitial destacado en la historia política. Veamos algunos ejemplos.

Los Kirchner y su coro de seguidores acríticos repiten que su fortuna la hicieron rematando propiedades a personas que no podía pagar sus hipotecas. Como explicación de políticos que dicen estar a favor del pueblo no es muy gratificante; el problema es que esa moderna gestión publicana no alcanza para justificar la inmensa fortuna personal del matrimonio que pretendía perpetuarse en el poder en un actitud contraria a la alternancia democrática. Una colección de juicios muy bien fundamentados lo demuestra, a pesar de los Oyarbides del mundo, que los absolvieron en amañadas sentencias por enriquecimiento ilícito. "¡O heavy lightness!"

PRIVATIZACION DE YPF
El segundo ejemplo es paradigmático. Los Kirchner y una amplia mayoría de los políticos que los acompañaron desde la primera hora estuvieron a favor de la privatización de YPF. Que más tarde decidieron estatizar. "¡O sick health!".

Sin haber participado en las terribles luchas de los setenta ni conocerles acción alguna contra la dictadura, el pingüino y la abogada exitosa se abrazaron a la causa de los derechos humanos con un fervor que resultaría sospechoso si no fuera que se trataba de un hábil cálculo político. "¡O serious vanity!"

Néstor y Cristina fueron carne y uña con el grupo Clarín pero un día se transformaron en sus enemigos acérrimos. Una contradicción que don William resumió de modo insuperable en el monólogo de Romeo: "¡O brawling love, loving hate!".

Idéntica contradicción se aplica a la relación con Hugo Moyano, que fue amado, odiado y ahora vuelto a amar. El mismísimo Shakespeare no tiene una metáfora para estos cambios pasionales, pero se podría citar: "¡Mis-shapen chaos of well-seeming forms!".

Hoy en día, quien padece estas poéticas contradicciones es el candidato presidencial K, Alberto Fernández. Compelido por los hados del destino a un papel que jamás soñó, su pacto con Cristina lo hace aparecer como un equibrista sofisticado, que nada tiene que envidiar al alocado que cruzó las torres gemelas de contrabando. Por cierto, en su candidatura hay un olorcillo a comercio prohibido, a un pacto espurio con el único fin de buscar el poder, una utopía para quien no tenía votos propios y trabajó para un variopinto grupo de políticos peronistas y no peronistas; sólo la genialidad literaria de Shakespeare sería capaz de describir estas volteretas políticas (Massa dixit). 

Porque está claro que las críticas anteriores de Alberto Fernández a Cristina son imborrables y una suma teológica anticamporista.
Citemos rápido, las mentiras del INDEC, los ataques a la prensa independiente, la política económica, cepo incluido, el pacto con Irán, el despilfarro energético, el congelamiento de las tarifas públicas y una extensa retahíla de agrios comentarios sobre el autoritarismo de la señora Kirchner. "¡Still-waking sleep, that is not what it is!".

No obstante, existe un punto capital donde las críticas de Alberto Fernández desaparecen y convergen con el amenazador discurso de su jefa política: la denuncia de la justicia. En este punto, muy delicado cómo qué compromete la libertad futura de la ex presidenta, su alineación es automática e incondicionada. Cristina Kirchner sufre una persecución judicial de magistrados cooptados por el oficialismo y, por tanto, las sentencias serán revisadas y sus autores deberán dar explicaciones. Aquí no hay contradicción: en palabras de Romeo, "¡O anything, of nothing first create!".

Se debe reconocer que el relato kirchnerista ha logrado cautivar a millones de argentinos que olvidan las contradicciones de sus líderes y están dispuestos a votar a Alberto Fernández, sin tener en cuenta que calificó de "patético" al peronismo de Cristina. Ante estas evidencias, la pluma inmortal de Shakespeare nos brinda la respuesta. ¡O el kirchnerismo!, "¡feather of lead, bright smoke, cold fire!". 

* Miembro del Club Político Argentino.