Amsterdam - Las ceremonias del traspaso de la Jefatura del Estado en los Países Bajos se desarrollaron bajo un protocolo algo más relajado que el de otras casas reales europeas.
La ceremonia de abdicación de la reina Beatriz, que después de 33 años de reinado se convirtió hoy en princesa de Orange, comenzó en el salón de Moisés del palacio real de Amsterdam y en torno a una gran mesa, en la que se sentó la monarca con sus sucesores a su izquierda, mientras que los demás dignatarios del Estado se ubicaron a su derecha.
Tras firmar su abdicación y pronunciar un breve discurso, Beatriz salió al balcón de palacio y saludó a los holandeses, acompañada de los nuevos reyes de Holanda, Guillermo-Alejandro y Máxima.
"Tenemos un protocolo que podría decirse que es estricto, pero algo más relajado que el de otras casas reales europeas", dijo un portavoz del servicio de información de la casa real neerlandesa.
Los Países Bajos, con casi 17 millones de habitantes e integrados por Holanda, Aruba, Curaçao y Sint Maarten, son una monarquía constitucional y una democracia parlamentaria.
Siguiendo el protocolo, durante todo el día y hasta que se hayan marchado todos los invitados, entre los que figuran los príncipes herederos de 18 casas reinantes del mundo, una banda de música militar y una guardia de honor de los tres ejércitos vigilarán la entrada del palacio.
Una de las características de la casa real holandesa es que el nuevo rey no es coronado, sino que se le toma juramento y es investido, y según la Constitución del país, el nuevo rey debe prestar juramento y ser investido tras la muerte o abdicación de su predecesor.
En la cena de despedida de la reina Beatriz, los invitados se situaron en una larga mesa en una de las salas principales del museo más emblemático del país, el Rijksmuseum, que alberga algunas de las joyas pictóricas más importantes del siglo de Oro holandés.
Las fuentes consultadas del servicio de información de la casa real holandesa declinaron especificar qué orden se siguió para colocar a los invitados de Beatriz de Holanda.
En las fotos de la cena se puede ver a Beatriz de Holanda, con Guillermo-Alejandro a su derecha, que a su vez tiene en esa misma posición a la esposa del rey de Marruecos, la princesa Lalla Salma, al príncipe Naruhito de Japón, y a Camila, duquesa de Cornualles.
A la izquierda de Beatriz se ubicó al primer ministro de Holanda, Mark Rutte, a la ya reina consorte Máxima, al príncipe Alberto de Mónaco, a la princesa tailandesa Maha Chakri Sirindhorn y a Carlos, el heredero de la corona británica.
El príncipe de Gales ya asistió en 1980 a la investidura de Beatriz de Holanda.
Además de los herederos de otras casas reinantes europeas (España, Luxemburgo, Bélgica, Lichtenstein, Noruega, Suecia y Dinamarca), asiáticas (Tailandia, Japón y Brunei) y de las monarquías árabes (Catar, Omán y Emiratos Arabes Unidos), también estuvieron presentes los demás miembros de la familia real holandesa.
A esa misma mesa en el Rijksmuseum se sentaron la princesa Margarita, una de las hermanas de Beatriz, junto a su esposo, Pieter van Vollenhoven, y el hijo pequeño de la ya princesa de Orange, Constantin, junto a su esposa, Laurentien.
Igualmente acudieron a la cena las otras hermanas de Beatriz, Irene y Cristina, y Mabel, la mujer de su segundo hijo, Friso, hospitalizado en Holanda y en estado de coma tras un accidente de esquí en Austria.
El resto de los invitados fueron otros miembros de la realeza del país, los ministros, gobernadores, presidentes provinciales y primeros ministros holandeses y de los territorios caribeños de Aruba, Curaçao y Sint Maarten, así como los presidentes del Senado y del Parlamento, y otros dignatarios neerlandeses y extranjeros.
La cena servida a los invitados consistió en filete de ciervo asado con salsa de romero y tomillo servido con espárragos, judías verdes y puré a las finas hierbas, y fresas con nata al limón como postre.