En cada oportunidad que Palito Ortega toma contacto con su público revalida su verdadero y merecido título de ídolo popular. Sobre el escenario, su misión es cantar y con cada canción recordar que, con sacrificio, resiliencia, humildad, coherencia, talento, voluntad y una profunda fe en Dios él logró adueñarse de su destino y convertir sus sueños en realidad. Y, a la vez, con carisma, amor, agradecimiento y pasión por lo que hace, transformar la realidad, aunque sea tan solo por dos horas, de todos aquellos que lo escuchan. El público no solo disfruta de su música y se deja transportar con sus melodías pegadizas y letras a otros tiempos, sino que además siente como propia la historia de su ídolo, se identifica, la disfruta.
Esta especie de mágica ceremonia volvió a repetirse, una vez más, el pasado viernes, durante el cuarto Luna Park que ofreció en el marco de la gira despedida “Gracias” que lleva ya más de un año y medio. Tras la presentación realizada por Juan Alberto Mateyko, pasadas las 21 y ante más de 8.000 espectadores que colmaron el mítico estadio porteño, el Rey Palito apareció totalmente de blanco cuando su sólida banda integrada por Lalo Fransen, guitarra y dirección, una segunda guitarra, batería, cuatro potentes metales (dos trompetas, trombón y saxo), percusión, bajo, teclados y un coro femenino compuesto por tres integrantes, comenzaba con los primeros acordes de “Un muchacho como yo”.
Con joviales 82 años y 61 de carrera, un caso inédito para la cultura local, exhibió una voz intacta, un estado físico envidiable y se lo vio disfrutar en cada momento del amor incondicional y la devoción que genera a través de varias generaciones.
Estuvo acompañado, como parte del “ritual”, por una atractiva escenografía, con una pantalla gigante que abarcó todo el escenario, sobre la que se proyectaron fotos de su extensa trayectoria artística y vida personal, mezcladas con coloridas imágenes que le daban un toque mágico al Palacio de los Deportes porteño.
Recorrió casi todos sus éxitos, “Viva la vida”; “Corazón contento”; “Despeinada”; “La Felicidad” (junto a Gustavo “Cucho” Parisi y otros integrantes de los Auténticos Decadentes); “Me quieres engañar igual que a un niño”; “Prometimos no llorar”; “Lo mismo que a usted”; “Sabor a nada”; “Vestida de novia”; “Se parece a mi mamá”; “Decí por qué no querés”; “Camelia”; “Que Dios te bendiga”; “Papeles”; “Que vas a hacer esta noche"; “Muchacho que vas cantando”; “Mi primera novia” y “Bienvenida primavera”.
“Antes cantaba rock toda la noche y no me agitaba…ahora…”, bromeó en más de una oportunidad para tomar aire y ganar la complicidad del público.
La segunda parte del show, con cambio de ropa incluido (esta vez con un saco negro brillante y pantalón del mismo tono) comenzó luego de que Lalo Fransen cantara un popurrí de sus éxitos.
Los momentos emotivos se lo llevaron la interpretación de las autobiográficas “Autorretrato” y la célebre “El Changuito Cañero”. También el recuerdo de Violeta Rivas, con el tema “¡Que suerte!”, en la voz del coro. El homenaje a Elvis Presley no faltó: Junto a David Lebón -uno de los íconos del rock nacional- interpretaron poderosas versiones de “Popotitos” y “La Plaga” que hicieron vibrar al Luna. Otros de los invitados especiales a la noche mágica fue Iván Noble.
Entre canción y canción se multiplicaron las anécdotas, las referencias a su familia, a su amigo Sandro y a su origen humilde en Tucumán. También se dio tiempo para los consejos: Destacó la importancia de “la experiencia que da la vida”, de “tener fe en Dios”, de “no bajar nunca los brazos” y de lo esencial que es “valorar las verdaderas cosas que importan en la vida como los seres queridos, la familia y los amigos”.
Ya en el final ofreció una épica versión de “Yo tengo fe” con la participación del público de todas las edades que no dejó ni un momento de gritarle su cariño.
Cerró el concierto con la misma cortina musical que utilizaba en sus shows Elvis Presley, pero a diferencia del “Rey del Rock” no abandonó el edificio, volvió al escenario y brindó dos temas más: “Voy Cantando” y “Media novia”.
No hace mucho, cuando cumplió 80 años, el Papa Francisco le envió en un video para saludarlo, que mejor para terminar que recordar esas palabras: “Palito, te quiero agradecer lo que hiciste con tu arte, cómo humanizaste con tu arte. No fuiste con rebusques. Te mostraste como eras, con tu familia, tu mujer, como sos. Y eso hizo tanto bien. Tu mansedumbre, tu paz, tu alegría, tu esperanza en la vida. Gracias Palito por estos 80 años que sembraron paz, alegría y bien. Que Dios te bendiga”.
Ahora, la gira despedida continuará por Rosario y Córdoba, entre otras localidades, y ya anunció oficialmente su quinto Luna para 20 de abril del 2024. La magia continua…
"El intérprete de los ritmos modernos”
Allá por 1964, La Prensa lo identificaba como el “intérprete de los ritmos modernos” para promocionar sus apariciones en la pantalla chica. Ese mismo año se estrenó la película ´El Club Del Clan´. Dijo La Prensa: “Es una de esas cosas que no admiten términos medios. La mitad de la gente puede pensar que es una barbaridad y la otra mitad creer que se trata de algo apasionante (…) hay quienes creen que tales canciones son sutiles instrumentos de tortura y otros vibran dionisíacamente con el melancólico Palito Ortega”.
Sin lugar a dudas, ese fue el año definitivo de su consagración. Tenía tan solo 23 años. Pasó de repartir diarios, pintar tumbas y lustrar zapatos desde muy chico en su Tucumán natal; de vivir en pensiones, ser cadete y vender café en las calles porteñas, a ser el artista popular más importante de la Argentina y Latinoamérica que llenaba estadios y batía récord de venta de discos. Un arrollador éxito que lo llevó a grabar dos LP en los Estados Unidos, uno en los famosos estudios de Nashville y otro en Los Ángeles, donde presenció una sesión junto al mismísimo Elvis Presley, grabó un tema en inglés y participó también en el programa de TV de Paul Anka. En Europa grabó simples en francés, italiano y alemán, y promocionó sus canciones en diferentes apariciones televisivas. Compuso temas para otras estrellas como Julio Iglesias, Raphael, Olga Guillot y Raffaella Carrá; y muchos de sus éxitos fueron reversionados por diferentes interpretes como Iva Zanicchi o las grandes orquestas del estadounidense Ray Conniff o el alemán James Last. En 1981 contrató a Frank Sinatra para realizar seis shows en la Argentina. Luego de estar varios años viviendo en Miami, a principios de los ´90 volvió al país para dedicarse a la política. Fue gobernador de Tucumán, secretario de Desarrollo Social, senador y candidato a vicepresidente de la Nación. Varios años después retornó a la música, a los escenarios (incluso al Teatro Colón) y a las grabaciones. Sacó en 2012 su tercer disco grabado en EE. UU., esta vez junto a los “Memphis Boys”, grupo de destacados músicos que acompañó en varias oportunidades a Elvis.
Tiene publicados 53 álbumes y protagonizó más de treinta películas. Obtuvo las distinciones más importantes que un artista pueda recibir como la mención de Honor del Senado "Domingo Faustino Sarmiento", la de Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña, el Premio Gardel y el Martín Fierro. En Los Ángeles, obtuvo el Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical.