`La tuerca' fue uno de los más famosos y recordados programas humorísticos de la televisión argentina. Nacido en la mente del gran creador que fue el productor y autor Héctor Maselli, este ciclo comenzó en Canal 13 en 1965, los martes a las 21, y tuvo distintas etapas pasando también por el 11. Sus grandes autores originales fueron el propio Maselli con el seudónimo Juan Peregrino, Juan Carlos Mesa, Jorge Basurto y Carlos Garaycochea. Otros guionistas, como Oscar Viale, se fueron sumando en posteriores temporadas en las que
`La tuerca' recorría en cada uno de sus segmentos todos los géneros del humor: la comedia, la farsa, el grotesco y el absurdo. La crítica social nunca quedaba afuera. No había humor
Entre los inolvidables sketches de `La tuerca', uno de ellos era el del `arbolito', en el que Joe Rígoli, pretendiendo plantar un arbolito en la puerta de su casa, iba a pedir autorización al empleado municipal Tino Pascali, el que le solicitaba cada semana todo tipo de formularios y raras formalidades que le impedían lograr su cometido, mientras que el gestor Gurruchaga interpretado, por Julio López, lograba habilitaciones inmediatas de una manera en la que quedaba claro que el funcionario detrás del mostrador era coimeado.
GRANDES ELENCOS
También eran muy festejados otros sketches, como el de los jubilados en el banco de la plaza (Pato Carret, Zabala, Rubino, Gorgatti, Pascali), el inspector trucho (Zabala), la `mordida' (Scazziotta), Frastraslafra (Díaz Lastra), aquel que señalándose la cabeza aseguraba que su inteligencia se debía a que ``sagrapa el calimestrol''; las empleadas haraganas de una dependencia oficial (Vallejos y Láinez), Polibomber (Pacheco y Láinez), Globulito (Julio López), Abelardo e Isolina (Pacheco y Láinez), el tintorero japonés (Carret), que para todo pedía si ``tené boleta''; los gordos en la sala de espera del médico, y muchísimos más.
Eran épocas de elencos multitudinarios, de una programación ficcional netamente argentina que inundaban la pantalla nacional. Y los remates finales y chistosos eran repetidos en la calle, en las conversaciones habituales de los televidentes.