Gilles Kepel, uno de los especialistas en Medio Oriente y en islamismo radical más reconocidos de Francia, cree que la región está atravesando "un cambio tectónico", que se quedó sin su histórico mediador, Estados Unidos, y que la eventual explosión de un nuevo conflicto armado podría afectar directamente a Europa.
Profesor e investigador experimentado, tanto en Medio Oriente como en Francia, Kepel fue el primero en plasmar en un libro, en 1987, el crecimiento del salafismo y el wahabismo, dos versiones ultraconservadoras del islam promovidas por los sectores más radicales de Arabia Saudita, en las comunidades musulmanas de los suburbios de varias grandes ciudades de su país.
Esa radicalización regional terminó siendo la base ideológica, tres décadas después, de los grupos extremistas sunnitas y sus simpatizantes que aterrorizan a Francia y a sus vecinos europeos con atentados.
Hoy, a los 62 años, Kepel asesora al presidente francés, Emmanuel Macron, y la semana pasada viajó con él a Medio Oriente, en una visita originalmente restringida a Emiratos Arabes Unidos.
"La discusión sobre un posible conflicto en Medio Oriente, quizás en Líbano, fue la razón por la cual Macron paró en Arabia Saudita, en una visita no anunciada", reveló el académico durante su paso por Buenos Aires.
"Francia y Europa están interesadas en asumir un rol de mediación porque lo que pase en la región tendrá consecuencias en la política interior de Europa y Francia", aseguró y recordó a modo de argumentación: "En Francia tuvimos 239 muertos entre 2015 y 2016, principalmente porque tuvimos un ida y vuelta entre suburbios franceses y el territorio en Siria bajo el control de ISIS", como se conoce también al Estado Islámico (EI).
VIVERO DE EXTREMISTAS
Se estima que la mayoría de los ciudadanos europeos que se sumaron a las filas del EI en Irak y Siria en los últimos seis años fueron franceses.
Kepel tuvo una impresión de primera mano la semana pasada de los cambios que están sacudiendo a Medio Oriente y, especialmente a Arabia Saudita, después de siete años de tener el ingreso prohibido a ese país.
"El príncipe heredero Mohamed bin Salman tomó la mayoría del poder en sus manos", resumió el académico y no dudó en calificar la ola detenciones de príncipes, ministros, ex ministros y multimillonarios empresarios de las últimas semanas como un golpe.
"El príncipe heredero es muy popular entre jóvenes educados de clase media, pero la gran pregunta es si el apoyo de este grupo es suficiente", explicó y detalló la estrategia del heredero saudita para evitar un contragolpe.
"Destruyó a posibles grupos opositores del establishment y detuvo al comandante en jefe de la guardia nacional, que es la guardia personal de la corona. Además arrestó y congeló los activos de algunas de las personas más ricas del reino, para drenar cualquier recurso financiero que pudiera alimentar un golpe".
Pero el de Mohamed bin Salman no fue apenas un golpe palaciego para Kepel, sino el inicio de un cambio en el sistema de poder de la mayor potencia sunnita de Medio Oriente.
"El sistema actual de poder se basa en un consenso entre todos los príncipes, quienes se llevan una parte de las ganancias petroleras, antes de que se tome cualquier decisión. Este sistema puso al país en un desafío muy complicado porque dos cosas cambiaron", aseguró, con la pedagogía propia de un veterano profesor.
"Primero el precio del petróleo cayó", destacó y responsabilizó en parte al avance de la técnica de fracturación hidráulica en Estados Unidos.
"Hoy el barril está cerca de los 25 dólares, y en uno o dos años podría estar en 21 ó 22 dólares por los avances tecnológicos. Esto hace imposible volver a un barril de 100 dólares, que era el pilar del sistema de poder saudita", sentenció.
"Lo otro que cambió -continuó- es que hasta ahora Medio Oriente estaba dominado por dos cosas: un petróleo caro -lo que ya no es el caso- y la primacía de la disputa israelí-palestina, lo que le daba a las élites gobernantes una fuerte legitimidad, pese a que eran incompetentes o autoritarias".
NUEVA LINEA
En las últimas décadas, todos los grupos insurgentes y milicias radicales de Medio Oriente, independientemente del país o su objetivo central, tenían como enemigo a Israel y se solidarizaban con la lucha palestina. Hoy, para Kepel, este ya no es la fuente de la polarización que domina la región.
"La gran línea divisoria es entre sunnitas y chiitas (las dos principales ramas del islam). Aunque la disputa israelí-palestina está presente, ahora por ejemplo Israel está aliado a Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos (en contra de Irán)", describió.
En este reacomodamiento, los dos grandes ganadores son Rusia e Irán, según el especialista francés.
"Después de la muerte del ISIS y del final de la guerra civil en Siria, Rusia e Irán ganaron en ese país. Al mismo tiempo, Irán tomó Irak gracias a los errores de cálculos de los neoconservadores (estadounidenses), controla Líbano a través de Hezbolá y construyó un cuasi Hezbolá en Yemen, el movimiento hutí, que ataca desde el Sur a Arabia Saudita", enumeró.
A partir de este escenario, Kepel explicó la renovada ofensiva regional lanzada por Arabia Saudita y sumó un elemento central: el fin de la "suerte de tutelaje que ejercía Estados Unidos porque necesitaba el petróleo y responder a su lobby judío".
"Estados Unidos ya no necesita tanto el petróleo de Medio Oriente, el nuevo gobierno no está tan interesado en la mediación y el país entró en un período de gran inestabilidad política porque el presidente Trump puede tuitear algo y al día siguiente el secretario (de Estado Rex) Tillerson o (de Defensa James) Mattis dicen otra cosa. Es muy impredecible", destacó.
"De ahí la importancia del rol de Europa como mediador en Medio Oriente", concluyó el hombre que tiene la confianza del presidente francés.