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En los últimos meses, aparecieron con cada vez más fuerza las comisiones internas en detrimento de las grandes centrales sindicales

La rebelión de las bases sindicales

Los petroleros, el subte y Kraft son los ejemplos más conocidos del nuevo fenómeno. También están naciendo nuevos sindicatos como el de los trabajadores de la construcción en el sur del conurbano que se separaron de la Uocra.

Con la reciente aparición mediática de las comisiones internas -caso Kraft, subtes- queda claro que en la Argentina el panorama sindical cambió. Si bien hasta hace poco tiempo podía hablarse de un sindicalismo argentino dividido en tres, en el último año -a caballo de la llamada "rebelión de las bases"- cada vez resulta más cierto que en la Argentina el sindicalismo ya tiene cuatro patas. Santiago Senén González, periodista experto en la materia, desglosa para La Prensa los cambios en el panorama gremial del país: "Por un lado, hay dos CGT -la de la República Argentina que maneja Hugo Moyano; y la Azul y Blanca a cargo de Luis Barrionuevo-. Por otro lado, se encuentra la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA), surgida en 1992 y reconocida en 1997, a cargo de Hugo Yasky. Finalmente, se produce un fenómeno de creciente importancia que es el de las comisiones internas -como sucede con el tema Kraft o en el de los subtes- que viven por fuera del circuito sindical tradicional".

-¿Qué diferencia a estos tipos de sindicalismo?

-La CTA no es totalmente contraria al Gobierno pero sí tiene diferente forma de afiliación: una persona se afilia directamente a la CTA, en tanto que la CGT afilia al sindicato. Lo que está haciendo ahora la CTA es un trabajo de base. Utiliza la metodología que usa la central obrera norteamericana que si bien es una sola, en algunos lugares apoya a los republicanos y en otros a los demócratas, hacen afiliación de base, tratan de captar delegados. Este trabajo es difícil porque muchas empresas no aceptan este tipo de formas de actuar.

-¿Hay un campo de batalla donde están peleando las centrales obreras?

-No. Están con una metodología distinta: en la parte internacional, la CGT y la CTA están unificadas. Al encuentro de la Confederación Sindical Internacional en Viena, fueron Gerardo Martínez, de UOCRA, por la CGT, y por la CTA fue Hugo Yasky, titular de docentes. Esos dirigentes fueron juntos y coincidieron en las grandes líneas sindicales, cada uno en su rol: la CTA pidiendo su personería, la CGT diciendo que la personería la tenemos nosotros pero con la acción conjunta.

-No siempre funcionan separadas.

-En el conflicto de Kraft, las dos centrales hicieron un acto conjunto en apoyo. Actúan siempre en forma conjunta. Pero pugnan por la personería. La CGT no quiere. Para algunos empresarios también es mejor el unicato porque una cosa es discutir con un sindicato y otra con tres o más.

LA BASE

-¿Cuál es la base del modelo sindical argentino?

-Primero hay que tener en cuenta que alrededor de 4 millones y medio de personas están en negro y no entran en este modelo. Hay un millón de personas que no tienen nada. Dicho esto, la CGT está basada en el modelo de ley de asociaciones profesionales de sindicato único y con personería gremial. La segunda pata es la ley de convenios colectivos y la tercera es la de las obras sociales.

-¿Y el modelo de la CTA?

-Es distinto. Afilia a cualquier trabajador y a jubilados. También incluye a ONGs. Una de ellas fue la que recientemente tuvo participación en los escraches en Jujuy. Sus dirigentes han luchado siempre contra la burocracia sindical. Piden la personería gremial.

LAS COMISIONES

En la reciente reunión de ministros de trabajo de la Organización de Estados Americanos (OEA) a principios de mes se habló fuera de agenda que las empresas se adapten a las normas sindicales de cada país, cuestión que quedó reflejada en la Argentina con el caso Kraft y los despidos a representantes gremiales. Ese conflicto (ver recuadros) y el de los subtes permanentemente ponen en escena a las comisiones internas trabajando por fuera del circuito de las grandes centrales sindicales.

-¿Qué hace que florezcan estas comisiones internas?

-Hay varios factores. Con las comisiones internas se produce un cambio generacional. Exigen más rapidez, demandan la presencia del dirigente. No el celular, sino la presencia en la base. Eso es lo que podría catalogarse como la rebelión de las bases. Otro de los motivos para que se dé el crecimiento de las comisiones internas está íntimamente relacionado con la inflexibilidad de ciertos sectores empresarios. En las empresas sus negociadores tampoco han cambiado en cuanto a métodos. Los negociadores son más duros que la propia empresa y no se adaptan a las circunstancias. Están muy rígidos. El tercer factor está relacionado con que el ministerio de Trabajo: no tiene el poder suficiente.

LOS SUBTES

"En el caso de los subterráneos -aclara Senén- una gran porción de los trabajadores no quiere estar en la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Este conflicto empezó en 1996 por un despido en el sector boleterías y ellos consiguieron un cambio en las condiciones de trabajo. A partir de entonces siempre piden libertad sindical. Lógicamente, la UTA no los quiere para no perder poder y además porque se desgajaría su modelo único que se rompería. Son más de izquierda, se reconocen como plurales pero no se embanderan aunque están más trotskistas"

.-¿Cómo ve el futuro de este conflicto?

-La perspectiva es que se necesitaría un arbitraje. Alguna de las partes tiene que ceder.

-¿Qué otros conflictos vio donde se esté dando o se haya dado esta "rebelión de las bases"?

-Por ejemplo, ocurrió en el Garrahan, pero allí se pusieron de acuerdo. Allí los líderes de la protestas "dejaron el celular". Ahora hay por ejemplo un conflicto en la Asociación de Aceite que tiene un complejo muy importante en Córdoba en Villa Mercedes y eso está tomado desde septiembre por el salario mínimo y vital. La comisión interna es un grupo independiente pero no responde a ninguna de las centrales. En San Juan, hay 3.000 trabajadores de paro por el despido de los delegados en la empresa Barrick Gold. Echaron al secretario general y hubo grandes marchas. Muchas veces, estos conflictos están apoyados por la CTA; por ejemplo, en conflictos en las empresas públicas como Senasa. Otros casos son los médicos de la provincia de Buenos Aires, los judiciales. También están los petroleros. Todos ellos tienen una visión muy movlizadora.

-También está el caso de la empresa Mahle.

-Se despidieron a 130 trabajadores que no aceptaron el retiro voluntario. Se tomó la planta y están negociando.

NUEVOS

-¿Están naciendo nuevos sindicatos?

-Exacto. Uno de los más importantes es el de los trabajadores de la construcción de la zona sur del conurbano. Se separaron de la Uocra. Están por la zona de Lomas y Cañuelas. Tienen contacto con gente de Atucha. Algunos grupos están buscando armar comisiones que se unan unas con otras y así formar una nueva nueva central sindical. El tema es que tienen diferencias ideológicas: van de una izquierda muy extrema a una social democrática. El Sindicato ceramista de Neuquén es el que está aglutinando en este sentido. Están tratando de convocar a los del subte.

-¿Cómo ve el futuro de estas comisiones?

-Esas corrientes de oposición a las conducciones orgánicas, a pesar de que tienen motivos diferentes, tratan de unificar un discurso y elegir motivos aglutinantes en su lucha a lo que denominan en forma peyorativa la "burocracia sindical". Para ello, se reunieron en un plenario en el Hotel Bauen y convocaron a un encuentro en la ciudad de Neuquén el sábado 14 de noviembre. Habrá que esperar para ver si pueden convertirse en un modelo alternativo de poder.