Opinión

La princesa Carlota Joaquina ofrece sus hijas a su hermano

Carlota Joaquina Teresa Cayetana de Borbón y Borbón nació el 25 de abril de 1775, fue la hija primogénita de Carlos IV casado con su prima hermana María Luisa de Borbón y Parma. Hagamos la salvedad de que el matrimonio Príncipe de Asturias y heredero al trono español, había tenido un primer hijo Carlos Clemente Antonio de Padua, que nació el 19 de setiembre de 1771 y falleció el 7 de marzo de 1774, por lo que la muchacha vino a traer nuevamente un vástago a la familia. Su madre, María Luisa de Borbón y Parma, tuvo veinticuatro embarazos, de los que sólo siete llegaron a edad adulta. 

La muchacha tenía nueve años cuando nació su hermano Fernando, que fue bautizado además con los nombres de María, Francisco de Paula, Domingo, Vicente Ferrer, Antonio, José, Joaquín, Pascual, Diego, Juan Nepomuceno, Genaro, Francisco Xavier, Rafael, Miguel, Gabriel, Calixto, Cayetano, Fausto, Luis, Ramón, Gregorio, Lorenzo y Jerónimo; ayuda celestial que no le fue demasiado útil a lo largo de su vida al Deseado que terminó en indeseable, cuando en 1788 se convirtió en el heredero de la corona. 

La infanta Carlota con apenas 10 años, el 8 de mayo de 1785 la habían casado con el príncipe don Juan de Portugal, que por muerte de su hermano don José en 1788 ocupó el primer lugar en la línea de sucesión y que por la demencia de su madre la reina María desde 1792 fue el regente de la corona. En un primer momento, se dudaba que pudiera tener hijos y hasta corrió el rumor que la corte portuguesa vista lo débil y enfermiza de Carlota iba a pedir la anulación del matrimonio, cosa que no ocurrió.

Cuando estaba por cumplir la pareja el octavo aniversario del matrimonio, nació el 29 de abril de 1793 la primogénita María Teresa de Braganza, a la que habrían de seguir ocho hijos que a excepción del segundo Francisco Antonio, todos alcanzaron la edad adulta. Los dos varones, don Juan (habrá de ser emperador de Brasil) y Miguel; y las mujeres María Isabel, María Francisca, Isabel María, María de la Asunción y Ana de Jesús María.

EN RIO

Con la llegada al trono de su marido, las ambiciones de Carlota desagradaban tanto como sus reyertas conyugales; metida en una revuelta palaciega para tomar el poder, el rey la expulsó de Lisboa, y la envió a un palacio en las afueras de la ciudad. 

La invasión napoleónica en 1808 motivó la huida de la familia real portuguesa rumbo al Brasil. Con la corte instalada en Río de Janeiro, no terminaron las intrigas de Carlota Joaquina. Mujer terriblemente fea, pequeña, con una curva en la espalda, picada de viruelas, dotada de un intenso apetito sexual, y para nada amada por su pueblo. Ya veremos algunas de sus intrigas.

Preocupada por sumar poder, en 1814 le escribió a su hermano Fernando, viudo de María Antonia de Nápoles esta carta en la que pondera a sus hijas como candidatas al matrimonio de esta forma: "La primera de mis hijas que tiene 21 años, viuda ya y con un hijo está enferma y por consiguiente no está en aptitud de que puedas elegirla. La segunda de 17 años, bastante gruesa, blanca y hermosa, se ha curado ya radicalmente de la obstrucción en el hígado: pero aún continúa con los accidentes epilépticos. Esta criatura es amabilísima, dócil y timorata, muy capaz y humilde, enemiga de chismes, de partidos, ni de preferencias. Es una desgracia que no se le hayan desterrado del todo los accidentes, porque debe ser una gran madre de familia por su juicio, y bellas cualidades. La tercera que ya te dije tiene 14 años; es muy sana, muy fuerte, bien hecha, bonita, muy viva, algo morena, con muy buenos ojos, picada de viruela, con talento, mucha gracia, habilidad, sin defecto alguno, y que parece más hija tuya que sobrina, aunque te dije que era mu dócil, sencilla y que no tenía dobleces, ha descubierto después su geniecillo, sin ser ella culpable. Yo le impongo a fray Cirilo que te imponga sobre ese particular".

"La cuarta, de quien no te hablé en mi citada carta del 23 de mayo, tiene 13 años, es hermosísima, blanca, rubia con bellos ojos, alta, delgado, bien dispuesta de talento, docilidad, sencillez, muy humilde, y muy amante y amada de la segunda. Todas nada tienen que esperar. Aquí tienes, hermano mío de mi alma, descripto el carácter, fisonomía y calidades de tus sobrinas, cuyos retratos te entregará fray Cirilo. Elige la quieras sin andar con cumplidos. Más, como a nuestro muy querido hermano Carlos, es muy justo que pienses en casarle, y es razonable que quiera también una de sus sobrinas yo hallo muy a propósito para Carlos la cuarta, y en este caso yo juzgo que si tú eliges la segunda, gozaréis de paz; pues ambas se estiman mucho. Yo no digo nada a Carlos, sólo te pido que tú le hables lo que te parezca, y que des licencia a fray Cirilo para que trate con él en estas materias en el modo y forma que juzgues mejor".

María Teresa de Braganza -la mayor- había casado en primeras nupcias con el infante Pedro Carlos de Borbón que falleció en Río de Janeiro el 4 de julio de 1812 y viuda casó con su tío Carlos María Isidro de Borbón. María Teresa falleció en 1834. Su viudo don Carlos, volvió a reincidir en el matrimonio en 1838 con una sobrina, esta vez con María Francisca, la hija que en la que en su momento Carlota había pensado era la que más se acomodaba al carácter del marido.

LA MUERTE

A su vez Fernando se casó en 1816 con su sobrina doña María Isabel de Braganza, con la que tuvo una hija que murió a los pocos meses. La reina falleció un año después el 26 de diciembre de 1818 por las complicaciones de su segundo parto, extremadamente laborioso que en un momento perdió el conocimiento y los facultativos al creer que había muerto, le practicaron una cesárea para sacar la criatura que resultó una niña muerta. 
Un cronista afirma que cuando sacaron la criatura la madre gritó de tal manera, que los médicos comprobaron que vivía, pero ya estaba hecha una cruel carnicería por lo que nada se pudo hacer por ella.

En cuanto a la cuarta recomendada por su madre, Isabel María fue regente del reino. Falleció soltera en 1876. 
Esta es la historia en breves líneas de esas mujeres recomendadas a sus tíos para ser reinas.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia de Artes y Ciencias de la Comunicación.