El abogado alemán Reiner Fuellmich está convencido de que ha recabado una cantidad suficiente de datos y evidencia que respaldan sus gravísimas denuncias: que la pandemia es un escandaloso fraude basado en pruebas de PCR que no fueron diseñadas para el uso que se les ha dado desde el comienzo de la crisis sanitaria y que la inoculación masiva de la población mundial con productos experimentales -junto con las arbitrarias medidas dispuestas para combatir el SARS-CoV-2- constituyen crímenes de lesa humanidad, incluso más graves que los ocurridos durante el tercer Reich. Como no podía ser de otra manera, el letrado fue acusado de negacionista y conspiracionista, aunque él no niega que haya un virus ni que éste sea potencialmente mortal.
Fuellmich -reconocido internacionalmente por haber ganado, entre otros, el juicio contra Volkswagen por la manipulación de los catalizadores de sus vehículos diésel- llegó a estas conclusiones junto con un grupo de colegas tras conformar un Comité alemán de investigación del Coronavirus mediante el cual entrevistaron, desde mayo de 2020, a numerosos científicos, médicos y especialistas de diversas áreas con vasta experiencia, que brindaron información clave para entender qué es lo que está pasando.
En una reciente entrevista con el escritor y periodista británico James Delingpole, quien le preguntó si tenía miedo o le preocupaba convertirse en un “blanco” por pararse “frente al crimen organizado al nivel más inimaginado”, reconoció: “Sí, pero no soy el único. Quizás por el trabajo que hemos hecho desde el Comité de investigación de Corona es que creo que estoy en posición de actuar como lo estoy haciendo. Pienso que no tengo opción, que nosotros no tenemos opción. Todos debemos combatir esto porque realmente -y nunca hubiera anticipado que diría algo así porque soy abogado- es una lucha del bien contra el mal”.
“Tengo protección de muchas personas. Y, aunque sea probablemente peligroso, está destinado a suceder así. Tengo una tarea que cumplir, al igual que todos los que están trabajando conmigo. Somos necesarios. Debemos hacerlo para detener esto”, explicó con absoluta claridad.
Según anticipó en esa entrevista, “habrá una serie de juicios que se iniciarán en las próximas dos o tres semanas en tres continentes y ahí veremos si los sistemas legales aún funcionan o si están completamente bajo el control de la otra parte, lo cual dudo que sea así”. Para ello, Fuellmich conformó junto a más de 200 abogados de distintos países una red de colaboración internacional y ha puesto a disposición de ellos los documentos y testimonios de los expertos, recabados por el Comité alemán de Investigación del Coronavirus.
Pero ¿A quién o quiénes se refiere el letrado alemán cuando habla de “la otra parte”? Fuellmich aseguró que en este gran fraude hay grupos y personas con una agenda específica, que, entre otros objetivos, busca “la reducción de la población mundial -algo que probablemente logren mediante estas llamadas ‘vacunas’ sin testear y con serios efectos adversos-, la destrucción de la clase media y de las pequeñas y medianas empresas -que serán supuestamente tomadas por algunas de las grandes plataformas angloamericanas, como Amazon-“. Agregó que los lineamientos de esa “agenda” están a la vista de todos desde hace años y que basta con buscar en internet para encontrar videos y documentos que así lo evidencian. Como ejemplos mencionó el rol de la Fundación Bill & Melinda Gates y la Wellcome Trust.
“Mientras todos están mirando en dirección al coronavirus, la mayoría no ve lo que realmente está pasando o lo ven pero no entienden por qué está pasando”, alertó el letrado alemán para luego resaltar que “el hecho de que se haya desacreditado sistemáticamente en los medios de comunicación a estos científicos y expertos que hemos entrevistado, que ni siquiera se los invite a debatir y que si se habla con ellos en algún video, es muy probable que lo bajen de las redes sociales, ocurre porque la otra parte tiene realmente miedo y sabe que una vez que comience esta discusión, una vez que se mire hacia el otro lado, las otras personas podrían llegar a advertir esto también. Nada tiene que ver con la salud. Lo que algunos llaman ‘daños colaterales’ no son daños colaterales sino el daño pretendido. Lo único que les importa es el dinero y el poder”.
DERRIBAR EL CASTILLO DE NAIPES
El abogado reconoció que en esta trama siniestra, así como hay protagonistas, hay también “marionetas” contra las cuales él y sus colegas dirigirán sus demandas. Descuenta que a estas figuras visibles no se dudará en tirarlas “debajo de un autobús” cuando se las siente en el banquillo de los acusados. Entre otras, Fuellmich identificó a Christian Drosten -el virólogo alemán que desarrolló los tests de PCR para la supuesta detección de los casos de covid-19-, al veterinario Lothar H. Wieler, -director del Robert Koch Institut (equivalente alemán a los CDC de EE.UU.), y a Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud. Apuntó que el epidemiólogo Anthony Fauci -principal asesor del gobierno estadounidense respecto de la actual pandemia- se encuentra en una situación similar.
“Al igual que los automóviles diésel de VW eran productos que funcionaban, pero eran defectuosos debido a un denominado dispositivo de desactivación porque no cumplían con las normas de emisiones, también las pruebas de PCR -que son productos perfectamente buenos en otros ámbitos- son productos defectuosos cuando se trata de diagnosticar infecciones”, contrastó Fuellmich en un video de 49 minutos en el que explica los fundamentos y antecedentes de las demandas colectivas que han planeado realizar en Estados Unidos y en Canadá. Si bien en este último país el Tribunal Superior de Ontario ha desestimado el caso presentado por el abogado Michael Swinwood, la medida ya ha sido apelada.
“Si destruimos las pruebas de PCR, luego eso será todo. No más infecciones. Todo el castillo de naipes caerá”, enfatizó el letrado alemán, quien relató a Delingpole el camino que condujo a la utilización de esta metodología para la detección de casos de covid-19, pese a no haber sido diseñada por el ya fallecido premio Nobel, Kary Mullis, para el diagnóstico de infecciones.
“Dos ex empleados de la OMS -uno de ellos, la doctora Astrid Stückelberger - nos dijeron que a fines de enero de 2020 la industria farmacéutica presionó a la OMS para que anuncie una emergencia de salud pública de interés internacional durante una reunión. Esto era muy importante para ellos porque necesitaban este anuncio para cumplir con su agenda: lograr que todos se vacunaran. Y, para lograr que las personas se vacunaran con algo que ni siquiera es una vacuna sino una terapia génica experimental que nunca se ha probado antes, primero necesitaban la declaración de una emergencia de salud pública de interés internacional”, recordó Fuellmich, para luego añadir: “Esa sería la base para que Estados Unidos otorgara la aprobación de uso de emergencia o que Europa diera a esta droga una aprobación de uso condicional. Esto es lo que perseguían”.
“Sin embargo, en esa reunión mantenida a fines de enero no había casos. Entonces la mayoría de los participantes se preguntaban de qué se trataba esto si no ocurría nada malo. Dos semanas después, volvieron a reunirse y de repente tenían los casos. ¿Por qué? Porque mientras tanto Drosten proveyó su test de PCR y, al usarlo, lograron obtener miles de casos. Eso fue suficiente para declarar la emergencia de salud pública de interés internacional”, agregó.
Fuellmich aseveró que ahora saben cómo funcionó todo: “Tiene que ver con el alto porcentaje de falsos positivos que arroja el test de PCR cuando la muestra se somete a más de 35 ciclos de amplificación. Y este tipo (Drosten) dijo que su test tenía que someterse a 45 ciclos de amplificación”.
Los resultados positivos de las pruebas, al contrario de lo que afirman Drosten, Wieler o la OMS, no significan nada con respecto a las infecciones, como saben incluso los CDC de Estados Unidos (ver información en página 39 bajo el título "limitations"), insistió el abogado, quien puso de manifiesto que una serie de científicos muy respetados en todo el mundo asumen que nunca ha habido una pandemia de coronavirus, sino sólo una pandemia de la prueba PCR.
“Esta es la conclusión a la que han llegado muchos científicos alemanes, como los profesores Bhakdi, Reiss, Mölling, Hockertz, Walach y muchos otros, entre ellos el mencionado profesor John Ioannidis, y el premio Nobel, el profesor Michael Levitt de la Universidad de Stanford. La opinión más reciente es la del doctor Mike Yeadon, antiguo vicepresidente y director científico de Pfizer, que ocupó este cargo durante 16 años”, puntualizó.
Por otra parte, Fuellmich agregó que los confinamientos -tal como descubrieron Yeadon y sus colegas- no funcionan. “Suecia, con su enfoque de laissez-faire, y Gran Bretaña, con su estricto cierre, por ejemplo, tienen estadísticas de enfermedad y mortalidad completamente comparables. Lo mismo descubrieron los científicos estadounidenses en relación con los distintos estados de ese país: no hay ninguna diferencia en la incidencia de la enfermedad si un estado aplica un confinamiento o no”, destacó.
Para finalizar, el letrado confió en que estos escandalosos hechos en torno al coronavirus pronto se demostrarán como verdaderos, ya sea en un tribunal de justicia o en muchos tribunales de justicia de todo el mundo. “Estos son los hechos que arrancarán las máscaras de las caras de todos los responsables de estos crímenes. A los políticos que les creen a esos corruptos, estos hechos se les ofrecen como un salvavidas que puede ayudarles a reajustar su curso de acción y a iniciar la tan esperada discusión científica pública para no hundirse con esos charlatanes y criminales”, concluyó.