Brasilia - El jefe de la Cámara baja de Brasil, Eduardo Cunha, un polémico parlamentario que inició los trámites para desalojar a la presidenta Dilma Rousseff de su cargo, fue puesto contra las cuerdas por el Tribunal Supremo, que suspendió su mandato por alegada corrupción. La noticia sumó una nueva conmoción a la grave crisis ya desatada por el juicio político con fines de destitución contra la mandataria.
El pleno de la corte respaldó por unanimidad la decisión del juez Teori Zavascki de separar a Cunha de su cargo por supuestamente haberse valido de su función de presidente de la Cámara de Diputados para cometer "actos ilícitos" en "beneficio propio".
Zavascki fundamentó su decisión en una denuncia presentada contra Cunha por el fiscal general, Rodrigo Janot, por su supuesta participación en la trama corrupta enquistada en la petrolera estatal Petrobras.
La Fiscalía sospecha además que Cunha usó su cargo para "obstruir" a la justicia y obtener dinero por parte de empresarios a cambio de interferir para la aprobación de medidas parlamentarias.
"Cunha transformó la Cámara en un balcón de negocios y convirtió su cargo de diputado en una mercancía", afirmó Zavascki, citando el informe presentado por Janot.
Su estilo político se caracteriza por "ofender, intimidar a parlamentarios y a reos" que quieren confesar en la Justicia la participación de Cunha en el Petrolao, había indicado el fiscal.
El documento presentado por Zavascki, de 73 páginas, para justificar la suspensión de Cunha, indica que el parlamentario representa una amenaza a las investigaciones que realiza el Supremo Tribunal Federal.
El juez agregó en su fallo que debido a que Cunha se encuentra bajo investigación, no es apto para estar en la línea de sucesión presidencial en caso de que la presidenta Dilma Rousseff sea destituida.
La caída de Cunha es un caso sin precedentes, pues nunca antes el Tribunal Supremo había ordenado separar de su cargo al jefe de la Cámara baja, explicó Zavascki en sus declaración.
Durante su intervención, el magistrado Celso de Mello, decano de la corte, afirmó que el caso de Cunha, que habría obtenido unos cinco millones de dólares en la trama de Petrobras, parece comprobar que la corrupción "se ha impregnado en todas las instancias del Estado brasileño".
CONMOCION
La noticia de su caída se conoció a primeras horas de la mañana de hoy en Brasilia y causó una conmoción general entre opositores y oficialistas.
La decisión de los once ministros fue celebrada con fuegos artificiales en la Plaza de los Tres Poderes, donde confluyen las sedes del Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.
Miles de brasileños se burlaron del presidente de la Cámara de los Diputados con una escueta frase, "Chao, querido", cargada de ironía. Desde famosos a políticos e incontables brasileños anónimos corearon la despedida en las redes sociales, después de que corriera como pólvora la novedad.
Esa despedida alude a una cariñosa frase dicha por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva a Rousseff en una conversación grabada por la Policía, por orden judicial, y que se ha convertido en una mofa de la oposición al juicio político contra la mandataria.
Cunha, el mayor y más duro adversario de la presidenta, colocó a la presidenta contra las cuerdas el pasado diciembre al dar curso al proceso legislativo que busca acortar el mandato de la jefa de Estado, reelegida en octubre de 2014 para un segundo período.
Rousseff, quien también está a un paso de ser despojada de su mandato por supuestamente manipular el presupuesto para ocultar déficits que han contribuido a la peor recesión en décadas para la mayor economía de Latinoamérica, celebró ayer la decisión del magistrado Zavascki, aunque la consideró tardía.
"Más vale tarde que nunca", dijo Rousseff, quien insistió en la tesis de que Cunha aceptó a trámite el proceso en su contra tras un "chantaje" del propio diputado, que esperaba que el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) lo apoyara y rechazara la apertura de un juicio contra él en la Comisión de ƒtica de la Cámara.
En el Congreso, la decisión del Supremo fue aplaudida incluso en las filas del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenecen Cunha y el vicepresidente Michel Temer. La abrupta caída del adversario de Rousseff puede beneficiar al vicepresidente Michel Temer, quien se perfila para ocupar el máximo cargo ejecutivo en caso de que proceda la destitución de la presidenta.
RECHAZO
El hoy destituido jefe opositor es uno de los pocos dirigentes políticos con más rechazo que la presidenta y su vice, Michel Temer, entre los ciudadanos. Según encuestas recientes, el 78% de los brasileños demanda la salida del hasta hoy jefe de la Cámara Baja, 10 puntos más de los que reclaman la salida de Rousseff quien posiblemente la semana próxima será apartada del cargo por 180 días y será sucedida por Temer. (ANSA, AP, EFE y Télam)