Unos 50 líderes religiosos y presidentes de organizaciones confesionales, incluyendo a la secretaria general de Caritas Internacional, Lesley-Anne Knight, hicieron un llamamiento a los delegados que trabajan en la revisión para que la UNCAC pase de un esfuerzo bien intencionado a ser un instrumento efectivo para eliminar la corrupción
En 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas firmó la Convención de la ONU Contra la Corrupción (UNCAC). Fue el primer tratado global hecho hasta ahora que proporciona un marco para armonizar los esfuerzos mundiales contra la corrupción. A este respecto el Grupo de Trabajo de la UNCAC se reunió en Viena, Austria, para examinar el progreso con vistas a una cumbre que tendrá lugar en Doha, en noviembre de este año.
En la carta al secretario general de la ONU, Ban ki-Moon, el grupo afirma: "La corrupción está en el centro de la experiencia de pobreza de la gente. Para las comunidades pobres, las prácticas corruptas son una barrera infranqueable para la educación de calidad, atención sanitaria asequible y medios de vida dignos. La corrupción arrebata oportunidades y esperanza".
Los elementos esenciales para un consistente y creíble mecanismo de revisión son la transparencia y la participación de la sociedad civil.
La carta afirma: "Un mecanismo de revisión fundado en los principios de transparencia y participación de la sociedad civil, enviará una clara señal a las comunidades pobres de que aquellos a los que han confiado el poder y la responsabilidad, están dispuestos y deseosos de acabar con el flagelo de la corrupción para beneficio de todos".
Según la información rescatada por AICA, otros firmantes de la carta son el obispo de Chimoio, Mozambique, monseñor Francisco Joao Silota; el arzobispo anglicano de Kenia, doctor Eliud Wabukala; el doctor Mustafá Alí, secretario general del Consejo Africano de Líderes Religiosos y Religiones por la Paz; el obispo John Rawsthorne de Hallam, Inglaterra y Gales; y Jonathan Wittenberg, rabino senior de la Asamblea de Sinagogas Masorti.