Espectáculos
Crítica: "La última mirada", un drama que itinera entre España y la Argentina

La búsqueda de la identidad perdida en los años oscuros

Algunas situaciones estereotipadas, ciertos personajes poco justificables y algunos obviables, no dejan de dilatar el discurso narrativo.

"La última mirada". Argentina, 2010. Dirección y Guión: Víctor Jorge Ruiz. Música: Jorge Passaro.
Actores: Arturo Bonín, Victoria Almeida y Eugenio Roig. Presenta: Aura Films. Duración: 109 minutos. Calificación: Para mayores de 16 años.

El argumento pasa por la historia de un escritor y periodista español, que vuelve a la Argentina desde España, para terminar un libro. Más allá de la escritura del libro, la verdadera razón de su vuelta es saber más de su identidad y vengar la muerte de sus padres, desaparecidos durante la época del Proceso.

Habrá viejos amigos que lo reciban y lo ayuden en su hogar de la Patagonia, pero también aparecerán sus vecinos, la familia de un ex comisario, que Gonzalo, el periodista, averigua estuvo involucrada en las muertes.

Justamente éste es padre de una jovencita que se enamora del recién llegado y cuya relación con el periodista la hará recurrir a la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo.

CORRECTAS ACTUACIONES

El filme de Víctor Jorge Ruiz, retoma una historia por todos conocidos: los desaparecidos. Pero, lamentablemente, el guión no pasa de una medianía general, tiene escenas poco creíbles, diálogos no siempre verosímiles y muy explicativos lo que ralenta la acción narrativa.

Ciertos temas han sido muy tratados por el cine argentino,como el de los desaparecidos y los niños apropiados. Algunos de esos filmes gozan de cierto interés y hallazgos formales, recordemos "Cautiva", de Gastón Birabent, que tan bien interpretara Bárbara Lombardo. Pero no es el caso de "La última mirada", que aunque tuvo el apoyo de un buen director, el mismo de "Flores amarillas en la ventana" y un correcto plantel de actores, el desarrollo de su tema no aporta nada nuevo en líneas generales.

Algunas situaciones estereotipadas, ciertos personajes poco justificables y algunos obviables, no dejan de dilatar el discurso narrativo.

Es correcta la labor de Eugenio Roig como Gonzalo, muy bien Arturo Bonín en el comisario Caldrinelli, junto con Katia Alemann y Beatriz Spelzini, como la esposa del comisario. Una revelación Victoria Almeida en el papel de Marta.

Calificación: Regular