Maipú es una llanura ubicada a unos 10 kilómetros de la capital chilena, que recibe su nombre del río homónimo, a su vez nacido en las pendientes del volcán Maipo y que fluye a lo largo de 250 kilómetros.
Como muy ajustadamente lo ha dicho un historiador, esta llanura estaba salpicada "por una serie de lomas que tomaban diversos nombres: Lomas Blancas, hacienda de Espejo, etcétera. San Martín ubicó su ejército, días antes de la batalla en Lomas Blancas, y el general realista Osorio ocupo el 4 de abril de 1818, la hacienda de Espejo, y el 5, muy temprano, sus divisiones ocuparon las mejores alturas de la loma. De esta manera, las tropas de los patriotas y de los españoles quedaron frente a frente, separadas por un valle estrecho y adecuado para la lucha, especialmente para la maniobra de la caballería".
A LA HORA SEÑALADA
A las diez y media de la mañana se produjeron los primeros movimientos, aunque las acciones comenzarían al mediodía. En determinado momento, antes de la batalla, se acercó a San Martín el general Miguel Brayer -quien había sido oficial de Napoleón- y le pidió permiso para retirarse, alegando como motivo la necesidad de tomar baños para calmar los dolores que le provocaba una vieja herida. El Libertador lo miró con desprecio: "El último tambor del ejército tiene más honor que usted", espetó. E inmediatamente lo suspendió en sus funciones. Brayer nunca olvidaría este desaire, inferido ante numerosos testigos.
La batalla se empeñó, como queda dicho, al promediar la jornada, extendiéndose a lo largo de cinco horas. Casi al finalizar, apareció el director supremo de Chile, Bernardo O"Higgins, quien se había enterado del encuentro en la capital y venía cabalgando para llegar a tiempo.
Los cronistas de la época -es decir, los militares que asistieron al luego célebre encuentro, y que escribieron más tarde sus respectivas memorias- rescataron algunos detalles del abrazo de ambos jefes. Preso de emoción, O"Higgins lo abrazó dificultosamente debido a que su brazo derecho estaba vendado y le musitó unas palabras: "Gloria al salvador de Chile".
San Martín le contestó: "General, Chile no olvidará jamás el nombre del ilustre inválido que en el día de hoy se presenta en el campo de batalla".
PRIMER PARTE
El primer parte de la victoria que enseguida preparó el Libertador, era asombrosamente escueto: "Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra caballería los persigue hasta concluírlos. La patria es libre. Cuartel general en el campo de batalla, hacienda de Espejo, 5 de abril de 1818. San Martin".
San Martín dictó este documento al médico Diego Paroissien desde lo alto de su caballo. El cirujano lo iba escribiendo con las manos tintas en la sangre de los heridos que acababa de atender.
La sorpresiva e increíble victoria de Maipú lo fue en tal grado, que los jefes realistas no creyeron en los primeros días, en la veracidad de las noticias. José de la Serna, general en jefe de los ejércitos españoles en el continente, le escribía al virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela: "Yo dudo que la acción del 5 de abril haya sido como la pintan, pues se me hace difícil creer que habiendo sufrido los enemigos el 19 de marzo una dispersión como la que dicen pudieran rehacerse en disposición de conseguir una victoria tan completa como a que figuran; pero como los sucesos dela guerra son tan varios y tan difíciles de comprender, por la diversidad de incidentes que suelen ocurrir, suspendo el juicio sobre el cuál puede haber sido el resultado de dichas acciones en Chile..."