París.- La australiana Jessica Fox, principal figura del piragüismo eslalon los últimos años, se ha quitado definitivamente la espina del K1 olímpico al colgarse el oro este domingo en el canal de Vaires-sur-Marne.
Nacida curiosamente en Francia, en Marsella, el 11 de junio de 1994, tenía ese resquemor de no haber subido a lo más alto del podio en el kayak después de haber sido plata en Londres 2012 y bronce en Rio 2016 y en Tokio 2020 cuando era la gran favorita.
En Mundiales sí que había logrado cuatro oros en K1, pero en los Juegos Olímpicos se le resistía. La ganadora de nada menos que 24 preseas universales entre dicha disciplina, C1 y kayak cross, quería acabar con esta especie de maleficio.
Solventó la serie del sábado tranquila y en la semifinal apostó tan solo por pasar con el octavo tiempo. En la final desató todo su potencial para confirmar todos los pronósticos y protagonizar otra nueva exhibición en K1.
Fox cubrió la bajada en 96.08 segundos, inabordable para el resto de competidoras. Tuvo que esperar a que bajaran las siete restantes, las que habían sido más rápidas en la semifinal. Nadie pudo con ella.
Compañera de podios de la española Maialen Chourraut desde Londres 2012, la palista australiana pudo celebrar por fin su victoria, visiblemente emocionada, por delante de la polaca Klaudia Zwolinska con 97.53 y de la británica Kimberley Woods (98.94). Ahora le quedan dos opciones, el C1 y el kayak cross, para incrementar su amplia cuenta.
La alemana Ricarda Funk, campeona en Tokio y la más rápida en la semifinal, sabía que tenía que arriesgar, pero lo hizo tanto que se saltó una puerta y concluyó undécima, mientras que la brasileña Ana Satila se quedó con la medalla de chocolate, cuarta a poco menos de dos segundos del podio. EFE