Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania los ojos estuvieron puestos en el conflicto bélico en sí, pero también en la manera en que las sanciones económicas impuestas a Moscú por Occidente lograrían ser efectivas. Es que vivimos en un mundo cada vez más digitalizado en el que proliferan las maneras de pagar y recibir dinero. ¿Cuán efectivas y eludibles son estas sanciones?
Rusia acaba de dar un paso audaz en su intención de eludir las sanciones impuestas por Occidente tras la invasión de Ucrania. El martes 6 de agosto, de acuerdo a un cable de la agencia Reuters, los legisladores rusos aprobaron una ley que permitirá a las empresas utilizar criptomonedas en el comercio internacional, marcando un hito en la estrategia financiera del país.
La directora del Banco Central de Rusia y una de las principales impulsoras de la iniciativa, Elvira Nabiullina, confirmó que el sistema estará listo para fin de año, momento en el cual se podrán realizar las primeras transacciones internacionales en criptomonedas. Mientras tanto, se espera que la nueva normativa entre en vigor en septiembre.
La medida es una respuesta a las dificultades que Rusia está enfrentando para efectuar pagos internacionales a socios clave como China, India y Emiratos Árabes Unidos. Estos países, que sienten la presión de los reguladores occidentales, tuvieron que adoptar una postura más conservadora en sus relaciones financieras con Rusia, lo que viene originando algunos retrasos importantes en la cadena de pagos.
Para Anatoly Aksakov, jefe de la Duma (el principal órgano legislativo ruso), esta ley representa una "decisión histórica en el ámbito financiero". Sin embargo, la ley mantiene la prohibición que ya existía en Rusia para realizar pagos con criptomonedas dentro del país.
Como es de esperar, el gobierno ruso ya se encuentra trabajando en la creación de una “infraestructura experimental" para los pagos con criptomonedas en el exterior, aunque no hay muchos detalles respecto a cómo será el sistema, que deberá también adecuarse a las normativas de los países con los que pretende funcionar. El interés concreto de esta legislación es encontrar un vacío por el que sortear las sanciones de Occidente. Es que a pesar de los esfuerzos de Rusia por adoptar las monedas de sus socios comerciales y desarrollar un sistema de pagos alternativo dentro del grupo BRICS (el grupo que integra con Brasil, India, China y Sudáfrica), muchas transacciones continúan realizándose en dólares y euros a través del sistema SWIFT, lo que expone a los bancos rusos sanciones secundarias.
Con el correr de los meses los riesgos asociados a estas sanciones han aumentado. Es que éstas hacen que los pagos por importaciones se vuelvan mucho más difíciles y generen costos adicionales debido a cadenas de suministro que se vuelven más largas para sortear estas sanciones.
Como en muchos otros casos a lo largo de la historia en la que se entremezcla la tecnología con la oportunidad, sólo el tiempo dirá si lo que comienza siendo una iniciativa puntual para un problema concreto (utilizar criptomonedas como medio de pago internacional para eludir sanciones), termina por convertirse en un nuevo paradigma.