Opinión
DE QUÉ SE HABLA HOY

La Prensa, un diario solterón, orgulloso y de clase media

  

 

Vivimos en un país acostumbrado al cortoplacismo, al vértigo muchas veces inútil, a la ansiedad mal entendida y sobre todo, a cambiar pronto de rumbo sin siquiera saber si el que habíamos tomado era el correcto. Así somos los argentinos. Sin embargo, dentro de ese fárrago de urgencias hay excepciones dignas, que pueden hacernos sentir más fuertes, más sanos como país, más coherentes. El diario La Prensa, donde ahora escribo este pequeño aporte cotidiano, cumple 149 años, casi un siglo y medio de existencia y aún sigue dando la batalla diaria de mantener la cabeza de los argentinos encendida, iluminada, inquieta. Este diario, querido lector, es un hito y debe ser un orgullo para todos los que aman la democracia, el sistema republicano y en especial, la honestidad intelectual como único idioma para entendernos y para vivir en Libertad, así, con mayúscula. La Prensa formó y forma parte de los medios que lucharon y levantaron la voz cuando hizo falta, aún pagando con su propio destino incierto, la osadía de haber puesto el pecho a los arbitrios de gobiernos que no entendieron ni entenderán qué es vivir en democracia. La Prensa era más que una costumbre, era la voz a través de la cual se identificaban cientos de miles de ciudadanos que sabían que en sus páginas encontrarían la información precisa y el análisis inteligente y claro. La Prensa es un diario que no se pone colorado por publicar sus fe de erratas porque sabe que a través de las décadas su redacción estuvo y está integrada por seres de carne y hueso, profesionales con un enorme respeto por la comunicación pero susceptibles de equivocarse. Podría decirse también que es un diario solterón porque jamás se casó con nadie; aunque muchos quisieron conquistarlo, no vendió su independencia a ningún postor, ni chico ni grande. Casi un siglo y medio contando noticias, editorializando, mostrando la realidad sin maquillaje y dándose el lujo de haber tenido entre las filas de sus periodistas a nombres como Winston Churchill o Jorge Luis Borges por citar sólo dos de los que formaron parte de la historia grande de la humanidad. Cuando el periódico de papel era insustituible, La Prensa fue un artículo de primera necesidad para una clase media que empezaba a ser protagonista y que encontró en las columnas de letra de molde sus aspiraciones, sus deseos, la visión de un país que se hacía grande en base al esfuerzo y el trabajo de quienes con los años se convertirían en la clase que moviliza desde hace mucho a toda la Nación. Suena antiguo hablar de homenaje en los tiempos del poliamor, pero no hay nada más digno que salvar del olvido a quienes dedicaron y dedican horas de sus vidas en contar la verdad, en mostrar la realidad que cada día parece más dura y también en colaborar con difundir la cultura, como un aporte válido para una sociedad que parecer haber elegido el camino de obviarla por laboriosa. La Prensa, este diario que ahora usted tiene en sus manos o puede leer en Internet, siempre se caracterizó por ser un ferviente difusor de los hechos culturales del país y el exterior, tratando de aportar algo más a sus lectores que la urgente noticia, hoy ya casi vieja apenas producida. Por esto La Prensa está más viva que nunca, porque entre los hechos cotidianos que producen los políticos, la Justicia, los delincuentes, los deportistas y los llamados mediáticos, este diario tiene más para darle a sus lectores y lo hace cada día con sus columnas de opinión, sus entrevistas, sus análisis de la realidad y sobre todo con sus reportajes especiales que van de la ciencia y la salud a la literatura; de la economía a la crítica literaria. Quienes hoy hacen La Prensa están orgullosos de lo que este periódico fue y es y seguirá siendo por el compromiso de una empresa que confió en su personal y le dio dos elementos fundamentales para poder seguir realizando ese mínimo milagro que es la aparición de un diario cada día: libertad y confianza. Y este grupo de periodistas jóvenes, lo consiguen en base al esfuerzo y a la pasión que sienten por este oficio de contar la vida y explicarla cuando se hace difícil. Vaya pues mi felicitación para estos compañeros que hoy conducen un modelo que cumplió 149 años y que conserva la esencia de su energía y sus valores republicanos con una puesta a punto para poder decir "aquí estamos" en este mundo cambiante y competitivo. 
V. CORDERO