Hace algunos años, la autora y directora Mariana Chaud empezó a anotar sus sueños, un poco “para entender ese misterio” y otro poco “para prolongarlos”.
“Algunos de esos sueños me perturbaban y otros los disfrutaba muchísimo, pero comencé a notar que se iban enseguida, se licuaban; entonces tenía una libreta y la lapicera al lado de la cama y los anotaba porque, como dice Borges en su Conferencia sobre la Pesadilla, en el relato uno lo ordena, porque durante el sueño es todo más caótico”.
Así fue que entre sus escritos sobre los sueños empezó a interesarse por el tema y a investigar. De la mezcla de esa investigación, más otros textos y diálogos que ya tenía escritos en su computadora, nació ‘Marcela contra la máquina’, la obra que estrenó hace algunas semanas en Nün Teatro Bar y seguirá en cartel hasta el 7 de diciembre para luego volver a escena a mediados de febrero.
En la pieza que dirige Chaud (directora también de ‘Las Moiras’, ‘Familia No Tipo y la nube maligna’ y ‘Pequeña Pamela’), dos actores y una dramaturga se juntan a ensayar. Su hija llega y queda presa del ensayo; critica todo lo que hacen. La obra intenta contar los sueños de los personajes a través de una extraña hipótesis que es que los sueños se han deteriorado con el tiempo, como la alimentación, el aire, el agua y la imaginación. Entablan una competencia con la Inteligencia Artificial donde actores, personajes y sueños se confunden en una pesadilla. La obra ganó el Premio Artei a la producción de teatro independiente y se puede ver los sábados, a las 22.30, en la sala ubicada en Juan Ramírez de Velasco 419.
MIRADA DISTINTA
-¿Cómo surgió la idea?
-Tenía varios archivos en mi computadora, que es algo que me pasa seguido, pero con ésta fue como más particular porque estaba el texto de las maestras, que no tenía tanto formato de obra, sino que era como una narración; después, la investigación sobre los sueños, que yo decía “acá hay una obra, pero ¿cómo se cuenta?”; y, finalmente tenía unos diálogos más existenciales del lugar de ensayo. Entonces fue como cruzar estas tres cosas y apareció también la hija, que pone todo en perspectiva y que hace que ellos mismos terminen diferentes. Aparece la crítica, como una cosa casi infantil, de ellos encerrados haciendo eso y surge una mirada distinta sobre lo que está pasando y sobre qué habría que hacer.
-Como dramaturga, directora y actriz, ¿le preocupa el tema de la Inteligencia Artificial?
-Sí, obviamente. Creo que es un tema que está cambiando el mundo y lo estamos viendo. Por un lado, me genera mucha curiosidad, no es que voy al horror directo. Me interesa explorarla, pero sí siento que tiene el potencial de manejarlo todo, como en las películas clásicas de ciencia ficción en las cuales los androides terminan manejando a los humanos. Por eso ‘Marcela contra la máquina’. Creo que, de hecho, no solo el hombre crea la Inteligencia Artificial sino que el otro día vi un video de que todos creamos el algoritmo y casi que la Inteligencia Artificial se crea a sí misma. Entonces es algo que empieza a superarlo todo y muy rápidamente.
DETRAS DE LOS SUEÑOS
-La obra plantea que los sueños se van deteriorando, ¿qué opina usted sobre esto?
(Risas) -Bueno, esa es una hipótesis muy irresponsable que pensé en algún momento y por eso se la puse a uno de los personajes y es bastante cuestionada. Pero en algún momento investigué sobre los sueños y también anotando los sueños propios fui pensando esto. La otra vez vi la Conferencia sobre La Pesadilla, de Borges, que está muy buena porque el análisis que hace es increíble. El dice que nosotros mismos creamos esos sueños y nos sorprendemos con las cosas que van sucediendo. También leí las hipótesis de varias religiones porque hay muchas que dicen que tienen que ver con algo de la divinidad que se filtra a través de nuestros sueños o algo del futuro, y Borges también dice que hay algo del infierno, por eso las pesadillas. Carl Jung en 1941 soñaba con ríos de sangre y se desató la Primera Guerra Mundial y empieza a pensar un poco esa teoría del inconsciente colectivo. Yo, tomando nota de los míos, pensaba que Jung soñaba con ríos de sangre y yo sueño con cualquier cosa. Me parece que hay algo de usar dispositivos todo el tiempo que probablemente los deteriora un poco. Y también no es ilógico pensar que, si el agua tiene otra calidad, como el aire, y la cultura, los sueños también. No sé si deteriorando, la obra es muy pesimista en eso, pero sí se fueron modificando.
-¿Cómo se prepara de cara a 2025?
-Más allá de toda la incertidumbre, estoy trabajando con Los Macocos, que cumplen cuarenta años como grupo y tengo el honor de que me hayan llamado para trabajar con ellos, justo a mí que soy muy fan. Es un grupo que sobrevivió todo este tiempo, hacen humor y unas obras buenísimas, son grandes actores y personas por lo que los estuve conociendo. Y después no sé mucho más cómo seguirá el año.