“Soy abogado, como mi padre. Más allá de lo económico, verlo trabajar, el prestigio de la profesión, me inspiraron a seguir sus pasos. Es una carrera hermosa, un servicio a la comunidad con muchas facetas. Además, a diferencia de la abogacía donde el litigio enfrenta a las partes, la escribanía siempre tiene un componente positivo. El escribano no representa a una parte en conflicto, sino que da fe pública de la legalidad de los actos", resaltó emocionado a La Prensa el escribano Claudio Scarano durante el festejo de los 75 años de la fundación de la Escribanía Scarano que fundó Adolfo, su padre. El evento se desarrolló en el hotel NH City y estuvieron presentes destacadas figuras del sector inmobiliario, notarial y amigos.
Durante la fiesta, el escribano homenajeó a Florencio Aldrey Iglesias, director del La Prensa, por su vínculo con la escribanía, que surgió cuando Adolfo dirigía la oficina, y por la posterior amistad que los ha unido desde hace décadas.
“Con Florencio nos conocemos desde hace muchos años. Siempre se aprende algo nuevo en nuestras conversaciones”, resaltó el jurista.
Por otra parte, en pocos meses habrá otro gran festejo dado que Claudio celebrará sus 50 años de profesión, en un inicio junto a su padre y, hoy, junto a sus dos hijos, Nicolas y Andrés.
Sobre los desafíos que encara el sector, el también abogado señaló que “existen aspectos que podemos mejorar. Debemos enfocarnos en fortalecer el rol del escribano en la sociedad, destacando nuestra labor como asesores, más allá de la mera instrumentación de contratos. Es crucial que la sociedad comprenda y valore esta función esencial que desempeñamos”.
Consultado si consideraba fundamental que el escribano posea capacidad para explicar los procesos y conceptos a quienes acuden a su espacio laboral, dado que la mayoría de las personas no están familiarizadas con ellos, Scarano aseguró que es muy importante para crear un vínculo transparente con el cliente. Pero también fue en ese momento que brindó un detalle que pocos conocen de su vida: durante su juventud, entre tantas disciplinas a las que se dedicó, también figura la docencia en la escuela primaria, puntualmente fue maestro de sexto y séptimo grado.
La experiencia docente no fue la única ya que su vocación por compartir toda la experiencia lo llevó, años más tarde, a ser uno de los fundadores del Instituto de Capacitación Inmobiliaria en la Ciudad de Buenos Aires.
“La Cámara Inmobiliaria, en su momento, creó para capacitar a los martilleros un instituto y yo fui uno de los primeros docentes. La docencia siempre me gustó”, explicó el destacado escribano.
El notariado ha experimentado una profunda transformación en las últimas décadas. La digitalización y los cambios sociales, acelerados por la pandemia, han modificado radicalmente las funciones y el trabajo diario. “Cambiaron muchas cosas, muchísimas cosas. Todo se ha hecho más sencillo. Hay que recordar que cuando yo empecé todavía había una costumbre de hacer las escrituras a mano. Después pasamos a la máquina Olivetti, al papel carbónico, a la fotocopiadora, la procesadora de palabras y a las computadoras”, detalló el jurista.
A pocos metros de su padre, su hijo Nicolas observa los detalles del evento. “Es un legado familiar que me llena de orgullo. Ya somos la tercera generación al frente de esta escribanía, fundada por mi abuelo hace tantos años”, resaltó a La Prensa Nicolas Scarano.
Luego agregó: “Comencé a trabajar en la oficina en el 2004, ¡hace ya 20 años! Siento una gran responsabilidad al continuar con esta tradición familiar y brindar un servicio confiable y de calidad a nuestros clientes".
A lo largo de estas décadas, “la Escribanía Scarano se ha forjado una reputación basada en la confianza, el profesionalismo y la vocación de servicio, valores que han guiado cada paso de esta institución”, explican los Scarano.
Adolfo, su fundador, además de su labor en la escribanía, se dedicó al servicio en instituciones como el Colegio de Escribanos, el Automóvil Club Argentino y Rotary. Su hijo, Claudio, continuó su labor, combinando la atención de la escribanía con su trabajo en la Cámara Inmobiliaria Argentina, instituciones bancarias como el Banco Central y el Banco Provincia, y la docencia.
Contó con el apoyo de las escribanas Silvina Alemany y Gabriela Romero, quienes, formadas bajo la tutela de Adolfo, brindaron su experiencia y conocimientos a los clientes.
Ya en este siglo, Nicolás Scarano, hijo de Claudio, asumió la titularidad del Registro 148 y la dirección de la escribanía. Nicolás, manteniendo la tradición familiar, fortaleció los vínculos con el Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (CUCICBA) y amplió la cartera de clientes, incorporando empresas constructoras, arquitectos y profesionales de la construcción. Su hermano Andrés, administrador de empresas y desarrollador inmobiliario, también contribuyó al crecimiento de la empresa. Además, su hermana Johanna, abogada formó parte del equipo hasta que decidió radicarse en Bruselas, Bélgica.
Recientemente, se incorporó la escribana Victoria Zorita, quien comparte los principios que han guiado a la escribanía a lo largo de su historia.
“Hoy, la Escribanía Scarano mira hacia el futuro con la misma pasión y dedicación que la ha caracterizado desde sus inicios. Con la convicción de que los próximos 75 años estarán marcados por la misma excelencia y compromiso que han definido su historia”, destacan sus responsables.